Capítulo 39

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Alex no hacía más que craftear herramientas básicas y poner algo de comida en los hornos, pues no había mucho más que hacer cuando se quedaba encerrado, ya se había quitado sus vendas él solo, pues sentía que su herida ya había evolucionado lo suficiente como para no necesitar vendas.

Estaba de lo más tranquilo, o más bien, aburrido, cuando de pronto escuchó un fuerte golpe en la puerta principal. Alex se sobresaltó, soltando un gritito seguido de sus clásicos improperios. De igual modo, Alex se acercó con sigilo a la puerta, no sabiendo qué pudiese estar del otro lado ¿Será quizás una de las cosas tan peligrosas que vivían en el bosque? ¿Será sólo Frank? Y si es él ¿Por qué sonó la puerta de esa forma?

Sus preguntas se respondieron cuando estaba sólo a algunos pasos de la puerta y esta se abrió de pronto. Frank cayó al piso, en el umbral de la puerta, sus manos estaba bañadas de rojo, ambas haciendo presión sobre su hombro.

-¡Frank! –Alex no dudó en correr a ayudarlo.

Se arrodilló a su lado, estaba muy débil, había perdido bastante sangre. Apartó las manos de Frank y se aterró al ver la base de una flecha empotrada en el torso de Frank.

-¡No puede ser! ¡Es una flecha! –Exclamó junto a un grito ahogado.

-Ayuda... -Logró decir Frank con sus pocas energías.

-¿¡Cómo!? ¡N-No sé qué hacer Frank...! –Explicó nervioso.

-Tranquilo... -Dijo comenzando a cerrar los ojos.

-¡No, no, no, Frank, no cierres los ojos! ¡Ay, ay, ay! –Alex comenzó a mirar a todas partes, histérico, fue cuando comenzó a llover- Ven, necesito que me ayudes a llevarte a una cama.

Frank apenas tenía fuerzas, pero hizo un gran empeño para ponerse de pie. Alex se rodeó el cuello con el brazo bueno de Frank para que se apoyara en él y comenzaron a caminar hacia la habitación de Frank.

Alex dejó a Frank recostado de lado en la cama y comenzó a recordar el tipo de cosas que hacía Vegetta cuando alguno se hería, él y sus conocimientos sobre enfermería vendrían muy bien ahora. Pero como no estaba, Alex corrió como nunca antes había corrido en su vida, corrió para buscar muchas vendas, trozos de tela, tijeras y cuerdas.

Volvió junto a Frank, quien comenzaba a perder el conocimiento, Alex notó que Frank no estaba en sus cinco sentidos.

-Frank, necesito que te concentres, no cierres los ojos.

Frank no respondió, sólo abrió un poco sus ojos para mirar a Alex, mientras este tomaba las tijeras y cortaba la playera de Frank, para poder tener la flecha despejada.

Le quitó los restos de playera a Frank y vio la flecha con temor, vio la punta en la espalda de Frank y el extremo bajo su clavícula, con cuidado pasó una cuerda por debajo del brazo de Frank y la amarró con fuerza sobre su hombro, haciendo un torniquete justo a un lado de la saeta. Nervioso, lavó bien sus manos, realmente no estaba listo para hacer una extracción médica de ese calibre pero debía hacerlo.

-Frank mírame, tus ojos en mí –Ordenó, Frank obedeció.

Tomó con cuidado la punta de la flecha y con cuidado comenzó a tirar de ella. Frank abrió sus ojos con fuerza y soltó un grito.

-¡Lo siento! –Exclamó levantando sus manos- Pero no hay otra forma.

Frank asintió, y dejó que Alex siguiera con su trabajo. Alex temeroso, volvió a tomar la punta de la flecha y tiró de nuevo haciendo que el extremo de la flecha en el pecho de Frank desapareciera. Frank aguantaba gritar o retorcerse mordiendo sus nudillos. Luego de algunos agonizantes intentos más, Alex consiguió que la flecha saliera del todo, y rápidamente puso varios trapos sobre la herida delantera.

-Presiona aquí, con fuerza –Dijo, y Frank llevó ambas manos a las vendas.

Alex hizo lo mismo con la herida en su espalda. El silencio reinó, sólo se oía la lluvia afuera y algunos leves quejidos de Frank.

Forastero | Staxxby en KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora