Ahorita no, joven » Omegaverse YM.

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— ¿A dónde vas que te ves más bonito de lo normal? — Preguntó Jisung curioso mientras veía a su hijo menor moverse de un lado a otro en lo que era su antigua habitación. Jimin sonrió tontamente.

— Tengo una cita con mi alfa. — Sonrió feliz. — Entonces quiero verme más bonito de lo normal para seguir teniéndolo en la palma de mi mano. — Movió las cejas animadamente. Jisung rió ante las ocurrencias del menor. — ¿Dónde está Chan-hyung?

— Está en la casa de su omega. — Jimin asintió recordando vagamente la chica castaña con la cual su hermano estaba saliendo. — Sé que aún estás molesto con él por lo que sucedió con tu cuñado, pero eso era algo que escapaba de las manos de él.

— Si es su destinada no me quejaré. — Mencionó encogiéndose de hombros. — Solo creo que no debió ilusionar a Baek-hyung para luego salir con un chorro de babas. — Gruñó toscamente. — Yoonie todavía no lo quiere ver y no puedo casarme sin el tarado de mi hermano. — Se quejó.

— ¿Vas a casarte? — Jimin asintió.

— Algún día cuando mi alfa sea un poco más inteligente brillará un bonito anillo en esta mano. — Aseguró Jimin mientras veía a su papá y alzaba la mano en donde debería estar un anillo. — Solo espero que cuando me lo pida no esté redondo como un planeta porque si no le pediré el divorcio antes de empezar. — El alfa rió acercándose al menor.

— Redondo como un planeta, igual serás el omega más bonito que la diosa luna pudo darme como hijo. — Aseguró el alfa. — Te ayudaré a buscar una ropa bonita para que dejes babeando a Min. — Jimin sonrió contento mientras le explicaba a su padre sobre el lugar a donde iría con su alfa.

...

JungKook no comprendía que le pasaba a TaeHyung. Quizás una pequeña parte de él dudaba del caprichoso omega, pero otra... Otra se encontraba curiosa y preocupada por el castaño que no hacía más que quejarse por todo, comer y dormir.

— Ya deja de verme así. — Se quejó el mayor de ambos. — Estoy bien, solo es estrés post-culminación de semestre. — Aseguró adueñándose de la almohada del pelinegro y hundiendo su cabeza en esta para poder embriagarse del bonito olor de su pareja.

— Hueles muy dulce. — Mencionó JungKook tomando asiento al lado de su omega, el olor a moras y frambuesas tenía a su lobo en una especie de nube flotante de felicidad. Tae asintió.

— Fui a la cafetería y comí muchos pastelitos con Jimin y Jin-hyung. — Comentó el mayor. — Ahora siento que comí demasiado. — Gruñó. — ¿Pero sabes qué? — JungKook asintió atento cuando la mirada de su omega reposo en él. — Tengo hambre. ¿No hay pancito dulce?

— Pero acabas de comer. — Le recordó JungKook. Tae puchereó.

— ¿Crees que me voy a poner gordo? — Cuestionó con voz baja, JungKook negó apresuradamente ante el semblante triste de su omega. — Entonces busca el maldito pancito para tu hyung. — Gruñó cubriendo su cara con la almohada. El alfa parpadeó perplejo mientras se levantaba de la cama y corría a la cocina del apartamento que ambos compartían desde hace algún tiempo.