T R E I N T A Y S E I S

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Bajó del auto y colocó sobre el dorso de su mano, más cocaína. Estuvo a punto de llevarla a su nariz cuando alguien lo empujó desde su espalda fuerte y abrupta. Aquello, provocó que su cuerpo perdiera el equilibrio y se estampara contra el mismo auto del que había bajado; tan enojado como el barbudo que lo empujó, se dio vuelta, así empujando a Jeremiah de los hombros.

- ¡¿Qué mierda te pasa, maldita sea!? -Styles gritó, rabioso, en medio de la calle, en medio de ése mar de personas-. ¡Qué te pasa!

No debería, sabían que no deberían armar un escándalo allí pero con Harry drogado y Jeremiah con su orgullo herido, casi era imposible evitarlo. Jeremiah, con la mandíbula tensa lo volvió a empuja contra el auto y golpeó su pómulo con fuerza, Harry jadeó ladeando su cabeza; tomó compostura, lo empujó y con puño cerrado lo golpeó, sin decir nada. Jeremiah, regresó a él, colocó su musculoso brazo en su cuello y lo estampó contra el auto con fuerza, Harry lo maldijo intento separarlo.

- ¡Que no se te olvide que yo no trabajo para ti, imbécil! -Él gritó en su rostro con rabia-. ¡Yo trabajo contigo! ¡No me importa si tienes problemas con tu perra! ¡No me interesa lo que puedes sentir, idiota! ¡Sabes muy bien que no soy tu maldito empleado!

Harry tomó fuerza y lo empujó, escupiendo al suelo la sangre que su golpe había provocado. Se paró derecho y lo observó con ojos de diablo.

-Vete a la mierda, Jeremiah, -escupió.

Lo volvió a empujar y caminó hacia el edificio en donde yacía aquel restaurante, limpiando con sus dedos la sangre que había dejado su propio guardia en sus labios. Ni siquiera esperó a nadie, no quería nada de nadie.

Iba a hacerse cargo de la perra de Marissa, porque veía un brillante futuro con Skylar.

Su terrible pasado no iba a interponerse en su felicidad.

No más.

Entró en el elevador como un cliente más, pidió ser llevado al restaurante Monsieur. El botones lo escuchó fuerte y claro, por lo que, en tan solo minutos logró llegar a su destino; las puertas del elevador se abrieron, revelando el lindo restaurante de luces amarillas, ambiente elegante y decoración perfecta; el balcón gigante le permitió ver la noche en su máximo esplendor y como las personas dentro del lugar, lo disfrutaban.

Salió del ascensor, miró el hombre que tomaba las reservaciones.

- ¿Señor Styles? -el pelinegro dijo un poco temeroso-. ¿Está usted bien? ¿Puedo ayúdale en algo?

-Marissa Pier, -él solo dijo con rostro serio, sin vacilar, sin sonreír.

El hombre borró su sonrisa e intimidado, buscó el nombre de la chica.

Luego, hizo una seña para que lo siguiera. Lo siguió con cautela, observando a todos dentro del lugar, a cada mujer y hombre dentro del restaurante con detalle, quizá buscando a alguien de la mafia de Padrote y Kyle. No vio nada extraño.

-Oh, tienes que estar jodiendome, -la voz chillona de Marissa dijo, dejando caer su copa contra la mesa-. Tolero al imbécil de Ryan Styles. A ti... A ti no te tolero en lo absoluto y lo sabes, Styles.

- ¡Marissa! -Daya a su lado, la reprendió colocando su mano sobre la mano de su amiga sentada a su lado.

Las dos usaban ropa de color dorado, vestidos descotados, maquillajes elegantes, joyas de oro. Harry pidió un whisky puro y se sentó frente a las dos sin pedir permiso, las miró por unos largos segundos, luego, sacó de su bolsillo dos fajos de billetes, y las estampó en la mesa vacía. Lo único que yacían, eran los platos.

Sky (ville) - HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora