Malleus Draconia (2/3)

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Ya no podías más, todas las noches siempre, la misma mujer, la misma mirada, el mismo escenario, ya estabas cansada y ese no era el único problema.

Todos en esa mansión, todos te miraban con desprecio o simplemente ignoraban tus saludos. Malleus dejo en claro antes que de llegarás que te trataran bien pero las miradas no engañaban ¿Era por qué eras humana?

-Sera mejor que te prepares.

-¿Eh? ¿De que hablas?

-Hoy conocerás a mis padres, vendrán está tarde y quieren conocerte.

-Y-Ya veo...

-No te pongas nerviosa, te dije que iban a amarte y no tengo duda de que podrán llevarse bien.

Lo dudabas un poco pero harías tú mayor esfuerzo.

Te arreglaste lo mejor que pudiste, te maquillaste ligeramente y Emma te ayudo a peinarte, te veías hermosa y ahora tenías más confianza en ti misma.

-¿Quien es esta?

-Mamá, muestra más respeto por mí esposa.

-¿Tu esposa? ¡¿Una humana?! Creía que Marina era el amor de tu vida.

Eso te dolió demasiado, sabías que por ser humana tal vez no encajabas del todo.

-Mamá, ella será la futura reina y merece más respeto de tu parte.

-¿Futura reina? Está niña jamás será una reina, Marina si lo era, que desgracia, hubiera preferido que te quedarás soltero eternamente.

Wou, esa mujer no tenía corazón y junto con su esposo te miraron con asco logrando que te vuelvas pequeña y Malleus noto esto.

-Si no van a aceptarlo entonces tengo que pedirles que se marchen y no vuelvan hasta que lo acepten.

-Entonces supongo que ya no volveremos hasta que su mortalidad se acabe, cosa que no durará mucho.

Una vez sus padres abandonaron la sala te entraron enormes ganas de llorar, pero tu esposo rápidamente beso tus labios para quitarte todo mal pensamiento.

-No importa lo que digan, yo te amo y estarás a mí lado.

-S-Si tienes razón...

-Bueno, debo ir a cumplir con mí deber, nos vemos más tarde.

-Nos vemos.

Caminabas a paso tranquilo por los solitarios pasillos tratando pensar en otra cosa que no fueran esas horribles palabras hasta que te detuviste frente a esa puerta roja.

¿Como habías llegado ahí si ya habías memorizado el lugar a tu habitación? Bueno, tal vez solo fue coincidencia.
Te volteaste para ver qué nadie estuviera mirando y al ver qué así era entraste un poco dudosa a la habitación.

Era enorme, con flores blancas aún frescas, una cama con bordados color rosa pastel, un armario gigante y un tocador muy fino con varios perfumes y algunas joyas. Tomaste el perfume y te pusiste un poco en tu muñeca para olerlo.

Dulce, pero no demasiado, una esencia a flores que tu misma estabas complacida de oler.

-¿Es bonita verdad?

Rápidamente dejaste el perfume en su lugar y te diste la vuelta muy asustada.

-¡L-Lilia! Q-Que susto... P-Perdón, no quería-

- Siempre supe que esto pasaría tarde o temprano, después de todo siempre fuiste una chica curiosa jajaja.

-Aun así, lo siento.

Twisted Wonderland: One-shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora