Flowers Boy ❀ Kookmin

❀ Capítulo 41

(Hace referencia al principio con el capítulo Especial 1k)

Jimin despertó exaltado ante el extraño sueño que había tenido. Era tan confuso haber soñado algo que había pasado hace tanto tiempo... él recordaba cuando su madre le contaba de pequeño ese mismo cuento que el chico contó.

¿Por qué lo recordaba de su madre, verdad?

Ahora todas las dudas existían en su mente. Era un sueño más, no tenía porqué carcomerle la cabeza. Pero igualmente, más tarde iría a la biblioteca o buscaría en Internet sobre la existencia de ese emperador Alfa puro y de su reinado. Porque suponía que si ellos tenían esos rasgos eran de la zona, ¿no?

De todas maneras, sus caras salían difuminadas. Solo sus aromas perduraban en sus recuerdos, a excepción de algunas voces.

Se sintió sofocado entonces al hablar de aromas y recordar el de Jungkook. Ahg, amaba ese aroma. Y todo de él. Su cuerpo se sentía entumecido solo de pensarle, y también quizás un poco caliente, pero eso no influía en sus pensamientos por ahora.

Un momento, ¿caliente?

— Mierda, mierda. —Jadeó cuando vio que por fin había llegado su primer día de celo.

Y Jungkook seguía sin aparecer.

El dolor se extendía a la misma vez que el calor por todo su cuerpo y le hacía jadear y retorcerse en las sábanas. Quizás le quedaban solo unos pocos minutos antes de que su lobo lo dominara por completo, así que lo intentó una vez más. Tomó el teléfono angustiado y marcó repetidas veces el número del menor, sin respuesta.

Y fue cuando llamó por última vez y su iris se volvió completamente azul, que una voz se escuchó desde la otra línea.

— ¿Jimin? —No hubo respuestas más que jadeos insatisfechos—. ¿Jimin estás ahí? Lo siento, lo olvidé por completo, pero creo que aún estoy a tiempo de solucionarlo, ¿cuantos días quedan para tu celo?

Jimin no contestó hasta pasados algunos largos y agobiantes segundos.

— Alfa...

Bien, Jeon ya llegaba tarde.

— Oye, escúchame, ¿bien? —Habló tras suspirar—. ¿Estás en tu apartamento?

— Si.

— Voy en unos minutos, ¿bueno? —No hubo respuesta—. ¿Esperarás por Alfa, Jiminie?

— Si, Jiminie esperará por Jungkookie. —Asintió eufórico como si el otro le pudiera ver a través del aparato—. Rápido, Alfa.

— No me cuelgues, quiero escucharte y saber que estás bien. —Suplicó—. ¿Cómo estás? ¿Me has echado de menos estos días?

Jimin asintió.

— Nene, no puedo verte y seguro has asentido en silencio. Necesito que hables.

— Si, Alfa, te he echado de menos.

— Buen Omega. —Sonrió. Sus pasos resonaban a través de la línea—. ¿Lo has pasado bien? Espero que si.

— Si, no, si, no mucho. —Respondió rápidamente—. Jiminie ha estado bien pero extrañaba a Jungkookie.

— Jungkookie también ha extrañado mucho a Jiminie y a sus besos. —El Omega sintió sus mejillas sonrojadas—. Pero no podía ir, prometo contarte más adelante.

— Bien, Alfa. —Jadeó—. Duele, duele mucho... —Lloriqueó.

— ¿Qué necesitas de Alfa, uhm? —Preguntó—. Estoy seguro de que tu aroma va a ser tan agobiante y excitante cuando me abras la puerta que voy a tener que controlarme para no tirarme encima tuya recién entre.

— ¡No te controles! —Exclamó como un niño pequeño—. ¡Jiminie quiere a Alfa y que él le tome!

— Bien, cachorro, bien. —Suspiró—. Alfa te tomará, ¿de acuerdo? Te dejará tan cansado sobre la cama que no querrás salir de ella en mucho tiempo.

— Jungkookie... —Jadeó. Su mano inconscientemente bajaron hasta su apretada ropa interior y masajeó su miembro erecto por encima de la tela—. Te necesito, Alfa.

— Te daré lo que quieras, ¿escuchas? Todo lo que quieras.

— Quiero tu nudo. —Ahogó un gemido de solo pensarlo.

— Lo tendrás. —Su voz sonó gruesa y dura—. ¿Y sabes que más tendrás? Una bonita marca hecha por mí, ¿quieres eso?

— ¡Si!

— Te marcaré y te daré mi nudo en cuanto llegue a tu maldito apartamento. —Habló mientras veía de lejos el edificio de Jimin. Maldición, la erección que traía en los apretados jeans le estaba pasando factura, pero le daba igual, no había nadie por la calle a esas horas.

— ¿Cuánto queda?

— Muy poco. —Murmuró—. Estoy viendo tu apartamento desde aquí. Prepárate para Alfa de mientras, ¿bien? Si lo que quieres es que te tome en cuanto me recibas, prepárate y no perderé más tiempo del necesario en hacerte mío de nuevo.

— ¡Si, Alfa! —Su voz sonaba tan excitada y sexy ante los oídos del Alfa que reprimió una maldición y un jadeo en mitad de la calle.

Pronto pudo escuchar como su respiración se hizo más errática a través de la línea y como suspiraba con frecuencia.

— ¿Estás preparándote? —Un sonido afirmativo se lo confirmó—. Tus dedos son muy pequeños, imagina que son los míos los que te hacen estar así, perdiendo la cordura y la vergüenza. ¿Te gustan mis dedos cuando te toco, no? Son largos y gruesos, además saben llegar a tu punto favorito.

El Omega gimió sonoramente.

— Y estoy seguro, es más, apuesto mi dignidad Alfa a que mi lengua en tu entrada se sintió mucho mejor, ¿tengo razón?

— ¡Si! —Sollozó.

— Y podríamos repetirlo siempre que me lo pidieras.

— ¡Si, por favor!

— Quiero que te corras con tus propios dedos ahora mismo, dándote placer a ti mismo, ¿me escuchas? —Jimin gimió en afirmación y él abrió la puerta del local del edificio para subir las escaleras—. ¿Lo harás por Alfa, Jiminie?

— ¡S-Si, Alfa! —Gimió más agudo y su respiración se volvió tormentosa—. J-Jungkookie... uhgm...

— Eso es. —Premió—. ¿Lo estás haciendo? ¿Estás llegando al clímax?

Jimin solo pudo concentrarse en su voz y sollozar más fuerte cuando su esencia cayó dejando rastro por sus blancas y suaves sábanas. Respiró con dificultad, recuperándose del doloroso orgasmo que lo azotó y miró en dirección al teléfono.

— Lo hiciste bien, Omega. —Murmuró—. Ahora abre la puerta para darte la recompensa.