C U A R E N T A

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Tres días después, y un día más formaba una semana más.

Y él, era una fantasma, así como lo eran Daya, Marissa y Ryan.

Pasaba las noches en vela, los días eran una tortura, mi estómago rugía pero no podía comprar nada porque simplemente no tenía suficiente dinero. Las noches que me quedé en el hotel, fueron descontadas de tarjeta de crédito, me bañaba pero duraba el día entero esperando a que mi ropa interior se secase, pues no tenía más ropa, mi ropa la habían destruido. Kyle estaba cerca, y se estaba encargando de que no tuviera nada con qué defenderme; temía que en cualquier momento vinieran por mí a hacerme daño de cualquier manera.

Harry me salvó, no hay manera de que él, tuviera que ver con esto; suponía que le atentado con John y lo que pasó fue obra de Kyle; Harry solo había parecido en el momento justo. Seguía preguntándome de donde Harry sacaba la idea de que iba a dejarlo, me peguntaba donde podría encontrarlo, cómo contactarlo, no sabía qué hacer.

Me senté en la cama mirando en dirección a la puerta, en donde yacían los bolsos de John. Y lloré apretando la cama a cada lado de mi cuerpo, gimiendo entre llanto por su partida, recordando la trágica noche, temblaba, mi pecho se hundía en dolor y mis labios chocaban entre sí. Tenía tanto miedo y me sentía tan sola que no sabía qué hacer, ni cómo reaccionar.

De pronto, recordé que a John le había entregado algo de dinero que metió en uno de esos bolsos. Me quedé mirando las valijas y pensé en registrarlas... El solo hecho de pensarlo hizo que mi pecho se apretara; pero al final tuve que hacerlo.

Tuve un pequeño ataque cuando empecé a sentir su ropa, pero al final, en medio de todo el dolor y el llanto logré conseguir el par de dólares que él iba a llevarse. Dejé el dinero sobre la cama y me coloqué una de sus camisetas para quitarme ésa bata de baño que tanto odiaba. Luego, volví a curar mi herida en medio del silencio y tomando una nueva fuerza de voluntad, llamé a Marissa.

No me contestó. Daya tampoco.

Luego de tanto llorar, decidí que debía hacer algo al respecto. ¿Realmente llorar me iba a servir de algo? Todo lo que estaba pasando me tenía consternada, pero debía hacer algo.

No podía bajar sin ropa a recepción, así que, pedía que trajeran a alguien con quien pudiera hablar. Esperé detrás de la puerta, con ansias y un poco temerosa, un mozo llegó a mi rescate, tocando la puerta con gentileza; abrí la puerta con rapidez y observé al hombre, cabello marrón, tez morena y sonrisa brillante. Al ver mi aspecto, su sonrisa cayó.

-Señorita, ¿le pasa algo? -él dijo preocupada.

-Necesito que contacte a Marissa Pier lo más rápido que pueda, ¿cree que pueda hacerlo? Es urgente, necesito que se contacte conmigo lo antes posible, -le pedí saliendo de la habitación y cerrando está detrás de mí-. ¡Necesito hablar con ella ahora!

-Señorita, -él me dijo intentando calmarme-. Calma. Yo--

-No, no, no, necesito que me contacte con Marissa Pier, por favor. Es urgente, -empecé a sentir desesperación y de pronto, sentí que mis ojos empezaron a formar lágrimas-. ¿Cree que puede contactarla por mí? ¡Lo necesito!

-Bien, bien, -él dijo colocando una mano en mi hombro-. ¿Por qué no se pone ropa decente y toma un té abajo?

-No tengo ropa, -sollocé-. Necesito que venga Marissa o tan solo contáctela. Dígale que necesito de su ayuda. Sino pídale que me deje el contacto de Daya Smith o Ryan Styles.

El hombre asintió comprendiendo, pareciendo entender mi desespero. Sacó una libreta y anotó los nombres de las personas que buscaba, antes de irse dijo que buscaría té y un pan para que comiera algo; un poco más tranquila, regresé a la habitación de hotel.

Me senté en la cama rezando al cielo por un milagro. Pero cuando el chico llegó con el té.

-Marissa Pier, es la única persona que logramos contacta. Y dijo que no tenía tiempo, pero que llamaría en cuanto tuviera tiempo disponible, -él dijo.

¿Qué demonios estaba pasando?

Sky (ville) - HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora