Le sonrío. Él me sostiene de la parte baja detrás de mis rodillas y tira de mi, se coloca entre mis piernas, sus labios buscan los míos al instante.
—Alexer... —sus manos se hunden a cada lado de mis piernas, poco a poco mi espalda cae sobre la cama.
Sus labios se mueven sobre los míos de una manera posesiva, mi respiración se acelera y mi corazón empieza a latir descontrolado.
Quisimos seguir pero detiene el beso al oír el timbre sonar.Maldición.
—Mierda. —masajea el puente de su nariz, lleva una de mis manos a su mejilla derecha. —Ya vuelvo.
Él se aleja, me levanto sobre mis codos y lo sigo con la mirada, su toalla se removió. La tiene que sostener con una mano, se pone una camisa y se viste en frente de mi.
Una sonrisa se posa en mis labios al verlo colocarse el bóxer, el timbre vuelve a sonar impaciente. Puedo ver todo su cuerpo con lujo de detalle y me siento complacida por ello, ya que ahora entiendo porque demonios no pude pararme bien.
Y hasta ahora no puedo hacerlo de una manera normal.
Él nota mi mirada, una sonrisa de suficiencia se apodera de sus perfectos labios, termina por ponerse un pantalón de chándal y sale de la habitación no sin antes darme una última mirada.
Me dejo caer sobre la cama, llevo mis manos a mi rostro, sigo con la sonrisa bien pegada.
—¿¡Donde está?! ¡Quiero verla! —me levanto de un brinco al oír la voz de mi madre.
Cielos mamá, ¿Por que siempre interrumpes los buenos momentos?
Resoplo dispuesta a salir a encararla. Por suerte Alexer no sale con solo una toalla cubriéndolo. No estoy celosa pero de solo imaginarlo, no es nada agradable.
—No está aquí. ¿No está contigo?
—No te hagas el payaso, ella debe estar aquí. —abro la puerta y observo con un ojo por el pequeño espacio abierto. Ella lo empuja para entrar. —¿Ya conseguiste lo que querías? ¡Devuélvemela!
—No. No he obtenido lo que quiero, yo quiero que ella se quede conmigo. —la toma de las muñecas llevándola a la salida de nuevo. —Tú no mereces tenerla, solo sabes lastimarla. La tratas como te trataron, ¿No?
—¡Cállate! Eres un..
—¿Qué? ¿Un demente? —bufa, divertido. —¿Que se siente? Saber que Sage puede tener lo que tú nunca, nunca podrás tener.
—Dile que salga. —su tono sale autoritario y seco. Lo mira con odio, él suelta sus manos.
—Largo de mi departamento. —cierra la puerta en frente de mi mamá y gira su rostro en mi dirección, rápidamente salgo de ahí. —Sage. Ya te vi.
Abro la puerta lentamente y me acerco a él con pasos tranquilos, hasta llegar a su lado.
—Yo no estaba espiando. —aseguro mintiendo.
—Ajá. —sonríe.
—Así que... ¿Quieres que me quede contigo?
—Si. —su sola cercanía provoca miles de corrientes y dragones en mi estómago, presiona un botón del intercomunicador que se encuentra cerca de la puerta. —Queda prohibida la entrada a Solange Bronova.
—¡Maldito Cavalier! —se escucha desde la puerta, siento un inexplicable sentimiento de culpa, empieza a golpear la puerta. —¡Recuerda que Sage es menor de edad! ¡Estas acabado maldito Cavalier!
ESTÁS LEYENDO
ALEXER. CORRIGIENDO
Mistério / Suspense1| La realeza maldita. COPYRIGHT © 2020 Evadne Reed. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, tampoco se acepta copiar palabras o frases de este libro, sé original y creativo...