❀ Capítulo 40

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Jimin llevaba dos días intentando localizar a Jungkook. Su celo estaba próximo, muy próximo y temía porque el Alfa no apareciera a tiempo.

Estaba cansado de llamar a su teléfono, ir al local de tatuajes, al puente, había buscado por toda la maldita ciudad al menor. Y el resultado siempre era el mismo; nada.

Ni Namjoon, ni siquiera Yeonjun, el chico que atendía en su local, sabían de él. No sabía lo que hacer.

— ¿Por qué no te acercas a su universidad? —Preguntó Soobin apoyado en el mostrador con sus dos manos sujetando su cara.

— ¿Ah, sí? ¿Y cómo la busco? —Rió irónico—. Hay más de siete universidades en esta maldita ciudad, descartando una que es la de justo enfrente. ¿Piensas que voy a ir una por una preguntando por Jeon Jungkook? ¡No me da tiempo, antes me llega el celo!

Soobin suspiró y se encogió de hombros para luego levantarse y coger su chaqueta.

— Pues no sé, Jimin. Quizás puedes aventurarte a ir a su viejo apartamento o buscar a Yoongi o a Hoseok. —Habló desplazándose hacia la puerta—. Yo me voy, quedé de nuevo con el Beta del que te hablé y ya me estará esperando.

— ¡Pero ayúdame!

Jimin se quiso tirar de los mechones grises en ese instante.

— ¡No puedo hacer más que tú, idiota! —Park abrió su boca ante el insulto y le amenazó con el dedo—. ¡Tienes las hormonas alteradas, vete ya a casa!

Oh, no dijo eso.

Jimin se acercó rápidamente y tomó la escoba que guardaba tras el mostrador para acercarse a él con el rostro rojo por completo de furia. Nadie le llamaba hormonal, ni aunque estuviera a un día de su celo, nadie.

— ¡No! —Exclamó cuando vio al Omega acercarse amenazante con intención de pegarle—. ¡No dije eso, de verdad! ¡Lo siento!

— ¡Te voy a dejar estéril a ver si te metes de nuevo con mis hormonas, Alfa inútil!

— ¡Oye! —Se quejó. Jimin vio carta blanca y se aproximó.

Soobin se desplazó de espaldas hasta salir por la puerta seguido del mayor con la escoba en alto. Una persona los veía apoyado en la pared mientras soltaba una risita.

— ¡Ven aquí! —Gruñó—. ¡No te voy a pegar!

— Eso espero. —Habló la voz divertida—. Porque hoy le toca a él pagar y no creo que quiera salir si le van a doler los hematomas que le hiciste.

El peligris se giró instantáneamente y bajó la escoba con vergüenza y las mejillas teñidas de rojo.

— Lo siento... —Se lamentó—. Un momento... ¡yo te conozco!

El Beta rió.

— Creo que eres el chico que preguntó por un tal... ¿Jungkook? —Jimin asintió—. Me llamo Yeonjun, trabajo para Namjoon como ya lo sabes.

— Disculpa que te quite tiempo de tu cita. —Se acercó—. Pero... ¿sabes cómo encontrar a Yoongi o a Hoseok?

— No sé quienes son. —Se encogió de hombros.

— Alfa y Omega, el Alfa así bajito y con cara de mala ostia, rostro gatuno; y el Omega risueño y muy colorido. —Explicó—. ¿Te das una idea?

Yeonjun lo pensó mientras Soobin colocaba bien su ropa y se situaba a su lado.

— Oh, si. —Asintió—. Justo acaban de llegar al local cuando yo salía.

— ¡Maldición! —Exclamó—. ¡Soobin, tengo que ir como sea!

El Alfa asintió restándole importancia.

— Pero ellos ya cerraron. —Siguió hablando el de pelo amarillo—. A no ser que tengas mucha suerte y por alguna extraña razón te abran, no sé, tú de camino ve rezando.

— Soy ateo.

— Rézale a la Luna, entonces.

Jimin asintió como si fuera la verdad más absoluta sobre el planeta Tierra y le sonrió cálido al Beta.

— ¡Muchas gracias! —Miró a Soobin—. ¡Suerte, ya no molesto más!

Entonces, echó a correr.

Yeonjun y Soobin se miraron entre ellos y el Alfa se palmeó la frente.

— ¡Jimin, maldición, no cerraste el local! —Gritó, el Omega estaba lo suficientemente lejos como para que le escuchase—. ¡Que sepas que me deberás horas extras por esto, bonito!

No le importó de todas formas, ya que corrió lo suficiente como para llegar jadeante, frenando sus pies frente al local y las letras de neón apagadas. Cogió aire y asintió dándose fuerzas a sí mismo para que la vergüenza no lo acompañase y pudiese llamar como cualquier persona normal.

Llamó varias veces a la puerta metálica, sin ningún sonido que dedujera porque había algún ser humano tras ella, pero igualmente siguió insistiendo.

Veinte minutos más tarde de estar llamando constantemente, un bufido resonó y la puerta se abrió solo dejando ver unos pies.

— ¿Quién demonios es? —Ups, ese era Yoongi.

— ¿Yoongi? —Preguntó con miedo. La puerta se abrió poco a poco.

— ¿Cómo sabes mi-? ¿Jimin? —Se notaba realmente confundido.

— ¡Perdón por molestar, no quería hacerlo, enserio! —Habló rápidamente—. Pero es que Yeonjun me dijo que estaban aquí y llevo algunos días buscando a Jungkook, ¿sabrías decirme dónde está?

Yoongi frunció el ceño y juntó sus labios en una fina recta.

— No tengo ni la más remota idea de donde puede estar. —Miró hacia otro lado.

— Yoon... por favor, necesito encontrarlo. —Suplicó—. No sé si habla contigo o no, pero él y yo somos más cercanos yy me prometió estar conmigo en mi celo... va a llegar pronto y no le encuentro.

— ¿No has pensado quizás que sea un tipo de venganza por su parte?

Jimin no contestó. Unos pasos resonaron y llegaron hasta Yoongi.

— ¿Quién es? —Sus ojos pronto cayeron en Jimin y Hoseok le miró asombrado—. Oh, hola.

— ¡Hoseok! —Exclamó—. ¡Necesito encontrar a Jungkook!

Hoseok miró a Yoongi, éste hizo una señal de silencio.

— ¿No te dijo? —Jimin negó enseguida—. Estos meses separados de ti le pasaron muchas cosas interesantes y fastidiantes.

— ¿Y eso...?

— Él no aparece porque está debatiendo una ahora mismo, y cuando lo hace no quiere meter a nadie más para que no salga perjudicado. —Explicó—. Espéralo, ¿si? Vendrá pronto y cuando lo haga te contará. Estoy seguro.

Jimin agachó su cabeza y asintió.

— Gracias, a ambos.

¿Qué hacía ahora?

Flowers Boy ❀ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora