V E N T I O C H O

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-Estaban discutiendo cuando estuve allí, -Ryan colocó el teléfono sobre la mesa y negó con la cabeza sonriendo de lado-. Al parecer, según vecinos lo único que han hecho es discutir durante tres días seguidos. Gritos, insultos, objetos aventados al aire, como sea. Están pasando un muy mal momento. Skylar no ha asistido a sus clases, ha estado trabajando día por día, va con guardaespaldas contratados a todos lados.

Harry satisfecho de escuchar aquello dejó la colilla de su cigarrillo en el cenicero frente a él, en esa gigante, en aquella sala grande y cómoda compuesta por muebles de cuero, los pisos de mármol relucientes, la mesa de madera frente a ellos, luciendo aquellos adornos que la hacían sentir como en casa. La casa donde vivió terribles momentos, que lo cegaba con pensamientos malos.

-Bien, -Harry se recostó del sillón-. ¿Sabes si viene a la fiesta de Daya?

Ryan asintió suavemente-: Daya se encargará de traerla. Skylar dijo que vendría sí o sí, para distraerse. Me consta que John no está de acuerdo, duplicó seguridad desde que me aparecí aquel día en la universidad.

Harry asintió, acomodando su saco-: Bien.









La casa era gigante, casi parecida mi casa en Skyville, pisos de mármol. Había mujeres, hombres, jóvenes de la alta sociedad de Nueva York celebrando el cumpleaños de Daya pero mi mirada se encontraba fija en aquel chico de tez morena, cabello marrón, sonrisa blanca y resplandeciente sentado alrededor de un par de personas, hablando y riendo con naturalidad. Jugaba con la copa de champan, recostada de una biblioteca, en medio de aquella sala de luz amarillenta y tenue.

Estaba tranquila, no vi guarda espaldas, ni pandilleros, no vi a Ryan. No encontré motivos para sentirme amenazada, así que, decidí disfrutar de mi noche; luego de pelear tanto con John necesitaba relajarme por unas horas.

Daya había desaparecido con Marissa para ir a sacarse un par de fotos con unas personas, yo me quedé sola allí, observando la sensualidad de Franklin, la masculinidad tremenda que lo caracterizaba. Era atractivo, posesivo, fuerte, viril; luego de Harry, Franklin no salía de mi cabeza, había logrado tocar puntos de la sexualidad que... Me gustaban, me encantaban.

John había dejado de ser mi prioridad cuando me di cuenta de que él simplemente para mí. Ése rubio era mi amigo, no era mi novio, ni mi pareja, no lo sentía de ésa manera pero no tenía el verdadero valor para decírselo, me sentía como una cobarde.

La mirada marrón de Franklin paró en mis manos, cuando llevé la copa a mis labios, me guiñó un ojo con disimulo antes de levantarse y caminar hacia el fondo de la habitación, siendo seguido por un par de personas más. Sonriendo de lado, me di la media vuelta volviendo a centrar mi vista en los libros, muchos de ellos clásicos, otros en francés, italiano, español. Lenguas romance.

Me pareció fascinante, casi parecían libros de colección. Caminé hacia un lado, intento leer los títulos, con mi cabeza ladeada; una chica trajo aperitivos, tomé uno sin dejar de perder mi tiempo leyendo, comí y de pronto, me pregunté: ¿dónde demonios están las chicas?, estuve a punto de ir a por ellas, cuando un rubio de facciones marcadas se interpuso en mi camino, llevaba dos copa de champan y sonreía de lado.

- ¿Skylar Wilde? -Él dijo sonriente, mirándome con unos hermosos y profundos ojos marrones.

Lo miré de pies a cabeza, usaba un increíble pantalón caqui y una camisa blanca de botones, sonreí de lado reconociéndolo al instante. Era Rick, uno de los chicos más codiciados de la universidad, atractivo, millonario e inteligente; asentí suavemente, él extendió una copa de champan.

Sky (ville) - HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora