Sky (ville) - HS

T R E I N T A Y C I N C O

Metí la caja en la parte de atrás del auto, luego caminé hacia el copiloto y me monté en este. Una vez allí pude observar cómo Jeremiah bajaba del copiloto, Harry murmurando algo lo empujó del hombro y le arrebató las llaves del auto. Jeremiah, lo empujó del pecho también, diciéndole que no lo iba a dejar manejar en ése estado, que podría ser peligroso; Harry lo empujó con una fuerza suprema, su cuerpo se estrelló contra la camioneta y los de dedos de él, se enredaron en la barba de su escolta. Miré la escena con ojos bien abiertos.

-No te metas, maldita sea, -Harry espetó entre dientes, tan fuerte que lo pude escuchar desde adentro-. Ve en el otro auto. Atiende a mis putas ordenes, para esa mierda te pago.

De un jalón lo quitó del camino y abrió la puerta del auto, se montó en éste antes de azotar con toda su fuerza la misma. Abrí mis ojos de par en par al ver la rabia con la que se movía, sin verme, rojo, sus labios apretados en una línea, sus ojos cargados de oscuridad y rabia, como si estuviera cegado; no dije nada, rápidamente pensé que no era la mejor opción hablar. Sabía que la razón de su estado de ánimo era mi culpa.

Jeremiah sin decir ni una palabra pero luciendo muy molesto caminó hacia la camioneta estacionada detrás de la que abordábamos. Harry ni siquiera esperó a Jeremiah tomara puesto en el otro auto, empezó a manejar fuera del estacionamiento a toda velocidad, tan rápido que, por unos segundos, me asusté. Sin embargo, no dije nada.

Por unos instantes lo miré. Su mandíbula estaba tensa, sus nudillos se notaban blancos alrededor del volante, su cuerpo estaba tenso y me miraba con frialdad pura antes de llevar su mirada al frente, luciendo a cada segundo, más tenso.

Se saltó altos, aceleraba abruptamente, frenaba y maldecía cuando algún imbécil se le atravesaba en el camino. Mi mente seguía inmersa en lo mismo, en mis decisiones erradas, en las cosas que quería hacer y que no, las cosas que quería y las que, de plano, no quería. No encontraba respuesta a mí necesidad por huir, las palabras de Harry empezaban a tener sentido. ¿Por qué me iré con John, si no lo quiero?

"No quieres ser parte de la mafia"; una voz me recordó.

Pero nací en la mafia.

"No quieres ser su novia"; volvió a decime.

¿Por qué no serlo? ¿Por qué no puedo? ¿Qué es lo que me lo impide?

"No quieres dejar a John. Sientes lastima por él".

Maldita sea conmigo y mis jodidos sentimientos.

De pronto, el auto paró, justamente frente al hotel donde me estaba quedando con John. Fruncí mi ceño al ver un par de sus mensajes en mi teléfono: "¿Dónde estás" "Los escoltas me acaban de decir que acaban de ver con Harry" "¿Qué demonio, Sky?" "¡Contesta!"

Había olvidado por completo que los escoltas habían ido conmigo a retirar mis cosas de la empresa.

Mierda, ahora tenía grandes problemas.

-Ya llegamos, puedes bajarte, -él soltó la palanca del auto y miró hacia otro lado, se sentó bien sobre el asiento-. No me llames. No te buscaré si no quieres. Ya comprendí que no significo nada para ti.

Fue mi error llamarlo, debía de admitirlo.

Herida por su frialdad, solamente abrí la puerta del auto, coloqué sobre mi hombro mi bolso y agradecí con voz ahogada pero teniendo la necesidad en mi pecho de arreglar las cosas y tomar una decisión firme. Por mi bien, y por el de todos. Ya ni siquiera notaba sano que Harry, John y yo, sigamos jugando este juego toxico, que había desencadenado yo misma.

Ninguno de los dos lo merecía.

Coloqué mis pies en el pavimento y caminé hacia atrás, abrí la puerta trasera para buscar la caja; una vez que abrí la misma, pude ver a Harry colocando en el dorso de su mano un polvo blanco, lo llevó a su nariz, con su otra mano tapó el otro orificio de su nariz y la absorbió de un jalón con fuerza. Al darse cuenta de que lo observaba, me miró con seriedad unos segundos, no hubo expresión en su rostro, regresó la mirada al frente como si no le interesara mi opinión.