ALEXER. CORRIGIENDO

XLV

—No lo conozco...

—Los amigos... No mienten. —le recuerdo mirándola a los ojos.

Accedí a salir con ella, pero tengo ese sentimiento de que me ocultan cosas. Intentó negar conocer a Alexer, pero ella miente.

—Esta bien. No voy a mentirte. —sonríe, parece que no le hicieron mucho en los ojos, se esforzó en borrar las marcas del rostro cubiertas con maquillaje, no me deja tranquila el que niegue todo.

Las cosas que dice y todo esto es muy confuso, tengo temor de todos los que me rodean, ya no sé quién me dice la verdad.

—Cuando Alex te...

—Alexer. —le interrumpo. Odia que le llamen como le dicen a su padre. —No le gusta que lo llamen así, continúa.

—Cuando Alexer enfrentó a Jonas, yo le dije que lo golpee.. porque él mentía, quería decir que tú lo golpeaste para que te sientas culpable y caigas en sus chantajes.

A estas alturas, nada me sorprende, Jonas debe estarse quemando en el infierno, porque está muerto.

—¿Por qué mienten sobre no conocerlo? —le reprocho.

—Tu madre me ordenó que sea así, de lo contrario no me hubiera podido acercar a ti. Ella solo intenta protegerte de una mala vida.

—¡Esa no es decisión suya, es mía! —le grito y ella finge asustarse. —¿No que "Ya no es Nath, es Nathalie para ti"? ¿Por qué quieres acercarte?

—Eres mi mejor amiga, valoro que no te hayas ido cuando me secuestraron.

—¿Que le pasó a tus ojos?

—¿Este es un interrogatorio o una salida de amigas? —evade el tema. —No me pasó nada, no recuerdo más lo que me contó tu madre, estaba bajo sustancias alucinógenas.

—No has respondido a mi pregunta. —le recuerdo.

—¡No me pasó nada! —analiza mi mirada. —No recuerdo. ¿Bien? Solo tenía pequeños cortes bajo los ojos, pero ya se están curando.

—¿Aún me culpas de lo que te sucedió?

—No... Yo solo, ya entendí que no es tu culpa, nunca lo fue. ¿De acuerdo? Lo siento.

Nada de sus palabras me convencen, pero ella no tiene respuestas, no sabe nada.

—¿Te gusta Alexer, Nathalie? —pregunto finalmente.

—¿Por qué me preguntas eso? —arruga las cejas. —Se supone que está contigo.

—No se supone. Está conmigo. —aprieto la mandibula. —Responde. ¿Te gusta mi chico? ¿Te gusta Alexer?

Intenta evadir, abre la boca varias veces para responder pero nada sale de ella hasta que hace un movimiento desesperado y explota.

—¡Si! —golpea la mesa con sus palmas y se levanta. —Tú, lo tienes todo. Miles de chicos a tus pies por ser la asesina que asesinó en Frelighsburg. ¡La una en un millón!

Ríe amargamente, pestañeo repetidas veces intentando no llorar de la impotencia y amargura.

—¿Crees que yo pedí esto? ¿¡Crees que yo quería esto?! —me ofendo, la veo incrédula. —Yo te conté lo que sufrí en ese pueblo. ¡No fue nada bonito comparado con tu acomodada y millonaria vida de adolescente rica.

—¿Acomodada y millonaria vida? —repite y ríe sin gracia mirando al techo. —¿Eso crees? Eres tan ingenua.

—¿Entonces? ¿Me dirás que el dinero no te hace feliz? Vives con ropa hermosa y cara, los chicos que quieres en el instituto te hacen caso y estoy feliz por eso, pero no lo anhelo. Yo solo quiero...