Capítulo 21

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"Secretos, una clase inútil y más secretos"

Harry soltó un pequeño suspiro mientras balanceaba lentamente las piernas por el borde de la camilla, esperando a que la señora Pomfrey vuelve con la poción que debía tomar.

Luego de haber llegado, el profesor Snape sugirió que vaya a la enfermería para hacerse un chequeo, eso recordando que el año anterior llegó con un caso grave de anemia.

Por suerte, ese año, si bien había tenido una pequeña recaída, estaba muy bien, esto seguramente gracias a su mes en La Madriguera y la insistencia de la señora Weasley en comer varias veces el día (y varias porciones).

La señora Pomfrey recordó que Harry prefería ser llamado por su nombre, eso le agradó mucho al niño y lo hizo sentir más cómodo a su alrededor, aunque aún no aceptaba que lo tocara, pero como los chequeos del mundo mágico se hacían solo con la varita, no tenía problemas con ello.

Lo que no sabía Harry, es que ahora la sanadora estaba hablando con su jefe de casa, porque esta vez, no había hecho solo un chequeo como le dijeron que era... sino que había sacado parte de su historial médico.

Severus estaba, cuanto menos, furioso.

Tenía en sus manos el pergamino que mostraba solamente los últimos tres meses, pero aún así, era evidente de que las cosas no estaban bien.

En el mes de junio el niño estaba relativamente bien, aunque había signos de insomnio, no era el único que pasaba por eso en el último mes de clases, especialmente antes de los exámenes, y más considerando la "aventura" que tuvo para evitar que Quirrell obtuviera la maldita piedra.

El problema, venía en julio.

Era increíble como se podía ver el descenso en la salud del niño, desde la falta de alimentación correcta hasta el hecho de que había signos de sobreesfuerzo y agotamiento físico. ¿Cómo podía ser que un niño que apenas iba a cumplir doce años tuviera señales de ese tipo, que normalmente solo se presentaba en adultos? Y eso no era lo peor... eso estaba en la última semana del mes, o más bien, en el último día, el cumpleaños del chiquillo.

Había una parte del pergamino que describía múltiples hematomas en varias partes del cuerpo, moretones que incluso después de un mes no estaban cerca de curarse, lo cual significaba que tanto la salud precaria del niño no permitían su recuperación, como el hecho de que los golpes habían sido demasiado fuertes. Era imposible que se los hubiera hecho solo o por "ser torpe", como se había excusado antes.

En el mes de agosto las cosas habían mejorado nuevamente, se disminuyó la anemia y no había nuevos signos de maltrato físico, e incluso había subido un poco de peso en ese tiempo; por lo que era evidente que el niño ya no había estado en el mismo lugar de antes, y a juzgar por haberlo recogido junto al niño Weasley, era evidente que había pasado las vacaciones con ellos. 

En el historial no aparecían las cicatrices anteriores ni las que permanecían en su cuerpo, pero Severus había visto las manos del chiquillo antes. En sus clases el chico usaba guantes todo el tiempo, pero había alcanzado a verlas en otras ocasiones, y aunque no nítidamente, había visto que tenía las manos parcialmente quemadas y estaba seguro de que también tenían cortes.

Se frotó el entrecejo, molesto. Albus no le dijo con quién se quedaba el niño, pero le había afirmado que estaba seguro. Seguro de los mortífagos será, porque era obvio que no de las personas con quiénes se quedaba. 

Poppy volvió a la enfermería para entregarle las pociones al niño, y aunque hubiera querido darle algo para las manos, necesitaría la evidencia en caso de que esté de cara (y estaba seguro de que así era) a un caso de maltrato infantil.

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