S I E T E

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   Solté mi bolígrafo cuando lo vi parado en la entrada del aula de clases.

   Desde hace una semana no lo veía, y no tenía curiosidad por saber cómo estaba. John me había comentado lo que Harry había hecho, y él se encargó de cumplir a la perfección con su pedido.

   Finalmente, recibía un trago de su propia medicina pero también sabía que despues, yo iba a sufrir las consecuencias.

    Sean, usando ropa negra caminó hacia mí con lentitud, no cojeaba, no parecía sumirse en dolor, lo que me dio a entender que sus heridas estaban sanado.

    Sabía lo que iba a pasar, sabía lo que iba a hacer.

    Noté en su rostro los moretones, los puntos que tuvieron que tomar en su cabeza, su labio partido, el puente de su nariz quebrado. Me tensé y lo miré entrar en el aula.

   Me levanté del pupitre con lentitud.

   — ¡John! —Grité deseperada—. ¿¡John!?

   Tan pronto como me levanté, me tomó con fuerza de un brazo y me sentó en el pupitre de nuevo. Grité en busca de ayuda aunque sabía que nadie iba a ayudarme.

    Solo John podía meterse en medio de esta pelea.

    — ¿Crees que no sé lo que haces? ¿Crees que haciendo el papel de víctima con Styles todo acabará, Skylar?

  La voz de Sean rugió y estampó la mano contra el pupitre de la universidad.

  La conversación que tuve con Harry regresó a mi mente y reuní el valor que necesitaba.  Debía acabar con este círculo vicioso rápido, y la mejor forma de hacerlo, era enfrentando mis propios demonios.

   —Si lo tengo comiendo de mi mano, muy fácil haré que te maten, —escupí.

    A pesar de que mi tono se notaba duro al final de mi oración la voz se me quebró y la furia de Sean fue descargada en mí. Su mano fue a mi cuello con fuerza haciéndome a hacia atrás.

    Impactada por su agarre, llevé mis manos a su muñeca apretandolo, rasguñando su piel para defenderme.

   Su rostro se acercó al mío, rojo de la furia. Tan rápido como sentía coraje por enfrentarlo, sentí que era una imbécil, un trapito que manipulaban a su gusto; mis ojos formaron lágrimas, más por el hecho de que no era capaz de decirle nada, que por la brutalidad de la situación.

    — ¡No te burles de mí! —Me gritó en el rostro, haciendo que pintas de saliva se estamparan en mi rostro y haciendo fuerza en mi cuello—. ¡No lo hagas porque no respondo, estúpida!

   — ¡Es la jodida verdad! —muerta del pánico apenas pude grita.

    Un sollozo se desprendió de mi garganta y cerré mis ojos con fuerza derramando lágrimas.

    — ¡Suéltame! —sollocé.

   Soltó una respiración y cuando me soltó, tomé el momento para sentarme derecha con mis manos en mi cuello, buscando aire con desespero.

    —Padrote está dando una fiesta por la paz y vamos a ir, —él dijo duramente.

  Con mi vista nublada y mis manos temblando tomé mis cuadernos, así lanzándolas dentro de mi bolso con apuro.

   Justo cuando estuve por emprender camino lejos de él, este me tomó con fuerza de un brazo regresandome a mi antiguo lugar. La magnitud de su jalón fue tan fuerte que solté las cosas que llevaba en mano.

   Sean me tomó de una mano con el mentón haciendo que me mantuviera firme, mirándolo a los ojos y sus dedos se clavaron en mi piel con fuerza.

Sky (ville) - HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora