Capítulo 39

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"Las verdades se asoman"

Pasaron dos días antes de que Harry despertara nuevamente, a pesar de que la poción solo tendría que haberlo hecho dormir durante unas horas. No trataron de sacarlo del suelo a la fuerza, pero sí se preocuparon por administrarle otras pociones para suplir el alimento que estaba perdiendo. 

Cuando abrió los ojos, Harry estaba algo aturdido. Tardó casi cinco minutos en solo darse cuenta de dónde estaba, y es que su mente estaba tratando de ordenarse antes de instruirle cualquier movimiento a su cuerpo. 

Se levantó con cuidado, sintiendo que le ardían los ojos, recordando lo que había ocurrido antes de quedarse dormido, o que lo obligaran a dormirse, más bien. 

"Lo arruiné".

Se llevó las manos a los ojos, tratando de evitar que las lágrimas salieran, pero a lo mucho lograba evitar que no se deslizaran por sus mejillas. 

Él no quería que nadie supiera cuán roto estaba. Ya había fallado una vez cuando Theo lo encontró en medio de un ataque y se vio obligado a llamar a su jefe de casa, pero aquello fue algo menor.., esta vez se había excedido. 

Había hecho todo lo posible por calmarse, pero comenzó a sentir miedo, y todo empeoró cuando el profesor Snape lo sujetó de las manos. Sabía que no era su intención herirlo, sino que era lo contrario, estaba tratando que dejara de lastimarse. Él no estaba consciente de cuando se lastimaba a sí mismo, pero el dolor residual le decía que lo había hecho, así que comprendió luego porqué el maestro había hecho eso.., aunque eso no hacía más fácil sobrellevarlo. Realmente sentía que le quemaba cuando alguien lo tocaba. 

En verdad se había esforzado, porque sabía que si alguien notaba lo mal que estaba, lo dejarían de lado. Harry no sabía muchas cosas, pero una de las que había aprendido es que, cuando algo está roto, te deshaces de eso; sus tíos hacían eso... Y siempre temía que los demás hicieran lo mismo con él si se enteraran de la verdad. 

Era por ello que había procurado que nadie lo supiera. Tener una "nueva vida" hubiera sido la idea, una donde nadie supiera su realidad, una donde pudiera escapar de todo... Pero había fallado. 

Se había derrumbado, no fue su intención, pero el temor que le provocó pensar que fue uno de los mejores amigos de sus padres, uno al cual le confiaron su vida, que Peter Pettigrew haya sido el responsable de todo... La idea de que uno de sus amigos pudiera hacer lo mismo, o peor aún, que él mismo sea quien termine lastimándolos... Le aterró, y finalmente eso lo rompió.

Lo único que podía agradecer era no haber perdido el control más allá de de soltar gritos al aire. No recordaba lo que dijo, pero sabía que no había lastimado a nadie, o al menos eso esperaba. No quería ser castigado por causar daños, aunque aún no sabía si sería o no castigado por perder el control de esa manera. 

Se levantó con cuidado de la cama, sintiendo un ligero mareo que lo obligó a quedarse quieto unos segundos. Miró al calendario que tenía junto al reloj, horrorizándose al descubrir que habían pasado dos días. Dejando del lado su malestar, fue corriendo hacia el armario. 

Había sido descuidado, no sabía si la comida que estaba allí había sido suficiente para que Zar estuviera bien durante dos días. No podía creer que se había permitido estar inconsciente dos días. ¿Cómo iba a cuidar de Zar si ni siquiera podía cuidar de sí mismo?

¿Zar? ¿Estás aquí?— siseó, rogando recibir una respuesta. 

Soltó un suspiro de alivio cuando, de la manga de una de sus camisas que había usado para armar la "guarida" donde dormía Caezar, este salió, aparentemente, recién despertándose. 

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