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Jimin frunció el ceño ante el olor conocido que sintió repentinamente cerca de él. Olía a lavanda, muy similar al olor de su madre, pero bañado con un fuerte olor a madera, característico de un alfa. 

— Buenos días. — Una mujer enfundada en una bata blanca entró en su habitación. Jimin se tensó al reconocer aquellos rasgos que se parecían en demasía a él. — ¿Paciente Park Ji...? — La mujer enmudeció al ver al omega frente a él. — ¿Hijo? 

— Hola mamá. — Saludó de forma seca. — Vaya, nunca pensé verte, mucho menos en esta situación. — El tono distante del menor hizo a la mujer sentirse incómoda. Su cachorro ni siquiera era capaz de sostenerle la mirada.

— ¿Estás esperando un bebé?  — La omega susurró asombrada mientras se acercaba más al rubio y sentía el claro olor de su hijo ligado al de leche y otro más fuerte. Uno de un alfa. — ¡Pero si eres demasiado joven! — Exclamó horrorizada. Jimin rió sin gracia.

— Bueno, sucedió. ¿Qué más quiere que le diga? — Preguntó sin ningún tipo de emoción en su tono de voz. — Te has perdido muchas cosas de la vida de tus hijos, SooMin. — Sonrió con falsa dulzura. — Channie es un abogado muy bueno, yo estoy enlazado con mi alfa y voy a tener un bebé. ¿Suficiente información para ti? — Cuestionó, la omega boqueó. — Ya lo sabes ahora, puedes irte, saludos para JiHyo. 

— ¿Por qué me hablas de esta forma? — Preguntó dolida.

— ¿De cual forma? — El omega pestañeó con confusión.

— Tan distante, siempre que hablamos por teléfono te oyes más animado de hablarme. 

— Es por teléfono mamá, no me ves cuando hablas conmigo. — Rió. — ¿Desde cuando no nos vemos? — Puchereó pensativo. — Desde mis cinco años. — Le recordó. — Ahora no vengas a pedir algo que no te has ganado, tú te fuiste y me dejaste.

— Mi alfa apareció, tenía que ir con él.

— Claro, porque era más importante que tus dos hijos. — Mencionó de forma distante. — ¿Dónde está la otra doctora?  Tampoco es que me caiga muy bien pero es mejor que tú, por lo menos con ella no tengo que fingir que me cae bien. 

— No me hables así. — La omega levantó la voz pero Jimin no se contuvo. Nunca lo haría, si esta era su oportunidad para decirle las cosas que tenía guardadas, lo aprovecharía al máximo. 

Después de todo, estaba seguro que no la volvería a ver más.

— Mamá... ¿puedo decirte mamá? — Preguntó sin emoción. — Nunca estuviste para mi, pero a pesar de todo, una muy pequeña parte de mi te quiere. — Sonrió. — Pero ahora, solo estoy viendo a la mujer que se fue sin importarle que dejó a un niño pequeño que necesitaba de ella, un omega que creció bajó el cuidado de dos alfas que no lo comprendían, ¿En algún momento tuviste algún remordimiento? — La mujer intentó hablar pero Jimin la interrumpió. — Supongo que no, luego tuviste a JiHyo, una omega mujer como tú, alguien a quien mimar y enseñarle todo lo que la vida como omega le traería. 

Ahorita no, joven » Omegaverse YM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora