Capítulo 11

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"El reflejo de un deseo"

Aún una semana después, Harry y los demás no descubrieron nada acerca de quién podría haber hechizado su escoba durante el partido.

Hermione y Ron insistieron en que era el profesor Snape (dado que la niña alcanzó a verlo con los binoculares mientras recitaba un hechizo y lo miraba directamente); pero Harry no entendía porqué su jefe de casa querría matarlo. 

Lo único que descubrieron además de eso fue con respecto a lo que Fluffy cuidaba; entre charla y charla con Hagrid, se le escapó decir un nombre más, "Nicolás Flamel". El semi-gigante se enojó consigo mismo por dejar escapar otro dato. 

Harry no sabía porqué recordaba ese nombre de algún lado, pero, aún tratando de mantenerse lejos del tema, hizo un sobre-esfuerzo por no preocuparse al respecto.

Siguió visitando regularmente al cerbero. Encontró que le encantaba pasar tiempo con el enorme cachorro de tres cabezas, porque sí, ahora también lo veía como un cachorro y no como un perro adulto, por grande que fuera.

Las clases tampoco iban mal, y las vacaciones de Navidad se acercaban cada vez más. 

El frío era cada vez más evidente; y Harry odiaba esto. Le gustaba más el frío que el calor ciertamente, pero odiaba todos los ataques de asma que esto le provocaba, y tener su sala común en las frías mazmorras no ayudaba. 

En una ocasión había comenzado una crisis al llegar a la sala común, pero antes de que pudiera usar el inhalador, Malfoy se lo había quitado, insinuando que era un juguete muggle y se burló de él; al menos hasta que un prefecto (que dio la casualidad era un mestizo) entendió lo que ocurría al ver al rubio con el inhalador en manos y Harry tosiendo en busca de aclararse las vías respiratorias. 

Mientras el rubio se llevó un regaño, Theo le preguntó qué se suponía que era eso; fue ahí que su compañero de habitación se enteró de que tenía asma y qué era eso que Malfoy llamó "juguete". Los gemelos Weasley también se enteraron luego, curiosos por saber porqué el rubio presuntuoso se estaba llevando el discurso de su vida. 

Malfoy se siguió burlando de él, pero no encontraba con qué meterse: a nadie le hacía gracia que Harry tuviera asma, de hecho, solo hacía que se sintieran aún más impresionados con que, incluso así, haya podido convertirse en jugador de quidditch, y entonces volvían al tema de lo increíble que había sido el que pudiera mantenerse sobre la escoba. Enfadado y celoso, Malfoy volvió a meterse con su familia.

—Debe ser triste pasar Navidad en Hogwarts, ya sabes, por no tener a nadie en casa que te quiera.

Harry sabía que solo parloteaba, no había forma que el rubio supiera que en esa casa no solo no lo querían, sino que lo odiaban... pero aún así le incomodaba el tema. Era por ello que hizo todo lo posible para que nadie notara lo que ocurría allí, él quería ser un niño más del montón, por lo que se esforzaba en dejar todo atrás, armando una nueva vida en Hogwarts... no es que fuera difícil, en la casa de sus tíos era un fenómeno; allí, una especie de héroe.

No le gustaba ninguna opción.

Esto es horrible— siseó molesto.

—¿Dijiste algo?— cuestionó Theo, alzando la cabeza. Sabía que Harry había hablado, pero no entendió ninguna palabra por no escucharlo bien.

—Dije que es horrible. Nos han dejado más tarea que en todo lo que va del año.

—No tienes que comenzar a hacerla ahora, ¿sabes? Es para vacaciones.

—Sí, pero si no inicio ahora, lo dejaré todo a última hora, y quiero hacer algo decente.

El chico solo se rió, pero no dijo nada.

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