Sky (ville) - HS

T R E I N T A Y C U A T R O

Tomé los documentos que Franklin había conseguido, su tía trabajaba en el área de control de documentos así que, fue más rápido pedirle que me ayudara, que ir por mí misma y tardar una eternidad. Abrí la carpeta así revisando mi título de secundaria, hoja de calificaciones, identificación y otro par de documentos importantes; cerré la carpeta y suspiré después, mirándolo con nostalgia, sin saber con exactitud qué decirle.

-Eres ma mejor de la clase, ¿puedo saber por qué lo dejas a la mitad? Mi tía, se rehusó a entregarme los documentos, dice que es una lástima que te vayas de una universidad, asignó una cita para que hablaras con ella, -Franklin se apoyó de mi escritorio y me miró con ceño fruncido-. Estoy dispuesto a ayudarte, Sky, se trata... de ¿Dinero? ¿Problemas familiares?

Franklin era comprensivo, bueno escuchando, maduro, sabio y tan solo tenía veinticinco años. Me comprendía, yo lo comprendía a él; en otro universo, en donde Harry no comiera mis sentimientos, probablemente sería más que solo un amigo de cama, de hecho creía que era más que eso. Sonreí de lado, negando con la cabeza, mirándolo de reojo. Usaba ropa sencilla, un blue-jean y una camiseta negra; evité indagar acerca de su labio partido y su ojo morado.

No iba a preguntar en qué pelea de machos se había metido, honestamente, no quería saber. Tenía muchos más problemas qué lidiar, y el primero de ellos, era Harry y mis sentimientos descontrolados por él.

-Si tuviera la opción de quedarme, -murmuré ordenando mis cosas dentro de una caja-. Créeme que me quedaría, sin pensarlo, pero... No tengo opción, Fran.

Franklin elevó la ceja y relamió suavemente su labio inferior partido, ladeó su cabeza buscando mi mirada pero no la consiguió. No podía pensar otra cosa que en Harry, mis emociones entorno a él, mis deseos... Habían pasado dos semanas, las cuales han sido un verdadero infierno. No había dormido, no había comido, no habia parado de pensar en la posibilidad de sacrificar todo por él; pedirle a John que se fuera solo si quería.

Metía un par de cosas en mi caja cuando Franklin me detuvo, posando sus largas, fuertes y magulladas manos sobre las mías. Detuve mis movimientos en seco, elevando la mirada.

-Debo desalojar. Ya no trabajo aquí, -susurré rodando los ojos-. Tengo hasta el mediodía.

Franklin, con su hermoso rostro moreno y sus ojos avellana, me miró con obviedad. Tomó mis manos con firmeza y acaricio con sus dedos, como diciéndome con acciones que estaba de mi lado. Que me apoyaba.

-No sé qué esté pasando, ni que te haya hecho tomar ésta decisión, -él me miró, comprensivo-. Pero hagas lo que hagas, Skylar. Siempre apunta a lo que te haga verdaderamente feliz. ¿De acuerdo?

¿Qué es lo que me haría verdaderamente feliz?

No había que pensarlo mucho, sabía qué era.

Quién era podía hacerme feliz.

-Tienes mi contacto, en lo que pueda ayudarte, estoy aquí para ti, -él se acercó a mí y me abrazó con fuerza, acariciando mí espalda de arriba abajo-. Sabes que estoy aquí. Eres mi amiga y te apoyo.

Me sonrió con esos dientes perfectos y hermoso, mi ojos hicieron lágrimas y en cuestión de segundos me vi derramando gotas de agua involuntarias. Limpió un par por mí, antes de darse media vuelta e irse por ese largo blanco e iluminado pasillo, hacia el ascensor. Una vez en él, me miró con una sonrisa y saludó con la mano antes de que las puertas metálicas se cerraran; no me pude contener, de pronto rompí en llanto.

No quería irme de aquí. ¿Por qué tenía que huir? ¿Por qué tenía que dejar todo como en Skyville? Ya ni siquiera encontraba una buena razón para irme.