Ahorita no, joven » Omegaverse YM.

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YoonGi rió divertido mientras veía a Jimin dar vueltas en la cama como un niño chiquito. El omega parecía estar peleando en vez de durmiendo, lo que le daba seguridad al alfa de que estaba dormido eran sus ojos cerrados.

— Jimin. — Llamó cariñosamente mientras se sentaba en el borde la cama. — Jiminnie. — Volvió a llamar esperando a que el omega le escuchara, pasados diez minutos en lo que vio que Jimin se calmó, simplemente se levantó de la cama, no sin antes cubrir con una manta a su omega y dejar una pequeña cajita visible para este.

Cuando salió de la habitación casi chocó con su hermano mayor, el omega tenía mejor semblante que los otros días pero YoonGi igualmente sabía que él no estaba completamente bien.

— ¿Jaime está durmiendo? — YoonGi asintió mientras cerraba la puerta detrás de él. — Supongo que esperaré a que despierte. — Musitó tranquilamente mientras se regresaba. YoonGi frunció el ceño.

— ¿Qué querías con Jimin que no lo puedes hablar conmigo? — Cuestionó curioso.

— Cosas de omegas malvados, he decidido que quiero unirme a su religión. — YoonGi negó mientras veía a su hermano.

— Eres sensato Baek, no puedes ser como mamá. — Pidió.

— ¿Estás diciendo que mamá y Jaime están dementes? ¡Debí grabar esto! — Se lamentó el omega mientras reprochaba. YoonGi rió negando mientras abrazaba por los hombros a su hermano y ambos bajaban las escaleras.

— Estoy diciendo que nadie merece que cambies tu forma de ser, ni siquiera ese alfa tonto. — Susurró YoonGi. Baek asintió.

— No estoy cambiando por él, es solo que se ve divertido la forma de ser de mamá y la bolita que duerme en tu cuarto. — Sonrió. — Viven la vida con adrenalina mientras yo estoy todo apagadito. — Se quejó. YoonGi rió.

— No estás apagadito, solo no has brillado lo suficiente. — Sonrió el menor cuando vio la cara abochornada de su hermano. — ¿Sabes que te quiero mucho? — Preguntó viéndolo fijamente.

— Me amas. — Aseguró el omega. — Somos nosotros dos siempre. — Mencionó seguro de sus palabras. YoonGi asintió recordando los tiempos en donde ambos eran pequeños y tenían esa especie de juramente de lealtad.

— Siempre los dos, por eso necesito que me acompañes a un lugar. — Baek frunció el ceño. — Necesito tu ayuda y si llevo a mamá armará un escándalo.

...

Sora se levantó de la cama abruptamente y aquello asustó a YoonDae quien, de forma más lenta, se acomodó junto a su esposa para verla preocupado.

— ¿Pasa algo mujer? — Preguntó mientras veía el ceño fruncido de su pareja.

— Mi sexto sentido me dice que mis hijos están planeando algo. — Susurró viendo a su esposo. YoonDae cerró los ojos mientras pedía al cielo un día de paz.