V E N T I D O S

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—Soy Marissa Evans, ¡vamos juntas a la universidad, te he visto! —ella me sonrió mientras caminábamos dentro de la gran empresa en donde trabajaría.

Ella movió su cabello marrón de lado a lado señalando las áreas de comida, y las personas a las que atendería como secretaria.

—Generalmente, no contratamos personas con tan poca experiencia pero tu desempeño en lógica y matemática éste mes ha sido excelente, sé que puedes trabajar como secretaria lo mejor que puedes.

La miré con una sonrisa pero al mismo tiempo con el corazón acelerado, miraba a los ejecutivos, a las mujeres de cuerpo esbeltos caminar de lado a lado con carpetas en sus manos, John detrás de mí, observaba con naturalidad todo, me daba caricias de aliento en el cuello cada vez que podía.

—Muchas gracias, Marissa, no tienes idea de lo bien que me viene trabajar en una empresa como esta, es como mi sueño, —susurré con una sonrisa, apretando mis documentos de vital importancia—. ¡Ya quiero comenzar!

—Oh, ¡me gusta ver que estás entusiasmada! —ella dijo con una sonrisa y pasando su brazo por mis hombros besó sonoramente mi mejilla, dejándome impresionada por completo—. ¡Serás mi nueva mejor amiga, te lo aseguro! Además de que... Me gusta tu estilo, no eres una de esas chicas mediocres que entran en la universidad de Nueva York, me agradas.

Sonreí emocionada.

—También me agradas, Mary. No tienes idea, eres la primera persona que me tiende la mano aquí y--

Ella con su nariz respingada y sus labios levemente hinchados por el botox que seguramente colocó en sus ellos, me tomó de un brazo, haciéndome cerca de su cuerpo abrazándome. Sonreí respondiendo a su abrazo con efusividad.

— ¡Te veo mañana por la mañana, Sky!

Miré a John con una sonrisa. Lo abracé después contenta.

— ¡Estoy emocionada! —exclamé.

Él sonrió feliz y besó mi boca con una sonrisa.












Él sentía que se estaba consumiendo.

Cuatro meses después, él estaba allí, con su frente en la arena de la playa, vomitaba de tanto alcohol que había consumido, escuchaba la música detrás de él y las chicas bailar alrededor de su piscina pero él no estaba de ánimos, estaba a punto de perder la cabeza; el alcohol solo provocaba más dolor, más soledad. Se sentía atrapado en un círculo vicioso, en un mundo del que pensaba que había salido.

Las imágenes de su pasado lo consumían, se sentía asqueado de sí mismo.

Se tomó de la cabeza sin desprender su frente del suelo, reprimiendo las lágrimas que se escapaban por el esfuerzo que conllevaba vomitar. Maldecía el día en el que pensó que solo el dinero y el poder iba a llenarlo, maldecía el día en el que su único familiar fue asesinado brutalmente, maldecía el día en el que empezó a creer que el amor no estaba hecho para él, y que era preferible vivir solo.

Los flashes de como su propia madre lo maltrataba se le cruzaban por la cabeza, como su hermana decidió abandonarlo porque se negaba a vivir con un narcotraficante, todos esos recuerdos, se le vinieron a la cabeza.

Sky (ville) - HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora