Tomo su rostro entre mis manos para que me preste atención, ella tiembla y llora en silencio. En parte me contengo de llorar también, me duele pero no más que ella que lo vivió.
—Escúchame, Pamela. —pido manteniéndome fuere. —¿Tienes dinero? Puedes quedarte en un hotel, mañana es la graduación y necesito que vayas conmigo.
—Tengo un poco, en el banco... —intenta secarse las lágrimas. —Puedo sobrevivir hasta mañana. ¿Vas a estar bien?
—Si, eh... —pienso un lugar como plan B. —Si por algún motivo no podemos vernos o irnos juntas, quiero que vayas a Frelighsburg. ¿Bien?
—¿Quieres que vaya a Frelighsburg? —pregunta incrédula.
—Si, es el único lugar en el que podemos encontrarnos y no perdernos. ¿Esta bien?
—Bien, mañana te veo.. Por favor, haz todo lo posible para irnos de aquí... ¿Si?
—Haré todo lo posible. —meto un mechón de rebelde detrás de su oreja. —Estaremos bien. ¿De acuerdo?
Asiente sonriendo con tristeza. Le doy un último abrazo antes de que se vaya por las rejas de atrás. Hace 25 minutos logramos escapar de su casa, nos metimos en un callejón y ella va saliendo por la parte de atrás, yo saldré por la parte de adelante.
Me alejo del contenedor de basura y siento el vibrar y sonar de mi celular. Lo busco en mis bolsillos y contesto.
—¿Sage? Sage, ¿Donde estás? —noto el tono desesperado en su voz.
—Mamá, ya estoy regresando, el tráfico por aquí es tremendo, nos vemos. —corto rápidamente la llamada.
Avanzo dos pasos para toparme con unas sombras, me quedo helada.
—Vaya, vaya.. Mira lo que tenemos aquí. Una jovencita preciosa. ¿Que haces sola, terroncito? —levanto la mirada y me encuentro con dos tipos altos, robustos, uno con un corte en el rostro y el otro con un parche en el ojo izquierdo.
Los ignoro e intento haciéndome a un lado para irme tan rápido como puedo pero ellos me detienen obstaculizando mi paso.
—¿No nos has escuchado? —habla el otro con voces gruesas y extrañas. Uno de ellos empieza a reír.
—No les conviene meterse conmigo, háganse a un lado. —les contesto totalmente seria. Los miro a los ojos, desafiante.
—¿Oíste eso? —codea a su amigo fingiendo sorpresa. —Uhh, perdón señorita, pase usted.
Sueltan a reírse a carcajadas, aprieto mi mandíbula. Por suerte, traigo la pistola de la casa de Pamela.
Llevo la mano a mi espalda baja y tomo con fuerza la pistola.
—No se atrevan a tocarme o les va a pesar. —amenazo. —¿Me escucharon?
—No les tenemos miedo a la niñitas. —contesta el del parche con una sonrisa burlona, mis ojos bajan a sus dientes amarillentos.
Hago una mueca de desagrado.
—¿Y a las niñitas con pistola? —mantengo mi antebrazo levantado a solo centímetros de mi mejilla derecha.
La pistola se reluce en mi mano.
—¿Nos vas a matar? —sonríe acercándose el del corte con un semblante de diversión. —¿Tú y cuantos más?
Se acerca lo suficiente para tomarme del cuello con fuerza y brusquedad.
—Yo sola puedo. —le aclaro. —No necesito a nadie más para disparar.

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ALEXER. CORRIGIENDO
Mystery / Thriller1| La realeza maldita. COPYRIGHT © 2020 Evadne Reed. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, tampoco se acepta copiar palabras o frases de este libro, sé original y creativo...