❀ Capítulo 48

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Los días tanto para Jimin como Jungkook pasaron irremediablemente rápidos. El primero había ido durante dos semanas a revisiones casi diarias con el mismo fin; no encontraban resultados de su anomalía. Estaba preocupado, su cuerpo tal vez no reaccionaba a los tratamientos que le habían puesto hace unos pocos días. Su baja fertilidad le provocaba tristeza y angustia de no poder concebir en un futuro un hermoso cachorro.

Suspiró apoyándose en sus manos mientras miraba por la ventana de su apartamento. Jungkook vendría en pocos minutos y le daría algunas indicaciones antes de que su celo llegase. El ruido de un motor entonces le llamó la atención y sonrió cuando el menor salió del auto y le saludó con la mano.

— ¡Baja!

— ¿Para qué quieres que baje? —Preguntó confundido, el otro sonrió.

— Oh, Jimeo, vamos, ven conmigo.

— ¿Cómo acabas de decirme?

— ¡Jimeo! —Exclamó divertido—. Es la mezcla de tu nombre y Romeo, el personaje de Shakespeare.

— Pero Kooliet... —Habló—. Romeo deberías ser tú, ya que yo soy quien está en la torre.

— Si tienes imaginación para pensar que estás en una torre, puedes imaginar también que eso no importa. —Rió—. ¿Confías en mí?

— Claro que confío en tí.

— ¡Pues baja! ¡Trae tu pasaporte y documento de identidad, nada más!

Jimin frunció el ceño, extrañado. Igualmente se adentró en el apartamento para buscar esas pertenencias y bajar para encontrarse con el Alfa. Jeon lo saludó con un abrazo por la cintura y un casto beso en sus labios.

— Hola, nene. Ven, sube al coche. —Le tendió la mano.

— Pero Jungkook... ¿tardaremos mucho? No me siento bien, ya lo sabes y-

El Alfa lo calló con un beso en sus labios de nuevo. Jimin parpadeó.

— Deja de hablar, hablas mucho. Hago esto para que te sientas mejor. —Empujó su cuerpo lentamente hasta ayudarlo a entrar en el coche y dar la vuelta para conducir—. Quizás tardemos tres días en volver.

Jimin asintió. Segundos después abrió sus ojos en demasía.

— ¿Cómo que tres días, Jungkook?

— Tengo una sorpresa para tí. —Sonrió—. También se acerca mi celo, así que pensé pasarlo contigo para tener dos días más estando relajados, así como unas pequeñas vacaciones.

— ¿Y la floristería? —Preguntó. Jungkook agarró su mano para entrelazar sus dedos sobre la palanca de marchas.

— No te preocupes por eso, hablé con Soobin la pasada tarde. Él se encargará de todo, amor.

— Está bien. —Suspiró—. ¿Se puede saber a dónde vamos y porqué no me has dejado siquiera coger ropa?

— Uhm, te robé unas llaves la última vez que te visité. —Musitó—. Entré cuando estabas en el trabajo y arreglé una maleta. Eres tan despistado que ni te diste cuenta de que faltaban prendas de ropa en tu armario.

— Entonces... ¿Dónde vamos?

— ¿Has visitado Japón alguna vez? —Sonrió. Jimin le miró con ojos brillantes.

Conseguiría despejar su mente de preocupaciones al menos por un fin de semana. Y lo tuvo más que claro cuando divisó el aeropuerto y Jungkook se encargó de todos los papeleos. El avión abordó poco después, Jimin no paraba de hablar ilusionado, revisando las revistas que había obtenido en el aeropuerto sobre el país a visitar. Estaba tan emocionado por conocer Japón que parecía un niño pequeño en las vísperas de Navidad.

Jeon lo miraba calmado y sonriendo cada vez que el Omega le mostraba algo a su lado en el avión. Se notaba que su ánimo había subido irremediablemente en los últimos minutos, y estaba tan orgulloso de él.

Hicieron falta tan solo veinte minutos para que el peligris cayera agotado en su hombro, profundamente dormido. Había estado hablando demasiado y gastando energías de más, el Alfa lo comprendía totalmente. Cuando la señal de aterrizaje apareció en neón sobre sus cabezas, tocó despertarlo suavemente, para darle la bienvenida al país del Sol naciente.

— Amor. —Le llamó, éste se acurrucó más en su hombro—. Llegamos a Japón, nene.

Sus ojos se abrieron lentamente y con dificultad ante las últimas palabras, miró ilusionado a Jungkook y besó sus labios en agradecimiento por todo lo que estaba haciendo por él. Ambos se tomaron de la mano para salir del avión y recoger sus equipajes.

— ¿Qué haremos cuando lleguemos al hotel, Jungkookie? —Preguntó emocionado.

— Lo que tú quieras. Según las fotos hay un baño impresionante y creo que es incluso más grande que mi apartamento. —Rió, el Omega le siguió la risa—. Tenemos todo un fin de semana para disfrutarlo y conocer Japón. Quiero enseñarte muchos lugares, pero no ahora.

— ¿Por qué no? —Abultó sus labios.

Jungkook carraspeó buscando y parando un taxi para que les llevase al dichoso hotel.

— Creo... creo que tengo demasiada calor. —Rió avergonzado—. Me está sobrando ropa de más y quiero llegar cuanto antes a la habitación, preferiblemente consciente.

— Oh. —Fue lo único que escapó de sus labios.

Jimin nunca había estado con un Alfa en su celo. Claro que en los suyos si que había tenido ayuda, pero él nunca había tenido que ayudar a alguien más. Se sentía nervioso de repente y no tenía explicación. No sabía si Jungkook iba a ser imponente y dominante mediante su celo o iba a ser un cachorro mimado.

— Jungkook. —Le llamó cuando el taxi paró y deslumbró la entrada del hotel—. ¿Cómo eres en tus celos?

— Caliente. —Rió—. Lo demás lo descubrirás en algunas horas. Me gustan las golosinas, como a ti.

— No traje...

— Yo si, vine muy preparado. —Le tendió la mano para solicitar la habitación—. Traje de todo, incluso supresores y pastillas anticonceptivas.

— ¿Y eso último para qué? Si de todas formas es una posibilidad de que quede en cinta tan pequeña que sería imposible. —Suspiró—. Malgastaríamos pastillas y protecciones.

— Eso te lo dejo a ti, cariño. Ya tú decides que hacer. —Acarició su mejilla—. Pero no pienses en eso, ¿vale? Si ha sido una indirecta para decirme que te debo hacer un cachorro mediante mi celo, ha funcionado totalmente.

Park rió golpeándolo levemente en el pecho.

— Estúpido.


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Flowers Boy ❀ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora