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°•Mateo•°

—¿Que querés Priscila?—conteste apenas le atendí la llamada.

Me había estado llamando todo el día y ya me canso.

—Hola Mateo. Si, estoy bien, ¿y vos?—hablo sarcásticamente.

—No jodas, dale, ¿que querés?, me voy a poner a averiguar cómo bloquearte para que no me llames más, enserio te lo digo.

—No hace falta no te voy a llamar más. Sólo quiero hablar con vos una última vez, quiero darte mis explicaciones, ¿estás solo?

—Con mi viejo.... ¿por qué?

—Para ir a tu casa.... a hablar.

—No quiero tus explicaciones Priscila, todo eso es pasado para mí.

—Bueno pero quiero dartelas igual. Hacelo por la amistad que alguna vez tuvimos. Te juro que te dejo tranquilo después de hablar.

—Esta bien, venís, hablas, te vas, no me llamas y no me buscas nunca más, ¿está?

—Dale, hay voy.—corte.

En unos minutos sentí como tocaban la puesta y bajé las escaleras rápidamente.

—Es para mí.—le avisé a mi viejo que estaba a punto de levantarse a atender.

—¿Luly?—pregunto sentándose de vuelta.

—No, Priscila—su cara cambió totalmente—Si, esa Priscila.

—¿Que hace acá?—pregunto con bronca. Mi viejo sabe más que nadie lo mucho que sufrí por ella.

—Volvio, y quiere hablar.

—Hijo...

—Quedate tranquilo pa.—le sonreí para tranquilizarlo y el asintió.

—Voy arriba.

—No hace falta, quédate aca, seguí tomando mates, nosotros vamos arriba.—el asintió y yo camine hacia la puerta para abrirle.

La abrí y me hice a un costado para que pase.

—El no quiere hablar con vos, así que no lo saludes.—dije secamente refiriéndome a mi papá y ella asintió.

Le hice una seña de que pasara arriba y eso hizo. Subió ella y por atrás yo.

Entro a mi pieza y cerré la puerta.

—Esta rre distinto, cambiaste todo de lugar...—dijo mirando toda mi pieza.

—Si bueno, ¿que querés hablar?

—Dale Mateo, no seas tan así.—se quejo.

—¿Me estas jodiendo?—pregunte indignado—Despúes de todo lo que me hiciste te venis a quejar de mi actitud, ¿enserio?

—Bueno, tenés razón. Es que no estoy acostumbrada a que me trates así bebe—se sentó en mi cama y me sonrió—¿Ya te dije que estás más lindo?

—Basta Priscila, anda al grano, o andate a tu casa.—la apure de mala gana.

—Bueno che, está bien—hizo una mueca—Te vengo a dar mis explicaciones...

—Las cuáles no me interesan, pero bueno.—me cruze de brazos y ella rodo los ojos.

—Primero que nada, perdón, por todo lo que te hice, se que te lastime un montón. Pero espero que no tengas dudas de lo mucho que te ame y te amo—rei amargamente—Enserio Mateo.

—Si me hubieses amado como decís, no me habrías echo todo lo que me hiciste.—solté con bronca.

—Soy una pelotuda y me arrepiento tanto, perdí a una persona hermosa por mis mambos. Me fui porque sabía que acá te estaba haciendo un daño a vos, y me creas o no, te amaba, a mi manera, pero te amaba.

Garche Fijo ; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora