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Jimin observó aburrido la puerta del apartamento, habían pasado quince largos minutos desde la hora de salida de su alfa y desde el último mensaje que este le había escrito

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Jimin observó aburrido la puerta del apartamento, habían pasado quince largos minutos desde la hora de salida de su alfa y desde el último mensaje que este le había escrito. El vivir solo les había sentado de maravilla en algunos aspectos.

El principal, podía demandar cariñitos sin tener que preocuparse porque otros les escuchen, podía andar vestido de forma más cómoda y tenía la facilidad de tener las cosas ordenadas con más precisión.

Pero a la hora de YoonGi irse a trabajar, Jimin no podía ignorar el hecho de que odiaba sentirse solo y estar sin nadie con quien hablar. Extrañaba a su mamá Min, a su cuñadito y sus dilemas sobre todos los alfas perdedores que están detrás de él, incluso extrañaba a su suegro qué, curiosamente, cada vez que le miraba parecía que estaba orando.

— Extraño hasta al tonto de mi hermano. — Mencionó en un corto suspiro mientras colocaba sus manos en su abultado vientre de seis meses. — Frijolito, esta vida solitaria no es para mí. — Puchereó. — Y el tonto de tu papá seguro fue por cigarros y no regresará más. — Susurró apretando sus abultados labios en forma de mohín.

Estuvo a punto de hablar nuevamente cuando la puerta del apartamento se abrió y la conocida fragancia de su alfa inundó el lugar. El puchero en el rostro del omega desapareció casi de inmediato mientras veía con emoción al pálido y las bolsas de comida que llevaba en manos.

— ¿Por qué hueles a tristeza? — Inquirió YoonGi un tanto preocupado. El omega sintió su rostro arder. Cuando su alfa demostraba preocupación hacia él, Jimin juraba que podía saltar de la felicidad. O llorar, como lo estaba haciendo en ese preciso momento. — ¿Bebé? — Preguntó confundido YoonGi mientras se acercaba al cuerpo lloroso de su omega. Jimin se abrazó con fuerza al cuerpo delgado mientras le veía.

— Solo te extrañaba, pero de repente me dio ganas de llorar como bebé, ¡es culpa del frijolito! — Exclamó con seguridad. — ¡Me convirtió en una bolita de sentimientos! — YoonGi rió divertido mientras acariciaba el cabello rubio del omega. Jimin frunció el ceño mientras negaba. — ¡¿Por qué te burlas de mí?!

— No me estoy burlando. — Rebatió YoonGi contrariado. Jimin puchereó mientras negaba.

— ¡Te reíste de mí hace tan solo segundos! — Gritó. — ¡Eres cruel! — Exclamó. YoonGi negó mientras hacía lo que mejor sabía hacer para distraer a su omega.

Besarlo.

Y aunque Jimin resistió, tampoco lo hizo por mucho tiempo. El omega se aferró con más fuerza al cuerpo del alfa mientras se concentraba en seguirle el ritmo al pálido y se derretía ante las leves caricias que el mayor iba dejando poco a poco sobre su vientre.

— Te amo. — Susurró entre los labios del omega. Jimin sonrió acariciando tiernamente la nariz del mayor con la suya en un tierno beso esquimal.

— También te amo, Yoon. — Suspiró. — Mucho, mucho, muuuuuuuuuucho. — Susurró antes de volver a sentir sus ojos aguados. YoonGi negó depositando un beso en la frente del menor mientras se levantaba del sofá y le extendía la mano al rubio.

Ahorita no, joven » Omegaverse YM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora