Sasori apresuraba el paso por los pasillos de la Torre, llevando con él una caja pesada y enorme. Pudo haberle pedido a uno de sus sirvientes que la llevara por él, pero las insistencia de Kisame sobre que fuera solo, era algo con lo que debía cumplir.
Llegó a los aposentos del ministro de Guerra y justicia, antes de que pudiera tocar la puerta azul, Kisame abrió recibiéndole con una sonrisa.
-Adelante, doctor.
Llegaron hasta la habitación donde estaba Itachi, recostado sobre el futon.
La mirada indiferente de Sasori hacia Uchiha era un poco fría, ya que él no sabía qué pasaba.
-¿Haces obras de caridad? -preguntó sarcástico. Aunque ya Itachi estuviera limpio y con ropa adecuada, los golpes aún eran evidentes, por lo que parecía un criminal más -. No sabía que tuvieras gusto por los desahuciados.
-Ministro -Kisame carraspeó incómodo -, le presento a mi prometido, Itachi Uchiha.
-¿Tu prometido no llegó hace tres días? ¿Dónde se celebró su llegada y la...?
Sasori tenía tantas preguntas que estaba más enfocado en las respuestas que en atender al paciente.
-Hay disturbios en la frontera, su carroza fue atacada y... pasaron muchas cosas.
-Después me cuentas. Veamos cómo te sientes, Itachi.
Su actitud había cambiado radicalmente.
Ayudó al joven a deshacerse de la yukata para poder examinar todo su cuerpo. Descubrió los hematomas en las costillas y el abdomen.-¿Esto es a causa del ataque? -Itachi asintió.
Comenzó a palpar con sus dedos las zonas violetas, para asegurarse que todo estuviera en orden adentro. El otro respondía con quejidos de dolor cuando no podía contenerlos.
-Háblame del ataque. ¿Con que te golpearon? ¿Te cortaron en algún lugar? -necesitaba información para determinar cuán serias eran las heridas internas o si debía tratar una herida abierta.
Itachi miró a Kisame y este asintió, en una forma sutil del permitirle revelar información.
-El golpe menos severo, creo que es el de la nariz, me golpeó un puño. Mientras en el resto del cuerpo, fui alcanzado por objetos contundentes, como nunchakus, o piedras.
-¿Luchaste?
-Es lo que un hombre debe hacer -sentenció. Si bien sabía que no era uno, no completamente, su padre lo había criado como tal y su tío lo había entrenado para ello.
Sasori quedó escéptico ante aquellas palabras, y Kisame endureció su expresión.
-¿Quién te enseñó a luchar? -ahora aplicaba ungüento analgésico para aliviar el dolor físico que le causaban los golpes, ya que no tenía ningún hueso roto o algo fuera de lugar.
-Mi padre.
No especificó cómo ni porqué su padre lo entrenó. Uchiha pensaba que mientras menos información tuvieran de él, menor sería el control que pudieran imponerle.
-Recuestate, colocate boca abajo -el otro obedeció.
Sasori comenzó a sacar de la caja otra más pequeña, que contenían miles de agujas.
-Necesito que respires hondo y te mantengas estático. Voy a poner agujas por toda tu espalda para restablecer la circulación de la sangre, para que los hematomas desaparezcan.
La actitud y comportamiento de Sasori eran completamente diferentes a los que tenía cuando llegó. Itachi pudo notarlo.
-Está bien -dijo. Esperó sentir algunos pinchazos pero, apenas el roce de los dedos de Sasori por su espalda, era lo único que sentía.
ESTÁS LEYENDO
Jaula de Oro - 𝑨𝒌𝒂𝒕𝒔𝒖𝒌𝒊
Hayran KurguUn doncel que se vendió por la paz de dos naciones. Un religioso que se niega a perder su fe. Un don nadie que vive entre lujos. Lo único que tienen en común es que coexisten en lo mítica torre roja, el palacio de gobierno de Akatsuki. Deidara anhel...