XLVII 2/2

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Sus pasos son tranquilos, su voz al decirme ese apodo me da escalofríos por lo aterrador que suena aunque lo dice con elegancia. Es esa misma palabra que me dijo antes de irme de donde me llevaron con mamá. Su voz sale completamente tétrica.

—¡Kyler! —grito en un susurro por detrás del telón pero no lo encuentro. Me acerco a la puerta e intento abrirla, por suerte no está asegurada, salgo por ahí evitando tropezar.

El campus está libre de alumnos, ya no hay nadie y la mayoría de ellos deben estar en los preparativos para mañana que es la fiesta de graduación.

Se me ocurre gritar y pedir ayuda, pero... Temo que eso no va a salvarme, así que sigo corriendo. No me siento en peligro, pero sé que si ellos tienen conexión con mamá no son buenos para mí.

Me detengo al ver el auto de Solange estacionado y ella bajando del auto, debe estar enojada porque no he salido al tiempo que debía salir.

—¡Mamá! Ya estás aquí, lamento la demora. —levanto la voz con un tono suave y veo a mi alrededor, Izan no está.

Cierro los ojos con fuerza mientras camino al auto.

—Sage, estaba por ir a buscarte.

—No era necesario, demoré porque quería darle las gracias a la señorita Angela, ya sabes.. es una muy buena persona y excelente instructora.

—La vi salir hace 25 min.

—Si, ya ves como dije.. "quería" no la encontré y seguí buscándola, pero sabía que estarías aquí y me regañarías. 

—No, no. Esta bien, vamonos.

Enciende el auto y lo pone en marcha, me pongo el seguro del asiento y veo las calles siendo concurridas por adolescentes, estoy segura que ya están alistando sus vestidos, peinados y maquillaje para mañana.

Es el día más esperado del año por un baile a lo estilo princesa, habrá mucha comida y bebidas.

Me pierdo pensando en como será luego se irme, estoy feliz por eso, pienso y creo escenarios de mi posible futuro.

Llegamos y soy la primera en bajar fingiendo que me agrada estar de nuevo en este maldito centro de psicología.

—¡Perla! —levanto los brazos en sorpresa, obviamente falsa. Sabía que ella estaría aquí y tengo que fingir bien. Ella me mira y forma una sonrisa hipócrita. Tiene esa mirada que desprecia a toda alma que ve pero se acerca y me abraza.

—Sage. Es bueno verte. ¿Donde estabas?

—Eh.. pues.. —busco a Solange para que responda por mi.

—Estaba en reposo por un accidente que tuvo, recibió un balazo.

¿Qué? Yo... ¿Recibí un balazo? ¿No era una apuñalada suave?

—Oh... —finge horror. —¿Como sucedió?

—Un asalto. —mi madre acaricia mi cabello con pena. —Pero todo en orden. ¿Entramos?

—Si, si. —la pelinegra sostiene mi brazo mientras caminamos al interior.

Pero antes de entrar me detengo.

—Mamá... ¿Pamela no va a venir? —mi madre y Perla intercambian miradas.

Finalmente ambas niegan con la cabeza.

—Tuvo que quedarse en casa, tiene tareas y muchas ocupaciones. —le resta importancia. Volvemos a caminar pero sus palabras no abandonan mi mente.

Mienten.

Deben tenerla encerrada o algo peor. Necesito el portátil de Solange, para sacar información de la OMC. Necesito saber eso y no me voy a detener. Tengo que ir por Pamela y de paso por esa máquina.

ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora