❀ Capítulo 21

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Jungkook y Taehyung fueron los últimos en llegar al centro comercial. Como siempre, venían molestándose el uno al otro, a razón de Jungkook, Taehyung había tardado demasiado en estar listo, y a razón de Taehyung, Jungkook se veía lindo sonrojado cada vez que le mencionada al rubio y trataba de celarlo.

No fue hasta que el menor de ambos deslumbró al Omega rubio acompañado de Delta que dejó de molestar al castaño y aceleró sus pasos para saludarle. Jimin le sonrió y Jungkook le devolvió la sonrisa algo sonrojado, se acercó y abrazó a ambos chicos, como si no hubiera estado toda la noche con el primero de ellos y no hubiera tenido el mejor día de su vida.

— ¿Qué has venido a comprar? —Preguntó el menor esperando que Taehyung dejase de abrazar a Jimin y éste pusiera atención en él.

— He venido a acompañar a Seokjin. Nunca había puesto un árbol de Navidad, algo extraño, pero este año quiere hacer la excepción. —Formó un mohín con sus labios—. Me gusta ver las luces que cuelgan en los centros comerciales y calles por estas fechas tan navideñas.

— Dicen que pronto se dará la primera nevada. —Añadió el castaño una vez saludó también con una sonrisa tímida al Delta.

Todos miraron en dirección a la calle como acto reflejo y Jimin rió por esa estupidez, acompañado de Jungkook y Seokjin más tarde. Taehyung, al respecto, parecía que su normal comportamiento se había fugado en cuanto llegaron hasta los dos chicos.

— Está bien, comencemos de una vez. —Habló el más alto.

Jimin asintió y tomó con delicadeza la mano de Jungkook para llevarlo consigo a todos lados. Buscaron entre los pasillos del gran centro comercial y en pocos minutos ya habían encontrado una tienda especializada en Navidad, decorada con miles de objetos navideños y mostrando en el escaparate árboles de todos los tamaños y colores.

— ¡No hay rosa! —Exclamó frustrado mientras miraba el cristal.

Jimin rió y entró en la tienda acompañado de los demás.

— Busquen cada uno una figura pequeña para el árbol, la colgaré y así podré recordar todos los años quienes me ayudaron a elegirlo. —Ante las últimas palabras, todos salieron despavoridos y separados a descubrir la tienda, Seokjin se mantuvo en el área de los árboles observando tamaños y precios.

Le encantó uno más o menos mediano. No llegaba a ser natural, contaba con un característico plástico en forma de finas ramas y de un tono blanco limpio. Llegaría a medir metro y medio y era bastante ancho para decorar.

Un carraspeo le sacó de su ensoñación y observó a Taehyung junto a Jimin mirándoles con una sonrisa.

— Muy buena elección. —Alagó el más alto—. Era mi preferido desde que lo vi afuera.

— Me alegro de que estés tan feliz por cosas tan simples. —Murmuró Jimin abrazándole.

Jungkook apareció segundos después y le mostró su objeto decorativo a Seokjin.

— ¡Mira! —Exclamó contento e ilusionado—. ¡Te va a encantar y quedará precioso colgado en el árbol!

Bueno, cabe recalcar que Jungkook era Jungkook, y que si para él era la cosa más fascinante del mundo, quizás para otros no.

Y eso mismo pasaba ahora, cuando mostró entre sus dedos la pequeña figura de la cabeza de Iron Man lista para ser puesta en el árbol y decorarlo.

Pero claro, Jungkook era aún un cachorro pequeño, había que cuidarle.

Por eso Seokjin no hizo o dijo nada más que sonreír y acariciar su mejilla en forma de agradecimiento. Jimin mostró el suyo, una especie de dulce navideño y Seokjin quiso morir de amor ahí mismo por la ternura que representaba el Omega con las mejillas sonrojadas.

Luego estaba Taehyung. Sacó con vergüenza sus manos y dejó ver en ella una linda y pequeña figura de un tigre bebé.

— Oh, Taehyung... —murmuró Seokjin perdido en la figura. La alcanzó y la miró de cerca con una sonrisa—. Es preciosa. Muchas gracias a todos por elegir, pero pidiéndole disculpas a Jungkook, creo que la mejor ha sido la de Taehyung.

Jeon rió restándole importancia, pero al mismo instante golpeaba el brazo de su amigo y el otro reía y se burlaba de él por haber tenido una idea más original.

— Creo que si no tenemos nada más que hacer aquí, deberíamos irnos antes de que empiece a hacer frío. —Todos asintieron ante las palabras del Omega rubio y Seokjin se aproximó a pagar y más tarde cargar con el árbol hacia la salida.

— Jungkookie. —Dijo Taehyung con voz melosa—. ¿Me puedo quedar hoy contigo en tu casa?

— No.

— ¡Jungkookie, vamos, eres mi mejor amigo!

— He dicho que no.

— Ya paren. —Intervino Jimin—. Si quieren pueden venir a mi casa todos y podemos pedir algo para cenar.

Jungkook miró la cara de ilusión de Taehyung, y aunque no le gustó un pelo mantenerlo cerca de Jimin, acabó asintiendo, al igual que Seokjin, el cual se unió más tarde a ellos.

Jimin abrió la puerta de su apartamento en cuanto llegaron y Seokjin por fin pudo dejar el árbol en el suelo. Se había replanteado pasar por su apartamento y dejarlo de una vez ahí, pero vivía casi fuera de la ciudad e iba a tardar demasiado tiempo en volver, seguro se dormía antes de recordar que habían quedado en la casa de Jimin.

Nada más entrar, Jungkook mantuvo la mirada fija en la cristalera de la terraza y miró hacia fuera con ojos brillantes.

— ¡Está nevando! —Exclamó ilusionado.

Tanto él como Park corrieron en dirección a la terraza para afirmar aquello. Era real, estaba nevando y ahora ambos pasarían la primera nevada junto al otro. Sería un buen comienzo en esto a lo que no habían puesto nombre. Ambos se abrazaron eufóricos ante los pequeños copos de nieve e ignoraron todo lo demás. No importaba nada más que ellos.

Mientras que por otro lado, Seokjin salía casi con miedo a la terraza y Taehyung le seguía a pocos pasos por no querer incomodar a la pareja.

— Es la primera nevada que logro presenciar. —Confesó Seokjin—. Fuera de la ciudad no nieva nunca, un fenómeno atmosférico que no entenderías.

Taehyung se acercó a su lado y observó las magníficas vistas desde lo más alto.

— ¿Te encuentras bien? —Preguntó, el Delta le miró confundido—. La última vez saliste corriendo y no me dio tiempo a despedirme siquiera.

Seokjin se encogió de hombros.

— Prácticamente no puedo sentir. —Rió amargamente—. No tengo emociones, ni lobo. No existe.

— Si tienes lobo. —afirmó.

El mayor se volvió hacia él confundido.

— ¿Y tú cómo sabes eso?

— Porque puedo sentirlo. —confesó—. Tu lobo trata de comunicarse con el mío.

Flowers Boy ❀ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora