C I N C U E N T A Y C I N C O

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Sonrisa...

Ropa negra...

Gorra...

Ojos claros...

Silla de ruedas...

¡Era él! ¡Sean King estaba aquí!

Intenté reaccionar pero no supe si estaba dormida o despierta, todo era borroso y cansado. Sin embargo, sentía calor, mucho calor, la almohada donde reposaba estaba mojada de mi propio sudor, estaba segura.

Sean, Sean estaba aquí... Intenté mover mis manos y mi boca conforme reaccionaba, quería gritarle a Harry que este lugar no era seguro, quería creer que era un sueño pero se sentía como uno. Sean, debo decirle a Harry... Me decía internamente con la intención de mantenerme despierta.

Moví mi mano derecha y con vista borrosa observé un entorno oscuro, techos bajos, conductos de aire acondicionado, el sonido del generador opacando las voces detrás; me vi acostada en una camilla, usando la misma ropa interior de hace horas, mi cuerpo lucía sucio como aquella fina ropa interior. Mis manos aún estaban manchadas de mi propia sangre.

Las heridas estaban limpias cubiertas por gasa y productos médicos pero el resto de mi cuerpo parecía haber sido restregado en el suelo... Qué asco. No sentía dolor cuando me intenté mover, al contrario, solo sentía sueño.

Había una vía intravenosa en mi brazo, un aparato a mi lado que parecía medir los latidos de mi corazón y además un paral que distribuía sangre por la vía a mi sistema.

—No puedo hacer eso, —reconocí la voz del doctor en cuanto la escuché a lo lejos—. Escucha, salvé a la chica y hasta ahí puede llegar mi ayuda pero ir más allá y registrar el hospital solo porque tienes la sospecha de que tu enemigo está aquí, es otra cosa.

—Esto no es negociación, —se escuchó la voz sombría de Harry—. Es una puta orden.

—No puedo hacer eso, —él se mantuvo firme.

—Esto no es juego, hombre, —Ryan dijo de pronto.

—Mientras más cooperes, todo tranquilo, —Jeremiah siguió—. Nosotros salimos de tu mapa en cuestión de horas, te lo aseguro.

—Es que no entienden, —el doctor siguió—. ¡No puedo hacer eso! Es meter mis manos de lleno en sus porquerías y aunque ya estoy metido hasta el cuello, lo que me piden, la considero una situación más arriesgada para mí.

—Bien, encontraremos la forma de resolverlo sin tu ayuda, —su hermosa voz ronca sonó de fondo, escuché el sonido de un yesquero automático ser activado.

Por el momento de silencio llevé mis ojos hacia los sonidos, del lado izquierdo de mi cuerpo. Estaban sentados entre lo que parecían ser cacharros, Harry estaba sentado en una silla de escritorio sin espaldar y Kyle con la cabeza gacha sentado en algún objeto cuadrado, alejados de ellos. Sin opinar. Sin emitir palabra.

Ryan estaba sentado en el suelo a su lado, Jeremiah tomaba su cinturón de pie junto al doctor y este último, estaba allí entre ellos, vistiendo su bata blanca.

—¿Hmm? —el doctor dijo confundido.

—¿De verdad? —Ryan susurró.

Harry fumó y asintió tranquilo—: No te preocupes, Bob. Lo resolveremos, puedes irte.

—Bueno...

Hubo silencio pesado por largos segundos, cerré los ojos por unos segundos cuando vi al Doctor caminar hacia lo que parecía la salida pero detuvo su camino en seco cuando Harry rompió el impetuoso silencio.

Sky (ville) - HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora