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JiMin estaba aburrido.

Durante esos nueve meses de embarazo, sentía que los últimos habían sido los más aburridos de su vida. Ya no había acción, no podía salir sin que le dolieran los pies, no podía dormir en su posición favorita porque sentía que aplastaría al frijolito y adiós bebé, tenía antojos que se convertían en cosas que terminaba odiando a la primera oportunidad.

Quería salir como antes y patear traseros de omegas y alfas, hacer maldades junto a TaeHyung -aunque claramente fueran más sus propias maldades que las de TaeHyung-Quería fastidiar a JungKook, ¡Incluso quería bromear con los dos mejores amigos de YoonGi aunque estos parecieran tenerle miedo!

— Mi vida apesta. — Bufó con un pronunciado puchero en su rostro. La omega que se encontraba a pocos pasos de distancia de él se rió.

— Te escuché cachorro. — Sora le observó fingiendo molestia. — Tu vida no apesta porque tienes a mi hijo en ella, así que retráctate.

— Yoonie solo vive trabajando. — Se quejó el rubio cansado. — Quiero mimos.

— No puedes. — Negó la mujer. — Frijolito nacerá dentro de poco así que no quiero perderme ningún momento de eso. — Afirmó la mujer con un aura poderosa rodeándola. JiMin refunfuñó.

— ¿No debería estar solucionando el caso del tipo loco que quería matar a mi Yoonie?

— Ya lo solucioné, estará preso por un buen rato y mi cachorrito bebé está protegido por los guardaespaldas que muy obligatoriamente tuve que ponerle. — Sonrió divertida. JiMin rodó los ojos.

— ¡Hasta esos tipos pasan más tiempo con Yoonie que yo! — Refunfuñó el omega. Sora rió.

— Todo son alfas, pierde cuidado. — Explicó la mujer encogiéndose de hombros. JiMin negó.

— Existen los deltas, suegrita. — Le recordó. — ¿Y si me roban a mi Yoonie? — Cuestionó alarmado. La mujer empezó a negar explicando todos los claros motivos por los cuales eso no era posible pero al final, terminó siendo ella la convencida por una malvada bolita rellena.

...

YoonGi frunció el ceño cuando recibió el mensaje de su mamá en donde decía claramente que no podía, por nada del mundo, aceptar alguna propuesta indecente del grupo de alfas que le cuidaban. Rodando los ojos pensó en JiMin, sabiendo perfectamente que su muy adorable omega tenía algo que ver con aquello.

Era increíble como pasaba el tiempo, un día veía a JiMin como un angelito caído del cielo y ahora que sabía lo que era capaz de hacer, igual lo seguía viendo como un angelito. La belleza de su omega era algo completamente fuera de este mundo, algo tan etéreo y perfecto a su manera que lo hacía sentirse tan malditamente afortunado de poder haber tenido la dicha de coincidir con él y que el destino mismo fuera el que se encargara de enlazarlo a quién sabía, sería el amor de su vida durante todo lo que le quedara de vida.

— Cuando tienes esa mirada, sé reconocer que se trata de tu omega, ¿no? — Cuestionó su jefe. YoonGi rió mientras dejaba el teclado de su computadora y veía al alfa. — Un grupo de principiantes aceptó una de tus canciones, la estrenaran dentro de dos meses y quieren trabajar contigo en los acordes y la música.

La noticia le sorprendió tanto como le alegró.

— ¿E-Es en serio? — El mayor rió.

— Es muy en serio hijo, podrás empezar a trabajar con ellos dentro de unas semanas, primeramente tendrán que practicar ellos. — Anunció. — Y ganarás una cuantiosa comisión según vaya teniendo éxito la canción.

— ¡Muchísimas gracias por creer en mi! — Exclamó el pálido eufórico por aquella noticia. El contrario sonrió.

— Gracias a ti por decidir trabajar aquí.

...

TaeHyung resopló mientras veía a JiMin acostado en la cama. Pensó que ir a visitar a su amigo lo haría sentirse más emocionado, pero realmente aquello lo estaba aburriendo más en lugar de hacerlo sentir vivo.

— ¿Qué te pasó? Perdiste tu esencia. — Mencionó desanimado el menor. JiMin puchereó.

— Te dije que frijolito drenó toda la maldad de mi bello cuerpo. — Insistió el omega. Sora quién llegó justo a tiempo para escuchar lo dicho por el omega de su hijo, no pudo evitar rodar los ojos.

Ese niño realmente no aprendía.

— Te estoy diciendo que es normal. — Bufó la mujer mientras dejaba un vaso de jugo de naranja frente a TaeHyung y uno de fresas para JiMin. — Dentro de poco volverás a ser muy normalito. — Aseguró.

— El jugo le quedó bueno, suegra. — Sonrió JiMin mientras llevaba las manos hacia su pronunciado vientre. — Realmente bueno, a frijolito le gusta bastante. — Admitió animado. Sora rió mientras veía a TaeHyung.

— Este también está bueno, es usted muy buena. — La mujer asintió.

— Tengo un alfa que parece bebé y dos hijos, tengo experiencia de sobra. — Admitió orgullosa. — Así que... Tu recién llegas de un viaje junto tu alfa. — TaeHyung asintió.

— Un año más de pareja en Jeju. — Sonrió feliz. — Al final no quería regresarme, pero tengo que conocer al frijolito de primero. — Admitió.

— Somos dos. — Secundó la mujer. Ambos omegas se enfrascaron en una cómoda conversación mientras ignoraban las caras raras que hacía JiMin.

De repente todo dolía demasiado y frijolito estaba empeñado en hacerse sentir.

— Mamá Min. — Llamó. La mujer le ignoró mientras sacaba su teléfono para mostrarle unas fotos de ella cuando era joven junto a su alfa. Jeju también era el escenario. — ¡Tengo un problema! — Gritó sobresaltando a ambos omegas que rápidamente fijaron su mirada en él. — F-Frijolito.

— ¿Qué pasa? — Cuestionó TaeHyung preocupado. Sora salió corriendo de la habitación. Para cuando TaeHyung iba a preguntar que había pasado, la mujer apareció con un bolso gigante colgando de ella mientras veía a JiMin.

— ¡Al fin llegó mi mini-Yoonie! — Exclamó. Y entre risas histericas, gritos y amenazas de muerte, TaeHyung comprendió que el lado malvado de JiMin no había desaparecido en ningún sentido de la palabra.

...

¡Se nos viene el frijolito!

¿Cómo creen que será eso? jaja.

Muchas gracias por leer y por la espera.

Les quiere, Marina.

Ahorita no, joven » Omegaverse YM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora