XLVI

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—¿Por qué dices... Si algún día no estoy? —pregunto lentamente con temor. —¿A que te refieres?

—Eres fuerte, pero de nada sirve que te limites a esperar a que te salve cuándo puedes hacerlo por ti misma. ¿No te agrada la idea?

—Lo hace, pero aún me da temor.

—No tienes que sentir temor, tu mundo era una farsa creada por Solange, no sabes quien mató a esos tipos para inculparte. Pero esto es matar o morir. Tú y yo somos asesinos y debes sentirte bien con ello.

No me deja responder, desfunda una pistola de su espalda baja.

—Te enseñaré a disparar. —me dice con suma tranquilidad y yo aún no me siento capaz, solo en situaciones extremas. Empieza a caminar y yo lo sigo hasta la parte trasera de la casa en donde puedo visualizar una avioneta estacionada y una larga autopista.

Aparece en mi campo de vista una mesa de madera con unas botellas de vidrio vacías, Alexer se coloca a mi lado.

—Tienes que posicionarte y sostener bien el arma, no mantengas tu dedo en el gatillo. Solo cuando vas a disparar. Toda pistola debe ser utilizada como si estuviera cargada, debes tener en cuenta el peso de una para saber si lo está o no. —le mueve una palanquilla a la pistola. —A lado del gatillo hay un botón que libera el cargador.

Asiento mirando fijamente sus acciones. Él presiona el botón y de la parte donde se sostiene saca lo que debe ser el cargador. De su bolsillo retira otro cargador y rápidamente coloca el cargador en su lugar, lleva su brazo para abajo y con la otra mano corre una parte de la pistola.

—Asi se carga. Con forme te adaptes podrás hacerlo más rápido. —me la entrega y señala a la parte donde metió el cargador. —No lo olvides; con el botón abres, dejas que el cargador gastado caiga y colocas uno nuevo, al final das un golpe para cerrarlo bien.

—¿Puedo.. hacerlo?

—Adelante. —asiento rápidamente sonriendo y empiezo a hacer tal cual él lo hizo. Saco el cargador presionando el botón que me indicó antes, trato de hacer lo más rápido posible. Finalizo golpeando el seguro para cerrarlo bien.

Alexer sonríe de lado. —Aprendes rápido.

Si él cree necesario que yo aprenda todo esto, voy hacerlo. Porque no quiero ser una inútil, mucho menos esperar a que me rescaten cuando no soy una discapacitada y puedo hacerlo.

—Bajo las miras, está la corredera. Tienes que apuntar directamente al objetivo, sin dudas. —levanto mis brazos sosteniendo la pistola. —¿A cual le quieres dar?

—A la botella azul. —respondo en un susurro apuntando fijamente.

—La corredera tiene un botón cerca para que puedas correrla antes de disparar, no lo olvides. Es necesario para subir las balas y después automáticamente sigan subiendo. —asiento y apunto fijando los miradores de la pistola a mi objetivo. Respiro profundamente, contengo el aire para no moverme y disparo.

La botella estalla, una corriente de felicidad me recorre por tener su atención y no fallar aún con los nervios en mi contra.

—Oh... —doy un brinco y suelto un pequeño grito de emoción. —¿Lo has visto? ¡A la primera!

—Me enorgullece ver lo rápida e inteligente que eres, calabaza. —levanto mi cabeza buscando mirarlo. Lo veo mirar detrás de mi.

—Será mejor que la lleves a volar. —habla una voz gruesa y áspera, un hombre cuya voz siento que se me hace familiar.

—Alex. —y entiendo de quién se trata.

El padre de Alexer.

—Oh.. —me giro y al verme retrocede un paso. —Señor Alexay... ¿Me recuerda? Soy...

ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora