Capítulo 40

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"La prueba de sangre"

Harry estaba realmente ansioso por ir al Callejón Diagon para poder hacerse la prueba de sangre en Gringotts. No iba a decir que no estaba nervioso, es decir, estaba por descubrir su legado familiar, era difícil que no lo estuviera...

Tenía algo de miedo, no podía imaginar lo que ocurría si descubría que realmente tenía algún familiar... Por una parte, le emocionaba saberlo, y por otra, le preocupaba. Nada le daba la garantía de que su familia realmente fuera a quererlo; los Dursley habían sido su "familia" y nunca lo apreciaron, ¿cómo podría asegurar que no sería igual? 

Por otro lado, aún tenía en mente la última charla con el profesor Snape y el señor Regulus. No había dicho nada, pero había respondido preguntas. Solo era decir "sí" o "no", dejando que ellos interpretaran la información que les daba de esta forma. Sabía que en algún momento le tocaría ser más específico, pero de momento, no había mucho más que podía decir, no solo porque no quisiera... sino que simplemente no podía.

Negó con la cabeza, despeinando su cabello y poniéndose la túnica por encima de su ropa muggle. Realmente resultaba útil el poder usar túnicas en ese momento, le evitaba el tener que pensar cómo ocultar a Zar cuando no estaba vistiendo una camisa o suéter de manga larga. 

¿Zar?— llamó. 

Harry sonrió cuando la serpiente salió de la jaula de Hedwig, donde su lechuza también estaba durmiendo pacíficamente. Estaba feliz que ambos animales se llevaran bien, y algo que le encantaba era verlos juntos. Quizá tenía que ver con que ambos eran de color blanco con ojos amarillos, o la coincidencia de que ambos, técnicamente, compartían cumpleaños. No sabía la fecha de nacimiento de Hedwig por obvias razones, pero como se la habían regalado y le había dado el nombre el día de su propio cumpleaños, lo había tomado como tal; y, claro, Zar sí había nacido el mismo día. 

Sabía lo tonto que sonaba diciendo cosas así... pero le gustaba pensarlo. Él no había sabido su fecha de cumpleaños hasta que llegó a la escuela, y ni siquiera luego de eso le había importado realmente, no es tan raro que quisiera darle la importancia que debía ahora a los cumpleaños de los demás, ¿no?

Se giró cuando escuchó a Kreacher aparecer detrás suyo. El elfo siempre miraba primero la habitación, como considerando si era necesario volver para limpiar o no; nunca era necesario, Harry no había mucho desorden, a lo mucho dejaba algunos libros fuera de lugar porque los estaba usando, pero luego los volvía a acomodar por su cuenta. 

—El señor Harry Potter debe bajar a la sala. El amo Severus lo está esperando para salir. 

—Iré en un momento, gracias, Kreacher. 

Eso era algo que nunca entendía, no sabía porqué siempre que agradecía, el elfo lo miraba como si estuviera tramando algo. ¿Quizá no estaba acostumbrado? Al menos no lloraba como Dobby. Se preguntó qué estaba haciendo el pequeño elfo, esperó que estuviera bien, realmente no sabía qué hacían los elfos si eran liberados, y nunca había encontrado algo sobre eso en ningún libro que haya leído. 

Luego de asegurarse de que estaba todo en orden, Harry bajó a la sala, tarareando vagamente para tratar de no pensar tanto en la prueba de sangre que se haría, de todas formas, ni siquiera sabía cómo se suponía que era una, incluso si habían tratado de explicárselo, era difícil imaginárselo hasta no verlo.

Se despidió del señor Regulus antes de entrar a la chimenea con los polvos flu en mano, ni siquiera estaba usando sus lentes y optó por las lentillas, había aprendido que era mejor así luego de hacer viajado sin los lentes cuando estaba con los Weasley, el no poder ver bien simplemente lo mareó aún más y de no ser por George se hubiera caído al llegar a La Madriguera. 

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