Capítulo 9

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"Halloween"

El sábado Harry decidió volver a su tarea de explorar el castillo, decidido a averiguar a dónde llevaban esos pasillos secretos que había encontrado antes pero no había podido investigar antes.

De alguna forma, volvió a terminar frente a la puerta cerrada de la otra vez. Soltó un chillido de frustración cuando se dio cuenta; había tratado de mantener su curiosidad a raya, nada salía bien cuando quería ser curioso. 

Los niños eran curiosos por naturaleza, sí, y generalmente así es que aprendía, pero, Harry nunca había tenido la oportunidad de ello, para él, ser curioso era sinónimo de ser castigado, y eso no es algo que quisiera. 

No tenía la menor idea de cómo eran los castigos en Hogwarts, y no quería saberlo, temía que fueran peores que en la casa de sus tíos. ¿Y si hechizaban un cinturón para golpearle la espalda? Su tío se cansaba rápido por su mala condición física, pero si lo hacían con magia podría durar horas.. y la idea de que le metan las manos en el fuego avivado con magia tampoco le agradó nada, ya debió parecer demasiado torpe para sus compañeros cuando les dijo que las quemaduras en sus manos eran porque se las lastimaba mientras trataba de aprender a cocinar como para tener nuevas porque algún profesor decidió que debía meter las manos donde no debía. 

Suspiró y se dispuso a irse de allí, pensando que tal vez podría ver a Hagrid, realmente le gustaba el semi-gigante; era muy amable con él y no le gritaba por preguntar cosas, aunque a veces desviaba el tema para no responderle, él no insistió.

Bien, no sabía cómo reaccionar cuando, de hecho, vio a Hagrid, pero salir de la puerta que él creyó estaba cerrada. 

Ahogó un grito cuando alcanzó a ver lo que estaba allí encerrado. 

¡Un cerbero! ¡Hagrid tenía un cerbero en Hogwarts! 

Cuando vio que comenzaba a acercarse, salió corriendo del pasillo, ya tendría otra oportunidad de preguntarle al hombre porqué había un cerbero en el castillo, pero no pensaba que fuera buena idea ser atrapado en el pasillo del tercer piso; y si recordaba bien, Hagrid le dijo que la Señora Norris, la gata del conserje Filch, lo seguía siempre que entraba, y no quería cruzarse con la gata tampoco. 

Seguramente Theo pensó que había algo mal cuando llegó corriendo a la habitación, y es que, de hecho, ¡lo había! ¡Había un cerbero en Hogwarts! 

Suspiró y se decidió por acostarse un rato luego de decirle que todo estaba bien, que lamentaba haberlo preocupado. Solo se metió a la cama, pensando un poco en lo que había visto. 

Los cerberos eran guardianes, así que ese que estaba en la sala seguramente estaba cuidando algo, algo lo suficientemente importante como para ponerlo allí. Hagrid le dijo que no había lugar más seguro que Gringotts... excepto tal vez Hogwarts. 

Frunció el ceño, ¿allí estaba resguardado el paquete que habían sacado de Gringotts aquella vez? 

Dudaba que Hagrid le dijera si ahí estaba el paquete, y mucho menos le diría qué era; pero esperaba que pudiera hablarle sobre el cerbero al menos. 

Iría otro día a hablar con él.

El domingo ocurrió algo un poco extraño, mientras Harry estaba sentado en la alfombra de la sala común leyendo, esperando a que Theo bajara para ir a desayunar, se fijó en uno de los adornos de la sala.

Debía decirlo: esa era la sala de Slytherin en todo su esplendor. 

La primera vez no lo notó más allá de los colores, pero cuando obtuvo sus lentes fue capaz de contemplar todos los detalles, y encontró particularmente divertido el que hubieran tantas serpientes en todo el lugar. Le pareció aún más simpática la idea de que en otras salas también fuera así; ver detalles de leones en la de Gryffindor, tejones en la de Hufflepuff y águilas en las de Ravenclaw.

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