°•Luciana•°
—Estas loca si pensas que nos vamos a quedar las dos acá llorando como unas taradas.—dijo Sasha limpiandome las lágrimas.
Habíamos estado un ratito abrazadas y ella al verme llorar mariconeo también.
—No—me pare para agarrar una servilleta y me limpie los mocos—Sacame de acá porfa, no dejes que me deprima.
Posta no quiero estar sin hacer nada, y mucho menos acá encerrada. Se que si me quedo acá, pensando, lo único que voy a hacer es llorar.
Digamos que estoy en el proceso de negación. Ahora no quiero deshidratarme llorando. Pero se que en algún momento lo voy a hacer, más viviendo a unas casas de el, y teniéndole que ver la cara todos los días.
—Salgamos—suguirio Sasha—¿Vamos a un boliche?
—Bueno...
—¿Segura? mira que si vos querés nos quedamos acá, nos pedimos un kilo de helado y lo bajoneamos juntas.
—No, posta no quiero llorar más, salgamos.—dije asintiendo y una vez más secando las lágrimas que salían involuntariamente.
—Ay Luly—se paro y me abrazo—Todo va a estar bien, te lo prometo, vos vas a estar bien mi perra. Te amo muchísimo ¿sabes?—me sobo la espalda tiernamente.
—Yo también, gracias por estar siempre.—solloze en su hombro.
Permanecimos así por unos segundos hasta que yo estuve un poco más calmada.
—Le tengo que preguntar a mi mamá.—avise sacando mi celular.
—Dale, dale.
—Voy arriba, de paso me lavo la cara.—avise, ella asintió y subí las escaleras.
Entre al baño y me mire en el espejo. Tengo los ojos chinitos y la nariz roja, típico de mi cuando lloro.
Me lave la cara y me sone la nariz nuevamente.
Me saque y me volví a mirar en el espejo. Me siento horrible, en este momento tengo el autoestima por el suelo.
Una de las cosas que odio de mi. Me bajoneo por algo y a ese algo se le suman mil cosas más.
Salí del baño, entre a mi pieza y me senté en mi cama.
Desbloqueé mi celular para llamar a mi mamá.
Pero entre a WhatsApp y me encontré con varios mensajes de Mateo. Preguntándome si podía venir a verme, que me necesitaba. Negué con la cabeza llena de bronca, ¿cómo puede ser tan sínico?
La clave el visto y fui directo a lo que venía; llamar a mi mamá.
Después de tres tonos atendió.
—Hola hija, ¿paso algo?—pregunto con algo de preocupación, ya que yo soy más de mandarle mensajes si necesito algo.
—Hola ma, no no, está todo bien... te quiero preguntar algo.
—¿Estuviste llorando?—para mi mala suerte me conoce tan bien.
—No, creo que me resfríe—dije haciendo un sonido con la nariz—Escucha ma, con Sasha a último momento nos dieron ganas de salir, no tenemos ganas de estar encerradas acá, así que queremos ir a un boliche, ¿me dejas?
No quise decirle que estuve llorando, y menos el por qué. La conozco y es capaz de venirse de su trabajo solo para verme y para matar a Mateo de paso.
—Si mi amor, salgan a disfrutar, pero acordate...
la interrumpo—Si, te mando mensajes a cada rato y te aviso cuando llegué a casa.—rode los ojos porque ya me se sus condiciones de memoria.