Frank y Alex llevaron bien entrada la noche, exhaustos. Entraron a la casa de Frank y en pocos minutos ya estaban ambos dormidos. Alex despertó y lo primero que vio fue a Frank a su lado aún dormido, no hizo ningún gesto, sólo lo observó.
Una vez más estaba pensando en su conflicto, en el de si valía la pena intentar volver a Karmaland. Frank no tenía idea de dónde estaba su aldea, mucho menos él mismo, si decidiese volver sería por su propia cuenta, pero era arriesgado, ni siquiera sabía hacia qué lado caminar. Había tenido una esperanza de que sus amigos lo encontraran, pero ya había pasado casi veinte días fuera de Karmaland, y sus amigos eran fantásticos en misiones cuando trabajaban en equipo, si lo estuviesen buscando ya hubiese regresado al pueblo con sus amigos.
Decidió que no se desanimaría, si no les importaba a ellos, ellos tampoco le importarían a él. Por otro lado, la opción era quedarse con Frank, en su casa, a vivir con él. Realmente estaba enamorado pero se había inquietado ligeramente con lo poco que Ampeter había alcanzado a decirle.
-Frank no es quien tú crees que es...
¿A qué se habría referido? Estaba muy confundido. Miraba extrañado el rostro sereno de Frank, aún dormido. ¿Qué clase de cosas podría estar ocultándole? Sí era sabido que de vez en cuando se ponía extraño o decía cosas raras, pero él no lo consideraba como algo por lo que preocuparse.
Realmente no quería irse, no quería dejar a Frank solo después de todo lo que han pasado en esos días, y no podía negarse cuando sentía que Frank era la persona que había estado esperando, se había enamorado irremediablemente. Ya se lo había comentado a Frank, no estaba dispuesto a soportar enamorarse de nuevo de una persona que no se quedaría a su lado, ahora estaba enamorado de la persona que Frank era con él, y si aquel no era su verdadero ser, lo descubriría algún día.
Así es, Alex estaba dispuesto a que Frank le rompiera el corazón si Ampeter estaba en lo cierto.
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Forastero | Staxxby en Karmaland
FanficTodos viven felices en la comodidad del pueblo de Karmaland, cada habitante convive plenamente con sus vecinos bajo la protección de los dioses, claro que con algunas travesuras de por medio pero sin problema alguno a final de cuentas. Todos prosper...