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°•Luciana•°

—Me alegra que vuelvas perri.—dijo Sasha sonriente.

Estábamos afuera del colegio esperando por entrar.

—A mí me alegra estar de vuelta.... Me di cuenta, que soy muy exagerada, y un poco trágica también—rei—Bueno, me crié viendo novelas dramáticas, y pensaba que lo mejor era estar encerrada y deprimida, pero necesitaba este airecito posta.

—¿Te sentís mejor?—me miró atenta.

Hice una mueca.

—Mas o menos, espero no sentirme tan mal cuándo lo vea.

—Todo va a estar bien.—apoyó su cabeza en mi hombro, y yo apoye mi cabeza en la suya.

Amo a mi mejor amiga.

—¿Y Camilo?—pregunte.

—Le dije que venía con vos yo, y que fuera con Mateo. Creo que se durmieron porque ya tendrían que estar acá.

—Estoy segura de que Mateo es el que se durmió.—rei.

Cómo cuesta levantar a ese pibe para ir al colegio por Dios.

Sonó el timbre y entramos al colegio. Nos sentamos en nuestro lugar como siempre.

Por suerte no me atrase en nada porque Sasha me pasaba las cosas por WhatsApp. Así que en la mayoría de las materias estaba bien, Matemática es la única que se me complica.

Se abrió la puerta y entro Camilo. Por atrás Mateo, y como era de saber, me removió todo.

—Buen día.—saludo Cami y la profe asintió en modo de saludo.

—Buen día.—Mateo saludo de igual forma, y algo en su cara me llamo la atención.

Tiene el cachete morado.

Me di vuelta y mire a Valen levantando una ceja.

—Yo no fui.—levanto las manos con inocencia.

Rodé los ojos y mire hacia adelante nuevamente.

Algo me decía que si fue el.

Mateo paso por mi lado con su mirada puesta en mi. Yo mire hacia el otro lado evitandolo, dolía, pero así tenía que ser.

Sasha me miró con preocupación y yo le dediqué una sonrisa tranquilizadora. Fue mejor de lo que me esperaba.

(...)

Salimos al primer recreo, compramos unas facturas y una coquita, y nos paramos a un costado.

—Extrañaba comer facturas en el recreo.—dije dándole una mordida.

—No me cansaría nunca de comer facturas.—acoto Sasha.

—Yo no me cansaría nunca de comer directamente.—reimos.

—Hola Luly, Hola Sasha.—aparecio Uriel en nuestro campo de visión.

Con el estos últimos meses habíamos podido formar una amistad linda, me cae muy bien.

—Hola—sonrei—¿Cómo estás?

—Bien—me devolvió la sonrisa—¿Y vos? Estuviste faltando, Sasha me dijo que estabas enferma, ¿te sentís mejor?

Mire a Sasha y ella me sonrió atorada con la factura.

—Si ya me siento mejor—lo mire—Gracias por preguntar.—sonrei.

—No es nada.—sonrio el también.

—Luly, ¿podemos hablar?—los nervios me invadieron al escuchar su voz.

Cómo si no lo hubiera escuchado por meses, siendo que lo escuché hace una semana, y recordar lo último que dijo era horrible.

Lo mire, y ambos nos quedamos así, mirándonos sin decir nada.

La tensión se podía sentir.

—Me voy.... a buscar a Camilo.—dijo Sasha y se fue rápidamente.

—Yo.... me están llamando, nos vemos.—dijo Uriel y también se fue.

El se quedó ahí mirándome.

Yo mire hacia otro lado, mientras tomaba un sorbo de coca por el sorbete.

No podía ser que me diera lastima, el no tuvo lastima por mi.

—¿Podemos hablar?—preguntó acercándose un poco más.

Lo mire.

—¿Que te paso ahí?—pregunte indiferente.

Estaba segura de que fue Valen.

El frunció el ceño y se tocó la mejilla.

—Me caí.—respondió.

Nisiquiera tendría que estar escuchándolo, nisiquiera tendría que haberlo hablando. Nose si era pelotuda de más, o muy buena persona, o ambas.

—Luly....—musito.

—No quiero hablar con vos Mateo.—respondí fríamente.

—Necesito....

Lo interrumpí.

—Ya me dijiste todo lo que tenías que decirme, no te quiero escuchar más.—empece a caminar hacia cualquier parte del colegio.

Sentí sus pasos atrás de mi.

—Por favor.—pidio.

No caigas. No caigas.

—Mateo déjame tranquila—me frene y lo mire—No quiero que me hables, ni que me busques más, te deseo lo mejor en tu vida y tu carrera, y no te quiero odiar, pero no te quiero escuchar más. Si me seguís molestando voy a hablar con la directora, y te juro que lo hago.

Hasta a mi misma me dolía ser así con el, pero el fue de la misma forma conmigo, no pensó en lo que me podía provocar.

Nos miramos por unos segundos, y juro que si seguía mirándome así iba a caer como una pelotuda. Pero tenía que ser fuerte, asi qué me di la vuelta y me fui.

Por mucho que duela, y cueste, me tenía que alejar de el.

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

Les vengo a contar que falta poquito para el final!

Garche Fijo ; TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora