"Cuando llega la tormenta"
Harry no podía evitar que había cosas que pasaban demasiado rápido, algunas simplemente le costaba entenderlas, tal como lo que había ocurrido tan solo al día siguiente que la inocencia de Sirius haya sido anunciada.
Peter Pettigrew había logrado huir cuando era trasladado a Azkaban, había conseguido asesinar a uno de los aurores que lo transportaban al usar, aparentemente, el mismo hechizo que usó cuando mató a los doce muggles aquella vez, y aunque los otros tres aurores salieron vivos, sí terminaron heridos de gravedad y no pudieron evitar que la rata (literalmente rata) escapara.
El día que había salido la noticia Harry estuvo nervioso todo el día. Había conocido bien a Pettigrew ese último mes, lo suficiente como para saber que no iría a buscarlo y tratar de hacerle daño, menos sabiendo que Sirius ahora estaba libre y podía estar con él... El problema era que no tenía ni idea de lo que quería hacer.
Quería pensar que Pettigrew simplemente se volvería a esconder, que era demasiado cobarde como tratar cualquier cosa... Pero no podía estar seguro de nada.
A medida que las semanas pasaban, Harry trató de tranquilizarse, convenciéndose a sí mismo de que no debía preocuparse tanto... Pero era tan difícil que varias veces terminó hiperventilando porque su mente no colaboraba y lo hacía entrar en pánico.
Esa mañana, Harry se levantó aún medio dormido, dirigiéndose, mientras bostezaba, hacia su baúl.
Se desperezó antes de arrodillarse frente al baúl para buscar en él un pequeño frasco. Lo abrió y sacó una de las pastillas que contenía, y dejando todo en su lugar nuevamente, fue hasta su mesa de noche y se sirvió un poco del agua de la jarra que Kreacher siempre le dejaba lista. Tomó la pastilla y suspiró, estirándose para ahora dirigirse al baño y darse una ducha.
—Tendré que ir a comprar más— murmuró para sí mismo mientras entraba bajo el agua fría, suspirando.
Harry se podría burlar de sus propios pensamientos. Realmente no le gustaba bañarse, no por la misma razón de los niños pequeños que no les gusta mojarse, o lo que fuera... sino porque sentía que nunca podría estar realmente limpio.
Siempre cerraba los ojos y trataba de no mirar su cuerpo, pero esto era obviamente imposible, y tarde o temprano los terminaba abriendo.., solo para ver que su cuerpo estaba dañado.
Odiaba las cicatrices que estaban en su cuerpo, odiaba su cuerpo.
Los moretones por fin habían desaparecido tras un año entero de no recibir golpes, pero había un montón de marcas que seguían allí, y eso le desesperaba. Él temía que un día otras personas pudieran ver las marcas, le aterraba, porque no podía imaginarse quién querría seguir cerca suyo luego de ver que estaba manchado, roto.
Soltó un gemido ahogado cuando se dio cuenta de que, otra vez, se había hecho daño con las uñas. Siempre era lo mismo, veía las marcas, las despreciaba, y luego se hacía más daño, como tratando de borrar las viejas cicatrices, cosa que solo las empeoraba.
Su piel blanca se manchaba muy fácilmente, y el que fuera poco saludable no ayudaba. Incluso si no buscaba lastimarse, cualquier rasguño dejaba marcas por días, y él odiaba eso.
Luego estaba el hecho de que era terriblemente delgado. Había ganado al menos cinco kilos desde que entró a Hogwarts, incluso apostaría que ya había ganado casi diez, lo que lo ubicaba en un peso más o menos saludable, o eso había dicho madame Pomfrey. Pero seguía siendo muy delgado. Harry ignoraba totalmente el hecho de que tenía las caderas un poco más anchas que antes.
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Insecurity
Fanfiction[Primera parte - FINALIZADA] »Primer a cuarto curso de Hogwarts. _________________________________ Harry Potter llega a Hogwarts, pero el temor y la incertidumbre se volvieron una constancia en su vida y le impiden disfrutar su nuevo mundo como debe...