46. Estamos juntos. (corto)

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Narrado por Alexandra:

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Narrado por Alexandra:

Las vacaciones se hicieron eternas, solo faltaban dos semanas más y ya estaremos cursando el séptimo año. Mi último año.

¿Qué habrá después de eso? ¿La guerra empeorará? ¿Podremos confiar entre nosotros?.

Últimamente en estos meses, he estado sintiendo una vibra extraña en el grupo de Los siete pecados capitales, como nos nombre yo.

Les explico: James es Soberbia, pues siempre se creyó más que los demás.

Sirius es Lujuria, no hace falta explicar el porqué de este.

Remus es Pereza, pues es incapaz de cuidarse así mismo por lo del P.P.P y por ende se aleja de la gente, esta desganado y triste.

Zack es Avaricia, aunque no lo crean, mi gran amigo siempre sobrevalora las cosas y quiere más. Sin importar que, lo conseguirá.

Eli es Gula, por muy delgada que la vean, ella puede atragantarse con comida antes que dejar las sobras. Siempre debe estar comiendo algo.

Yo soy Ira, impulsiva y descontrolada por el enojo, la paciencia y mi impulsividad es el botón de encendido para convertirme en una boxeadora de primera gama.

Y Peter, según sus últimas actitudes que he observado, es Envidia, pues cada vez que algunos de los chicos contaba sus logros, el simplemente los tiraba abajo de la barca con sus comentarios negativos y para nada constructivos.

No he hablado con nadie sobre este tema además de Zack y Eli, pues los demás creerán que es idea mía y que estoy loca. Mis dos amigos también estaban viendo esas actitudes tan repentinas del pequeño Pettigrew.

Una noche estuvimos horas hablando de nuestras observaciones, y seguimos sin entender cómo los Merodeadores no lo han notado. Fácil, ellos no son muy atentos a su persona. Lo vuelvo a repetir, siempre me recuerda a alguien de una visión.

—¿Marie?.—Escuche detrás de mí.—¿Qué haces aquí?, es media noche.

Volteé la cabeza, vi parado a Sirius sin remera y con unos pantalones de James. Era costumbre de ellos usar la ropa del otro. Jamás se lo preguntaré, es extraño.

—Pensaba.—Murmure volviendo a poner la vista en el gran árbol que había en el patio trasero de la mansión Potter.

Sentí sus pasos detrás de mí, y por el rabillo del ojo vi como se sentó a mi lado. Tomó mi mano y entrelazo mis dedos con los suyos. Siempre debía tocarme, debía tener contacto con mi piel,era como una necesidad.

—Y.. ¿En qué pensabas?.—Preguntó en medio del silencio.

—Tengo miedo Sirius.—Solté sin rodeos.

No mentía, era verdad que tenía miedo. En solo pensar que estamos enfrentando a un mago tenebroso al cual hasta da pavor pronunciar su nombre, me da escalofríos.

—¿A qué le tienes miedo Bonita?.—Apretó el agarre de su mano.

Ladee la cabeza para mirarlo, sus ojos estaban puestos en mi desde el momento en el que se sentó junto a mí.

—En perder a la gente que quiero por mi culpa.—Baje la mirada y, el soltó mi mano para acercarme a el y abrazarme. En sus brazos me sentía protegida, en paz y en tranquilidad.

—No perderás a nadie Marie, vamos a ganar esta guerra y luego estaremos sentados en un patio de alguna casa, hechos unos ancianos junto a nuestros amigos y sus nietos. Ya lo verás.—Dijo mientras me acurrucaba mejor. Esperanza, eso me daba cada vez que hablábamos de un futuro juntos y con nuestros amigos.

—No lo sé.—Dude.—Lo de Mary me ha dejado helada.—Levante la vista y lo mire a los ojos.—Yo sabia que iba a pasar, sin embargo no hice nada para detenerlo, ahora ella pago las consecuencias y una familia se ha quedado sin su única hija.

Tomó mi rostro con una mano y me besó, era un beso tierno, suave y lento a la vez. Era como si ese roce de labios sería el último.

—Tú no tienes la culpa de nada Marie.—Susurró en mis labios.—Deja de culparte. Tu no sabías que iba a pasar ese día.—Se alejo un poco de mí para mirarme mejor a los ojos.—Además, Zack me ha relatado la historia de como venciste a dos mortifagas sin varita. Usando tu magia especial.—Dijo con una sonrisa que resplandecía de orgullo.

—Tenía miedo a que ellos corran el mismo destino que el de muchos.—Murmure bajando nuevamente la vista. Con su mano volvió a levantarme delicadamente el rostro, para volver a conectar nuestras miradas.

—Pero no permitiste que lo hicieran, y eso hace que me sienta más orgulloso de ti, mi amor. No me cabe duda de que serás la mejor profesora de Defensa contra las artes oscuras.—Dijo aún con aquella sonrisa.

—No lo creo, sin embargo, eso no quita que aún tenga miedo Sirius. ¿Qué tal si algo les pasa a uno de ustedes?—Pregunté con un dolor en mi pecho, eso sería mi descontrol total.

—Marie, debemos pensar en el presente por ahora, y pensarlo en positivo.—Regañó.—Ahora vamos a dormir, mañana James quiere planear en como le pedirá una cita a Evans. Y tú eres la única chica que conocemos que podrá ser de ayuda.—Dijo haciendo un ademán para levantarse, pero yo lo volví a sentar en el suelo de un movimiento.

—¿Estarás conmigo siempre Sirius?.—Pregunté. Quería oírlo.

El me dio una mirada entenecida, sonrió y luego me besó. Era tan reconfortante sentir sus labios con los míos. Eran un rompecabezas que encajaba perfectamente.

—Claro que sí, estamos juntos Marie. En las buenas, y aún más en las malas.—Respondió una vez que nos separamos.

First golden trio.[1] 《H.P ÉPOCA MERODEADORA 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora