En Tus Sueños |Junghope| [Disponible En Físico]

Capítulo 44

-💤-

Hoseok despertó en la madrugada, su respiración era muy intensa, su pecho subía y bajaba hasta que se sentó bruscamente en la cama y tapó su rostro. No importaba cuanto tiempo pasara, la parálisis del sueño siempre sería uno de los peores síntomas de la narcolepsia. Sin embargo, de repente sintió algo peludo en su regazo y al levantar la mirada un ladrido lo hizo parpadear un poco desconcertado.

Teodoro se apegó a su abdomen restregandose un poco y Hoseok respiró sintiendo un extraño alivio con el comportamiento de su muy nuevo compañero. Jungkook se había ido a su apartamento algo tarde, dejando a Teodoro en su caja con una almohada, pero el perrito estuvo rasguñando su cama hasta que Hoseok se rindió y lo subió al colchón para dormir con él, pues Teodoro aún no era lo suficientemente alto.

Ahora él se encontraba abrazando al perrito, sin saber por qué exactamente, pero se sentía tan bien. Teodoro se entretuvo lamiendo sus muñecas y manos mientras Hoseok acariciaba su pelaje. Su mirada se paseó por su habitación, siguiendo la mirada del perrito que parecía revisar el lugar y luego volvía a lamer sus manos.

No hay nadie.

Pensó Hoseok al ver que Teodoro simplemente se volvía a distraer. Pasó así algunos minutos hasta que decidió acostarse de nuevo en la cama con Teodoro a su lado. El perro se dejó abrazar, era muy cariñoso y a Hoseok le causó gracia cuando el perro se tensó al sentir a alguien caminar por el pasillo y cuando su puerta se abrió, Teodoro soltó un ladrido.

Aquel ladrido casi le saca el corazón a Adora que pasaba a revisar cómo se encontraba Hoseok, haciendo que el pelinegro riera y sintiera su cuerpo entumecerse un poco. Entonces Teodor se giró hacia Hoseok y comenzó a lamer de nuevo su muñeca.

─ Wow, adiós calma. ─ Dijo Adora entrando a la habitación, pues la risita que escuchó la hizo darse cuenta de que el menor estaba despierto. ─ ¿Estás bien?

Era una pregunta común ahora. Adora solía preguntarse seguido el estado de Hoseok y la mejor forma de saberlo era preguntando.

─ Me asusté. ─ Confesó Hoseok. ─ Tuve paralisis del sueño.

─ Lo lamento, pequeño. ─ Dijo su mamá acercándose y sentándose en la cama, con su mano acarició el cabello de su hijo quitándolo de su rostro.

El día apenas comenzaba por lo que la tenue luz entraba por la ventana.

─ ¿Ya estás más tranquilo? ─ Preguntó.

─ Sí, Teodoro me ayudó. ─ Dijo el pelinegro.

─ ¿A sí? ─ Preguntó la mayor.

─ Sí. ─ Respondió. ─ Tal vez sintió que me pasaba algo y se subió en mis piernas y cuando me senté asustado lo sentí. No lo sé. ─ Dijo Hoseok acariciando el pelaje del perrito.

─ Oh, gracias Teodoro. ─ Dijo Adora haciendo reír otro poquito a Hoseok. ─ ¿Vendrá Jungkook por tí?

El pelinegro asintió.

─ Dijo que pasaría por mí para que caminemos juntos.

─ Entonces iré a hacer el desayuno. ─ Su madre se levantó y se estiró un poco. Estaba algo nerviosa de que Hoseok volviera a su colegio, ahora que había aceptado la condición de su hijo, le resultaba difícil dejarlo solo.

Su único consuelo era Jungkook, pero ella sabía que cuidar a otro chico era una carga muy grande para otro chico de su misma edad. No sería justo para Jungkook.

Adora salió de la habitación dejando a su hijo sólo para que pudiera alistarse, muchas cosas habían cambiado por recomendación de Jimin. Una de ellas fué deshacerse de la tina, sería muy peligroso que Hoseok se quedara dormido en una tina llena, la siguiente fue poner protectores en esquinas filosas y alfombras en las gradas y algunas zonas donde Hoseok solía pasar, cómo su cuarto.