First golden trio.[1] 《H.P ÉPOCA MERODEADORA 》

60. 31 de Octubre de 1981.

Narrador Omnisciente:

Halloween. Día de los muertos.

Ese día Sirius había sido mandado a una misión con la Orden, aunque se le haya pedido que no saliera de su casa por seguridad, él debía seguir con su responsabilidad como miembro. Mientras que Alex estaba al cuidado de Remus Lupin.

-Remus, tengo un mal presentimiento.-Murmuró Alex, al licántropo que jugaba con su ahijada.

-Tranquila Alex, todo estará bien.-Tranquilizó Remus. Pero Alex seguía con ese sabor amargo en su boca.

Hace unos días pudo hablar con sus amigos, ambas familias estaban bien. Y eso la dejaba más tranquila, pero ella presentía... qué algo no estaba bien.

En la tarde había estado hablando con Remus, acerca de los guardianes, y de lo que harían luego de que la guerra terminase. Remus quería ver si podría encontrar un trabajo, pero lo dudaba por su enfermedad. Y Alex quería estudiar para ser Auror.

Remus era feliz estando con su ahijada, aunque no se sentía capaz de cuidarla si algo le ocurriera a sus amigos. Pero lo ponía feliz, que Alex, la primera chica que lo aceptó luego de Eli, le tuviera la confianza de dejarle su hija por si algo ocurría con ellos.

Zack le había propuesto a las chicas que luego de navidad, se vayan a vivir a la casa de su padre en Estados Unidos, en el continente de América. Así tendrían un lugar fijo donde esconderse, Alex aún no le había comentado a Sirius, ya qué él no había estado en casa desde que ella despertó en la mañana.

Las horas pasaban, y finalmente Sirius volvió a casa. Remus fue a la suya, ya que quería descansar. Y en la nueva casa de los Potter-Black no había mucho espacio.

Bella había estado incordiosa desde la mañana, Alex no entendía porqué. Pero supuso que debió ser algo que le hizo mal al estómago. Lo que la pelirroja no sabía, era que los mellizos de Eli, el Hijo de Zack, y Harry, estaban igual de incordiosos.

-¿Qué le sucede a Bella?.-Preguntó Sirius, cargando a la niña, y comanzando a mecerla para que se tranquilizara.

-No lo sé, ha estado así desde que se despertó.-Respondió Alex, buscando alguna cosas que pueda servir para que la niña deje de llorar.

-Quizás le cayó algo mal, estuvo comiendo chocolate ayer. Quizás eso fue.-Pensó Sirius en voz alta.

-Quizás, aquí tengo algo que le hará bien. Mi madre Melissa me lo daba cuando tenía dolor de estómago.-Dijo Alex, dándole un chupete rosado, el cual estaba ligeramente mojado por el remedio casero de Alex.

La niña se durmió, pero aún seguía lloriqueando. Sirius no sabía que hacer, y Alex tenía dolor de cabeza, pero no por la niña. Desde que tenía su mal presentimiento, su cabeza comenzó a doler.