❀ Capítulo 30

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Jimin alzó la mirada encontrándose con esos ojos que hacía tanto tiempo que no veía de cerca. Jungkook le miraba sin expresión, sujetando su cintura para que no resbalara y moviendo el piercing que decoraba su labio.

Ante los ojos de Jimin, Jungkook estaba algo... cambiado.

Su pelo largo y negro estaba recogido en una coleta desordenada que dejaba caer algunos cabellos rebeldes por su rostro, su oreja tenía tal vez dos piercings más de los que él mismo pudo contar, sin añadir el metal que adornaba su labio. Y para finalizar con esta rápida observación, su cuello mantenía un tatuaje de flores junto a una frase en... ¿eso era chino?

Su brazo estaba tapado por un papel transparente y mostrando la suave y recién tinta incrustada en su piel.

Jimin casi juró entrar en celo al percibir de nuevo su aroma y sentir como esas grandes manos seguían sujetándole de la cintura sin esfuerzo. Pero tenía que salir de su ensoñación y enfrentar al pelinegro que le había salvado de una prominente caída delante de decenas de personas.

— G-Gracias. —Logró formular. Jungkook le miró de nuevo sin expresión y le ayudó a mantenerse de pie.

Entonces, unos pasos acelerados llegaron hasta él y le cogieron del brazo.

— ¿A dónde ibas? ¡No ves que la exposición es en la acera de enfrente! ¡Taehyung va a matarnos por haber llegado tarde!

Seokjin miró a su amigo, éste mantenía la mirada fija en el menor el cual no prestaba mucha atención. Ahí el Delta se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.

— J-Jungkook. —Murmuró. El nombrado ladeó la cabeza en saludo y le sonrió.

— Hola.

Jimin juraba que esa voz no era la misma que meses atrás, cuando aún era un Alfa tímido e inocente. Ahora, todo eso había quedado en el pasado y podía comprobarlo con tan solo mirar al frente.

— Chico... cuanto tiempo sin verte. —Habló de nuevo Seokjin, anonadado ante su imagen—. ¿Puedo abrazarte?

Jungkook emitió un sonido afirmativo parecido a un "uhum" y abrió sus brazos, extendiéndolos para que Seokjin lo aceptara.

No tardó demasiado tiempo en abrazarle fuerte y con ganas, tantas que Jungkook incluso rió por la presión que ejercía.

— Wow... has cambiado tanto, incluso estás más grande que yo.

Jeon se encogió de hombros.

—Hoseok no permite que en el refrigerador falte leche de banana. —Sonrió, miró a través de la cristalera y se percató de que sus amigos ya habían entrado a donde Namjoon les indicó—. Lamento no poder quedarme más tiempo, pero mis amigos me esperan dentro.

— Oh... está bien, pero no te librarás de mí tan fácilmente al haberte perdido por tanto tiempo. —Amenazó.

— Podemos quedar si te apetece bien, otro día, por supuesto. —Seokjin asintió y miró a Jimin—. Tú solo, nadie más o me iré de inmediato.

— Me parece bien, ¿dónde?

— En cualquier cafetería.

— Pensaba que tratarías de tener más privacidad. Podemos hablar en mi apartamento o yo ir al tu-

— No lo digas. —Interrumpió Jeon—. Lo siento, pero nadie sabe ni sabrá donde vivo por ahora. Para ahorrarme disgustos y dolores de cabeza.

Eso último lo dijo mirando al peligris, y lo notó. El Omega bajó su mirada al suelo dolido. ¿Algo tan malo había sido mentirle?

— Buscaré una buena cafetería entonces. —Jungkook asintió.

— Nos vemos.

Saludó con su cabeza y simplemente entró al local en busca de sus amigos.

Había estado ignorando olímpicamente al Omega durante todos los minutos que duró la charla con el mayor, pero aun así no había pasado desapercibido el aspecto del chico.

Su pelo ahora estaba gris ceniza, portaba unas lentes de contacto azules y su aroma seguía impregnado al de las muchas flores con las cuales trabajaba a diario.

Seokjin tomó del brazo a un confundido Jimin y lo llevó frente a la galería de arte mientras no podía evitar reír.

— ¿De qué te ríes?

— Hubieras visto tu cara. Fue como ver a un fantasma del pasado para ti, otro más. —Rió—. Tranquilo, a mí me pasó igual con Namjoon, ¿recuerdas?

Jimin asintió mirando al suelo.

—Soy tan fan de Jungkook. —Añadió segundos después—. Te ha estado ignorando todo el rato, enserio, eso me hizo el día.

— Te podrías callar. —No era una pregunta, era una orden.

— Te podrías calmar. —Le imitó—. Llevas un aroma a excitación que me dan arcadas. Controla tus feromonas antes de que te saquen de la exposición por andar caliente por ver el chico malo que se ha convertido Jungkook.

— ¡Cállate! ¡Tú si has podido hablar con él e incluso planear salir un día de estos a tomar un café!

— Oh, cariño, eres tan idiota. —Bufó—. La última vez se metió Taehyung entre ustedes, pero ahora me deberás el cielo a mí.

— ¿Qué demonios estás planeando? No quiero saber, no quiero volver a estar atrapado en una mentira que nos llevó a esto.

— Como iba explicando... —Continuó—. Quedaré con él y estaremos hablando. Le hablaré de ti también aunque me mande a casa de un puñetazo, fíjate que voy a arriesgar mi lindo rostro por salvar tu trasero, amigo.

— Claro, venga, y como en todo cuento de hadas en el que vivimos Jungkook se va a volver a enamorar de mí por las buenas palabras con las que tú me describas y hables sobre como lo ha estado echando de menos todo este tiempo, ¿verdad?

— No, idiota. Eso será con el tiempo.

Y con alcohol, quiso añadir, pero si le contaba el plan completo a Jimin, en primer lugar le encerraría para que no saliera con el Alfa, y en segundo... no se dejaría convencer por Taehyung cuando éste le ofreciera algunas bebidas.

Y ahí estabas de nuevo elaborando un plan para juntar a esos dos.

¿Saldría bien de una vez?

Flowers Boy ❀ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora