Capítulo 65

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"La vuelapluma y el espejo"

Hacía ya un tiempo desde que Harry había deseado irse de Hogwarts, pensando que era mejor simplemente abandonar el colegio... había sido agradable deshacerse del sentimiento en su momento, pero ahora eso estaba regresando.  

Ya el día anterior había entendido que, a parte de los Slytherin, nadie estaba feliz con que él sea uno de los dos campeones de Hogwarts. 

En la primera clase del día, los Hufflepuff le habían hecho saber que ellos no estaban contentos con él. Era como si ellos pensaran que quería robarle el protagonismo a Cedric, o algo así, pues no los entendía. 

En la segunda clase, incluso la profesora Sprout lo trató con cierta frialdad. Ella no trataba así a nadie. Como Herbología era con los Ravenclaw, pudo notar también que ni siquiera ellos lo apoyaban. Pensó que al menos ellos no tendrían excusas para despreciarlo... pero estaba equivocado. Las águilas parecían creer que él hizo todo aquello para buscar más fama. El simple pensamiento lo enfermó. 

Intentó hablar con Hermione, primero explicándole lo que ocurrió el sábado luego de salir de la biblioteca, así luego preguntarle si sabía algo de Ron, o si seguía enojado con él. 

Casi deseó no haberlo hecho. 

—Está celoso— le dijo en un murmullo. —Sé que no buscas atención, pero... siempre es así. Sus hermanos, tú que eres su mejor amigo y eres famoso... Siempre intenta no decir nada, pero supongo que esto fue demasiado. 

Una vez más, Harry se sorprendió de sí mismo por no haber comenzado a llorar ahí mismo. 

—No tiene idea...— masculló, mientras ponía un poco más de fuerza de la necesaria para sujetar una maceta vacía... —No tiene idea de lo que se siente...

—Bueno, no... por eso...— trató de decir Hermione, pero Harry negó con la cabeza. 

—Dile que con gusto le daría mi lugar— susurró con aparente tono calmado, pero sus manos estaban temblado.— No le va a hacer ninguna gracia. 

La niña abrió la boca para protestar, pero Harry ya se había girado hacia Theo para hablarle a él, ignorando a Hermione para terminar rápido su trabajo. 

Y aunque aquello ya fue difícil, la peor clase aún no llegaba. 

Tenían pociones con los Gryffindor esa tarde. 

Ellos eran, de lejos, los que peor lo trataban. 

Siempre existió una rivalidad tirando a enemistad entre los leones y las serpientes, pero eso era simplemente ridículo. Varios Gryffindor ya lo habían tratado de hechizar, y aunque en lo único que podía darles crédito era que lo atacaban de frente y no por la espalda, seguía siendo terriblemente desagradable. 

Cuando estaban esperando frente a la puerta del laboratorio de pociones, Harry permanecía con la cabeza metida en un libro, tratando de ignorar las miradas de parte de los leones. Hasta ahora el único que no lo miraba mal era Neville, con quien ya había hablado en la biblioteca y le había creído con respecto al cáliz y todo el incidente. Ron simplemente no lo miraba, y cuando lo hacía, solo mantenía una expresión neutral. 

La clase fue incómoda, y Harry casi no podía concentrarse, por lo que apenas y lograba evitar que algunos alumnos tiraran cosas a su caldero y así evitara que explotara su trabajo o arruinaran el antídoto. Casi llegó a sonreír cuando el profesor dijo que envenenaría a uno de ellos para probar sus antídotos. 

Incluso estuvo feliz cuando Colin Creevey fue a decirle al profesor que lo necesitaban que vaya junto a los otros campeones, aunque hubiera deseado que no mencionara la parte de las fotos. 

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