Capítulo 50

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"Las razones de Sirius y la victoria de la serpiente"

Harry había llegado a su sala la noche anterior, pálido y un poco asustado por haber visto el nombre de Pettigrew en el mapa, y aunque no era su idea, cuando Theo se lo preguntó, estuvo dispuesto a contarle lo ocurrido, después de todo, sus amigos ya sabían la verdad sobre Sirius. 

No esperó que decidiera ir con él a ver a Sirius, y menos que Ron y Hermione también decidieran acompañarlo. 

No fue capaz de decirles que no estaba seguro sobre ir todos juntos, de todas formas, ellos no iban a cambiar de opinión, así que, al salir del colegio, se dirigieron directamente a Hogsmeade y de allí, a la Casa de los Gritos. 

—Por cierto, ¿cómo lo encontraste la primera vez? Nunca nos lo explicaste— preguntó Ron en un murmullo.

Hay un pasadizo bajo el sauce boxeador— explicó, restándole importancia. 

—¿Cómo hiciste para acercarte? ¡Esa cosa destruyó tu escoba!

—Err... hay una forma, si aprietas uno de los nudos del árbol deja de moverse— masculló. No estaba seguro de que mencionar a Crookshanks sea una buena idea, apenas se habían reconciliado, y no estaba seguro de tentar a la suerte aún. 

Tuvieron que esperar varios minutos hasta que nadie estuvo cerca para que pudieran entrar a la casa sin llamar la atención, no es que estuvieran seguros de que estuviera o no prohibido, pero era mejor que nadie pensara que estaban metiéndose en problemas. 

¿Buscar a un prófugo de la ley era meterse en problemas? Es decir, ¿siquiera había una regla que contemplaba eso en el colegio? Harry prefirió no preocuparse por eso ahora. 

Cuando entró a la casa, golpeó suavemente una de las puertas cerradas, misma de la habitación donde había encontrado a Sirius antes. 

No estaba listo para que un enorme perro negro le saltara encima.

—¡El Grim!— gritó Ron, sin siquiera pensarlo. 

Hermione soltó un grito también, pero Harry se rió, separándose del animal cuando tuvo la oportunidad de hacerlo. Aún encontraba raro eso: no tenía idea de porqué tenía miedo de abrazar a su padrino en su forma humana, pero su forma animaga no le causaba ninguna reacción, aún sabiendo que no era realmente un animal. 

—Está bien, Padfoot, puedes confiar en ellos, son mis amigos— afirmó Harry señalando a sus compañeros. 

La sorpresa en el rostro de sus amigos fue muy cómica, viendo como el perro negro poco a poco tomaba la forma de un ser humano. 

Sirius ahora lucía un poco mejor, se notaba que la comida que Harry le mandaba estaba ayudando para que el hombre recobrara fuerzas, y también lucía menos desaliñado gracias a las ropas que le había dado, aunque era un poco extraño porque los pantalones eran los mismos del uniforme escolar, solo que agrandados con un hechizo para que sean del tamaño del adulto. 

—Hola, cachorro... Hola a ustedes también— saludó casualmente, alzando la mano. 

—Padfoot, ellos son Theodore Nott— señaló a Theo, quien asintió con la cabeza—, Ronald Weasley —siguió, el mencionado solo murmuró un "Ron está bien" mientras saludaba, nervioso—, y Hermione Granger. 

—Hola, señor Black...— saludó Hermione. Sirius pareció muy sorprendido de que alguien se dirigiera a él con tanto respeto.

—Llámenme Sirius— dijo, restándole importancia mientras sonreía. Miró entonces a Harry, quien rápidamente tomó su mochila para buscar en ella. 

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