❀ Capítulo 28

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Las pisadas fuertes de Hoseok retumbaron por todo el pasillo de la universidad. Pero aún así, Jungkook no se inmutó en lo más mínimo hasta que el mayor tiró del gorro de su sudadera alejándolo de esa Beta con quien compartía... fluidos salivales.

— Tengo hambre, vámonos ya. —Se excusó.

— Eres un aguafiestas. —Gruñó con voz grave. Colocó bien su sudadera y peinó su largo cabello con sus dedos, moviendo también con la lengua el piercing de su labio y recolocándolo.

— Estás todos los días así cuando vengo a recogerte para irnos a casa, así que no te quejes.

— Pero hoy seguro conseguía que se viniera conmigo. —Se encogió de hombros—. Siempre llegas a tiempo para estropearme mi jugada.

— Claro que sí, bad boy.

Jungkook seguía sus pasos sin mirar a Hoseok, fingiendo estar ofendido y mirando a su alrededor en busca de algún Omega o Beta al que insinuársele.

— ¿No tuviste suficiente hoy? —Se quejó Jung—. Que yo sepa, tu lengua traspasaba la garganta de esa chica.

Jeon rió escandalosamente y le guiñó el ojo a la vez le hacía un gesto con su pulgar e índice y lo llevaba a ese mismo ojo.

— Solo te doy envidia. —Bufó con sorna—. Soy el más codiciado de tu universidad ahora, te quité el puesto hace meses.

Iba a protestar cuando el ruido de un motor se hizo presente frente a ellos y Jungkook silvó mientras alzaba el brazo para saludar.

— Don Min. —Habló coqueto—. Siempre puntual, así me gusta, bombón.

Se acercó con intención de saludarle con un choque de puños, pero cambió de planes y besó su mejilla como chica empalagosa. Yoongi le quitó de inmediato y éste fue a montarse en el coche seguido de Hoseok.

— Que asqueroso eres, joder. —Repugnó escuchando una carcajada del menor—. La última vez que haces esto, estás avisado.

— Lo que digas, Yoon.

Hoseok volteó sus ojos en blanco y pasó su dedo para quitar todo rastro de Jungkook de la mejilla del mayor. Posteriormente, dejó un beso ahí mismo, siendo bien recibido por el Alfa.

— Oye. —Jungkook se metió entre ambos asientos acercándose a los otros dos—. Si quieres me puedo pintar el pelo naranja y echarme perfume de arándanos para poder besarte sin que me escupas.

— ¡Jungkook! —Exclamó Hoseok avergonzado—. Déjalo, le arruiné el polvo.

— ¡Como siempre! —Sonó divertido.

— Alfa idiota. —Habló Yoongi mirándole tras el espejo—. Namjoon por fin abrirá su local de tatuajes este viernes, ¿vendrás a estrenarlo?

— Por supuesto. —Se echó hacia atrás y abrió sus piernas dominantemente—. Ya sabes que me tienes que apuntar para una cita, y además sabes de sobra lo que quiero.

— Aún no entiendo tu obsesión o como le llames a eso de tatuarte solo flores en tu cuerpo.

— Si voy a llenarlo de tinta, mejor malgastarla en algo útil. —Añadió el Alfa mientras miraba el paisaje a su alrededor—. Que sean Rosas esta vez.

Rosas como las que el Omega rubio al otro lado de la ciudad ordenaba y hacía el recuento.

— La última... ¡aquí! —Murmuraba el Omega hablando solo y pasando lista de las últimas flores que habían llegado.

Soobin transportaba cajas y cajas de ellas desde el almacén para colocarlas en los estantes de fuera y él se encontraba sentado sobre el mostrador mirando a su alrededor.

Para algo tenía al Alfa ahí haciendo el trabajo duro.

— Dime que no hay más, por favor te lo suplico. —Jadeó.

— ¿Sacaste los Crisantemos? —Preguntó y el chico asintió—. ¿Y las Petunias? —Volvió a asentir—. Entonces sí, ya acabaste.

— ¡Bien! —Suspiró aliviado—. Por cierto... ¿qué flores son los Crisantemos y las Petunias?

Los ojos de Jimin le miraron desorbitados. Iba a matarlo, cualquier día colmaría su paciencia.

— ¡Soobin, maldita sea! —Bufó y se acercó a los estantes a comprobar sus propias cuestiones—. Si están aquí, idiota.

— Tienes muchas flores, no me ha dado tiempo en todos estos meses a aprenderlas.

— ¿Pues sabes qué? Te haré un examen. —Le miró con una ceja alzada—. Mañana debes saber mínimo todas las del estante izquierdo.

— ¡Pero Jimin...! —Se quejó bufando.

— No te atrevas a negarte. —Advirtió y medio amenazó el peligris.

— Es que ahí hay más de setenta flores distintas...

El susurro de Soobin no fue escuchado, sus lamentos porque no le hiciera exámenes florales tampoco.

Jimin se centró más en la pareja que entraba por las puertas del local y les saludaba con una cálida sonrisa.

— ¿Cómo están? —Preguntó el castaño—. Acabo de salir de la universidad y me concedieron una exposición en una de las galerías de arte más importante de la ciudad, ¿pueden creerlo?

— ¡Eso es genial, Tae! —Habló Jimin feliz y se acercó a abrazar su amigo—. Estaremos allí para verte triunfar, ¿verdad, Soobin?

Soobin estaba distraído mirando el estante y tratando de memorizar el nombre de tantas plantas.

— ¿Soobin? —Formuló de nuevo.

— ¿Qué?

Ahora Seokjin había estallado en carcajadas.

— ¿Verdad que iremos a la presentación de Taehyung en la galería de arte?

— Oh, si, claro. —Rascó su nuca—. No faltaremos.

Jimin sonrió.

— Os pasaré más tarde la fecha y dirección. —Miró a Seokjin y tomó su mano—. Gracias por vuestro apoyo, chicos, no hubiera llegado a nada sin vosotros.

— Y menos sin mí, puesto que el 90% de tus fotografías son de mi espectacular rostro. —Añadió Seokjin. Taehyung abrió la boca ofendido.

— ¡Mentira! ¡Son de Yeontan!

Oh, Yeontan era un cachorro que ambos habían decidido adoptar hace apenas tres meses. Una ternura que se convertía en lo más temible cuando jugaban con su comida. Aún así, era una fuente de inspiración para el Omega, como el decía, «parece que está enfadado todo el tiempo, tiene rostro muy expresivo para mis fotografías».

Y bueno, Yeontan no iba a ser menos que el mimado por todos.

— Está bien, de todos modos ahí estaremos para ver a Seokjin o a Yeontan. —Sonrió el peligris.

¿Qué le esperaba ese día?

Flowers Boy ❀ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora