Itachi contempló a su hermanito dormir de esa forma tan pacífica, abrazándose a su cintura. Aquella visión lo llenaba de una paz interminable. Los parpados cerrados, la respiración calmosa y sobre todo, esa vida que despedían las mejillas rosadas de Sasuke, llenaban a Itachi de amor. Él cumplía su cometido, que era traer paz para que su hermano no tuviera que ver y vivir los horrores que él a su edad, a causa de la guerra.
La conversación se había extendido más de lo necesario, pero todo había quedado claro en la cabeza del joven Sasuke, el porqué del llanto de su madre, de la aparente tristeza de su hermano mayor, e incluso de las palabras que soltaba Fugaku con desprecio cuando Itachi y Kisame no estaban presentes. Aunque, claro, había mentido explicando cuál era la razón de su expresión apagada, diciendo que extrañaba a Deidara, su amigo, pero Sasuke era inteligente y entendió que quizá mentía por obligación, así que no antojó de exigir la verdad.
Itachi meditaba su posición una y otra vez, y las emociones se mezclaban en interminables combinaciones donde el resultado siempre era nefasto.
Un cuervo se posó en la ventana, el moreno alzó un mano libre para que el pájaro volara hacia él y entregara su mensaje. Al desenrollar el pequeño papel que estaba atado a la pata del animal alado, los ojos de Itachi centellaron. El mensaje venía de su tío Madara, solo decía: Misión.
Se levantó con cuidado. Aquella simple palabra sobre el papel amarillento fue la luz para despejar la niebla en la consciencia turbada del Uchiha, sabía qué hacer, solo le restaba buscar a Kisame, tenían demasiado de que hablar. Su rostro cambió drásticamente ni bien pensó en Hoshigaki; sus ojos se opacaron y la expresión se volvió dura, sin demostrar ninguna emoción.
Entró y la mirada del ministro fue directamente a la suya. Ambos sabían las palabras que se iban a decir, se podría creer que era una conversación planeada.
—Iré —dijo Uchiha, deshaciéndose del kimono, buscando entre su antigua ropa la armadura gris que antes portaba, junto al uniforme de su antiguo trabajo.
—Nos iremos por la mañana, Itachi, justo cuando el sol salga —sentenció.
Sacrificaría el tiempo que estaría con su familia, terminaría por tiempo indefinido el ver a su madre y compartir con su hermanito, solo porque quería ir a darle las condolencias a Shisui por su pérdida e intentar detenerlo antes de su misión, porque sí, ahora que sabía que él huiría del dolor del duelo yéndose a una misión, estaba en sus manos la posibilidad de detenerlo.
Terminó por vestirse con el uniforme negro, con la cota de malla bajo éste y una armadura gris que le cubría el pecho, la espalda y unas placas que protegían sus brazos. Por último, bajo la mesa estaba su antigua espada corta, cuya hoja comenzaba a oxidarse, la tomó y enganchó a su espalda. Ese era él, Itachi, el ninja perfecto.
Abrió la ventana y antes de salir por ésta, le dio un último vistazo al rostro descontento de Hoshigaki. Sin mediar palabras o dedicarle una expresión distinta, desapareció en un parpadeo.
Caos.
Era la único que resonaba en su cabeza con bastante fuerza. El caos volvería a las calles de la aldea, del país del fuego e incluso de Akatsuki, si él desafiaba a Kisame y éste en respuesta le asesinara, ¿después qué? Después de vivir una vida infeliz iba a tirar su arduo trabajo por la borda, porque al fin y al cabo la guerra, por la que daba su vida para frenarla, volvería y con más fuerza. Entonces Sasuke estaría en riesgo nuevamente.
Suspiró con pesadumbre. Se detuvo sobre la copa de un árbol, la luna tras él expectando sus acciones hasta que espesas nubes grises la atravesaron. Desde su posición logró vislumbrar a su primo Shisui caminando con paciencia. Normalmente, el ninja mayor no caminaría tan expuesto, aunque estaba en su propia aldea, pero Itachi suponía que se debía a su estado mental.
ESTÁS LEYENDO
Jaula de Oro - 𝑨𝒌𝒂𝒕𝒔𝒖𝒌𝒊
FanfictionUn doncel que se vendió por la paz de dos naciones. Un religioso que se niega a perder su fe. Un don nadie que vive entre lujos. Lo único que tienen en común es que coexisten en lo mítica torre roja, el palacio de gobierno de Akatsuki. Deidara anhel...
