[En Edición]
Todos conocen el famoso "Trío de oro" de Hogwarts, donde pertenecen Harry Potter, Hermione Granger y Ronald Weasley. Pero nadie sabe que en la época de los Merodeadores hubo un Trío de oro.
Tres Gryffindors, Tres amigos, Tres hermanos.
...
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Narrado por Alexandra:
Me desperté en la enfermería, realmente creo que esta es mi nueva habitación, me la paso ahí.
No sé ni como llegué, solo recuerdo que me sentí sofocada y vi todo negro, ya no se que paso luego.
-¡Que bueno que despiertas Alex!.-Dice Madame Pomfrey. Yo la mire confusa, pues no entendía nada.
-¿Cuánto llevo aquí?.-Pregunté cerrando los ojos, me sentía mareada.
-Desde temprano, es la hora de la cena.-Contestó acercándose con una bandeja con comida. Pero no tenía hambre en estos momentos.
-No quiero, Gracias.-Dije haciendo muecas de asco, el ver y pensar comida me hacían revolver el estómago.
-Debes comer, has tenido un brote de estrés.-Si supieras Poppy.- Además tu anemia esta avanzando, pensé que te había dicho que te la trataras.-Regañó.
-Es que mis padres han estado ocupados durante las vacaciones, no quería molestarlos con mis problemas Poppy.-Contesté alejando el plato de mí.
-Tus padres son médicos querida, ellos más que nadie pueden ayudarte.-Dijo con un tono suave de voz, estábamos solas.-Es eso, ¿O tienes un problema Cariño?.-Preguntó preocupada.
-No es nada Poppy, estoy bien.-Un mareo fuerte vino a mí.
-¿Alex?.-Escuche, cada vez más lejos se escuchaba su voz.
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"Volvi a despertar, pero estaba en otro lado de Hogwarts, pero era diferente.
Comencé a caminar por ahí, vi a un par de gemelos corriendo de Filtch. Eran pelirrojos como los Prewett, pero eran un poco más altos. Iban a las carcajadas mientras corrían con un pergamino en la mano.
A lo lejos vi al típico trio que siempre solía ver, El azabache iba encabezando con La castaña y El pelirrojo detrás de el. Por el otro lado, iba un niño platinado acompañado por dos gorilas redondos como bolas, y también de un niño de piel morena y un castaño.
-¿A donde vas Potter?.-Le dice el rubio al azabache. ¿POTTER?. ¿Quién es ese niño?.
-No te importa Malfoy.-Contesta el miope tajante.
-Vas acompañado de Weasley y la sangre sucia, algo deben de hacer. Salvar a Hogwarts tal vez.-Contestó cínicamente. Platinado patán.
Cuatro niños, con el uniforme de diferentes casas, Una Ravenclaw, Un Slytherin, Un Hufflepuff y una Gryffindor se acercan al lugar.
La Gryffindor se pone delante del azabache.-Pierdete Malfoy.-Dice entre dientes.
-Potter, tienes varias defensoras. Pero, ¿No puedes hacerlo por ti mismo?-Pregunta el platinado con una sonrisa ladina.
-No necesita defensores, puede hacerlo el mismo. Pero tú sí que los necesitas.-Rugió la leona. Estaba hecha una fiera, su cabello era un pelirrojo oscuro y sus ojos eran grises.-Pero es mi primo, y lo defenderé de lo que sea, hasta de un patético intento de Platinado y su manada de monos.- Esa chica si que era Valiente.
-¿A sí?.-Pregunto el rubio acercándose mientras sacaba la varita.
-Expelliarmus.-Lanza el Slytherin que estaba junto al Trío.-Basta ya Draco, Nos ganaremos un castigo por esto. Y Snape no es muy considerado que digamos.-Habló con firmeza. ¿Snape? ¿Severus?
El rubio asintió con la cabeza, le pidió su varita y se retiró con su grupo. Mientras que esos siete quedaban ahí.
-No debes defenderme.-Dijo el miope a la pelirroja.-No necesito tu generosidad.
-¡Ay pero si tu eres un idiota!.-Grita la Gryffindor muy enojada. Su cabello cambió a un rojo intenso, es una metamorfomaga."
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Desperte nuevamente en la enfermería, era de día.
¿Cuánto llevaba ahí?.
Me senté en la camilla, y comencé a acomodarme el uniforme. Me coloque los zapatos y camine por el lugar.
-¿Hola?.-Hable esperanzada de que haya alguien ahí.
-Alex, menos mal que despertaste.-Dice una voz conocida. Volteé y vi a Mamá Euphemia detrás de mi.
-Mamá Euphemia.-Dije con una sonrisa, débilmente comencé a caminar hacia ella. La cual me recibió con un fuerte abrazo. Me llevo nuevamente a la camilla, y una vez ambas sentadas, habló.
-Hija, ¿Qué está ocurriendo?. Dumbledore me ha enviado una carta diciendo que has estado sin comer y que te desmayas.-Dice preocupada.
-Son muchas cosas mamá Euphemia, solo que no se como resolverlas.-Contesté un poco desganada.
-Tal vez, si me dices... Pueda ayudarte o aconsejarte hija.-Me miró a los ojos. Ella siempre tenía esa forma de transmitir paz, ella me hacía sentir como esa típica relación de madre a hija que se cuentan las cosas. Eso era Euphemia para mí, una madre.
-He tenido una pelea con mi hermano Thomas, hace unas semanas su Exnovio fue asesinado junto a otros Muggles por Mortifagos.-Comenté.-Lo se porqué me lo ha confirmado Dumbledore.-Suspire.-Mis padres ya no los veo por su trabajo, mis hermanos ya no viven en casa. Mi hogar y familia se están desmoronando desde que descubrimos que yo era una bruja.-Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
-Oh cariño.-Me abrazó y comenzó a acariciar mi espalda y cabello, que por mi estado emocional estaba negro.-No es tu culpa, ¿Bien?. No lo es.-Susurró.-Y si no quieres ir a tu casa en navidad, por si no te sientes cómodo allí, puedes ir a casa. Con Fleamont estaríamos más que felices de tenerte ahí Hija.-Mis lágrimas cayeron con más fuerza y me aferre más a ella.
Me separé de ella a los minutos y seque mis lágrimas con la manga de mi suéter.-Le diré a mi madre, no creó que me extrañen ahí luego de lo que hice.-Solloce.
-¿Qué hiciste?.-Preguntó pasando una mano por mi mejilla derecha.
-Mi magia se descontroló, y destroce la casa cuando Thomas me dijo que por mí culpa morirían como Steven murió por saber el secreto de mi "Adopción", me ha culpado de la muerte de el y de todos los Muggles que han muerto en nuestra ciudad. Y debo hablar con Papá Fleamont sobre eso,es algo de las mujeres Potter.-Contesté mostrándole el collar que era de mi madre biológica, desde que Dumbledore me lo ha dado no me lo he quitado.
-Esta bien Cariño, ahora debes comer. Madame Pomfrey me ha contado sobre tu anemia, y comenzarás a tratarla jovencita.-Dijo señalándome con un dedo.-O no habrá galletas de Canela cuando vayas a casa.-Amenazó.
-Sí jefa.-Dije enderezandome para hacer pose de soldado. Ella río y volvió a abrazarme.
-Te queremos Alex, y tu no eres culpable de nada pequeña.-Murmuró en mi oído.
-También los quiero Mamá Euphemia.-Murmure cerrando los ojos y disfrutando el abrazo.