68

22.6K 1K 740
                                    

°•Luciana•°

—Luly, ¿me estás prestando atención?

—Si.—respondí indiferente.

—A ver, ¿que dije?—preguntó mi mamá indignada.

Estamos desayunando, y no, sinceramente no la estaba escuchando. Tengo la cabeza en cualquier lado, menos acá.

—Nose, perdón estoy en cualquiera.—suspire.

—¿Que pasa?—pregunto mi mamá interesada.

—Anoche vino a mi balcón.—solté.

—¿Quién?—frunció el ceño.

—¿Quién es la única persona que se trepa por mi balcón como si no hubiera un mañana mami?—pregunte obvia.

—Mateo—asentí—¿Y?

—¿Que?

—¿Que paso? ¿Lo tiraste del balcón o que?—solté una risita con lo último.

—No mami, no le abrí.

—¿Entonces, te dijo algo?

Asentí.

—Me dijo que no se iba a rendir, y otras cosas más, las cuales no entendí un carajo, y eso me tiene así.—suspire con frustración.

Mire a mi mamá y fruncí el ceño, conocía esa cara.

—¿Que?—pregunte.

—¿Que?—respondió.

—Dale, conozco esa cara, ¿que me querés decir?—levante una ceja.

—Nada.

—Dale ma, te conozco.—me queje.

—No te va a gustar lo que te voy a decir—hizo una pausa—Pero, te voy a decir algo que yo aprendí en mi vida.  Y es que por más dura que sea, la situación o lo que sea, siempre tenes que escuchar la otra parte. Siempre tenes que ver la otra cara de la moneda. Obviamente nada va a justificar lo que te dijo, pero ese pibe tiene algo para decir, sino no insistiria tanto. Tenés que aprender a escuchar, y después tomas la decisión que vos creas que es la mejor. Le tendrías que dar la oportunidad de hablar, lo que tiene para decir puede ser bueno, o puede ser malo, pero tenés que escucharlo.

Me quedé callada, mirando a un punto fijo.

—Vos estás en todo tu derecho de hacer lo que quieras amor, si querés seguir así, seguí así, vos decidís. Pero en el fondo sabes que si querés escucharlo Luly, hace lo que sentís.

—Lo voy a pensar.—dije por fin.

Mi mamá asintió con una sonrisa a boca cerrada, y después me acaricio el pelo.

—Bueno, ¿me vas a seguir cebando mates o que?—rie.

—Obvio.—rei yo también, y volví a agarrar el mate.

(...)

—Ay, Sashaaaa.—grite.

—Perdón, perdón, fue sin querer.—rie.

Garche Fijo ; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora