T R E C E

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Era un torbellino de emociones, fuertes, demandantes, oscuras, hermosas, deliciosas.

No había manera de describirlas.

Sentirlas era pesado y satisfactorio, al mismo tiempo; me gustaba tocarlo y sentirlo.

Las sensaciones entorno a él me cegaban, me hacían desear más y el sentimiento prohibido por él estaba naciendo, rápido, fuerte, constante.

En mi mente se sembró la idea de irme, tenía que dejar este pueblo, intentar salir del bajo mundo.

Todo el camino hacia la playa de Heathers Butler fue quieto, sereno, callado, lo único que hubieron fueron caricias de su parte en mi pierna, dentro de mi pierna, en mis rodillas.

Una vez que llegamos a la playa, la camioneta que siempre lo escoltaba estacionó justo detrás de su deportivos.

Harry me tomó de las mejillas y limpió mis labios de todos sus fluidos antes de besarme con fuerza y posesión, me haló hacia su asiento, acepté su invitación, sentándome sobre sus piernas con las mías a cada lado de sus caderas.

El espacio era incómodo pero valía la pena, no podía parar de pensar en todo lo que me hacía sentir, no podía detener mis pensamientos, mis sentimientos.

Podría decir que casi estaba volviéndome loca, cada caricia me traía más ganas de que me tocara de miles de maneras.

—Mierda, hermosa, —susurró jadeante, apretando mi trasero bajo la falda—. Mierda.

Tomé su cuello y lo besé fuerte, demandante, jadeante.

Harry pasó sus manos detrás de mis muslos debajo de la falda, apretando con fuerza, gruñendo, sin dejar de besarme.

De pronto, el sonido de mi teléfono interrumpió el momento, y me separé de golpe, sabiendo, por el tono, que se trataba de John.

Me moví hacia mi bolso, saqué mi teléfono.

Respondí jadeante, sin bajarme del regazo de Harry, quien seguía acariciando mi cuerpo.

— ¿Qué? —susurré.

—Tenemos un problema, —dijo ronco—. Los King están en la villa. Kyle acaba de llamarme para decirme que están teniendo una cena. Parece que Padrote está invitado, ordenó que no te llevara a la casa.

— ¿Estás jodiendome? —espeté y abrí mis ojos de par en par.

Harry acarició mis piernas, mirándome con ceño fruncido—: ¿Pasó algo?

—Mi consejo es, ir, —John dijo—. Con Styles.

—Sí, sí, vamos en camino.

Colgué, lancé el teléfono al asiento del copiloto, besé sus labios por última vez.

—Vamos a casa, Padrote está allá. Aparentemente Kyle y los King lo han invitado, —susurré empezando a tomar asiento a su lado.

Harry me miró con ojos casi rabiosos.

—¿Lo han invitado? ¿Por qué? ¿Para qué?

—No lo sé, —murmuré y negué con la cabeza—. Pero no me huele nada bien.

Harry acomodó sus pantalones, su ropa, sacó un cigarrillo y lo colocó entre sus labios antes de encenderlo. Abrió las ventanillas para fumar con tranquilidad, manejaba con una mano y la otra la posaba en su la ventanilla del auto, no decía nada pero en sus acciones se notaba la molestia; cuando terminó de fumar, colocó una mano en mi muslo derecho, apretando mi piel con suavidad.

Sky (ville) - HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora