—Espera... ¿Sueños realistas?
Aprieto los dientes, mi madre no tiene porque andar contando mis malditas cosas. ¡Es algo privado!
—Si, algunos se consideran como recuerdos. No todos, pero depende mucho del estado de la persona.
—¿Desde cuando vas a las charlas de mi madre? —inquiero aún con las alertas por sonar.
—¡Desde siempre! Es decir, desde que entró a trabajar al centro de psicología.
—¿Que padeces? —pregunto sin pensarlo pero a los segundos me arrepiento, si yo no quiero hablar sobre mi, quizá ella no quiera. —Bueno.. si quieres decirme.
—Asesiné a mis padres.
Se me olvida como respirar, mi boca forma una "O" y las palabras no salen de mi, hasta que ella empeza a reír. Burlándose de mi.
—Es broma.. no quería asustarte. —comenta sintiéndose "apenada" y yo puedo respirar por fin. —Voy a la psicóloga porque mis padres nos abandonaron, y...
—¿Nos...?
—Si, de hecho tu querida madre nos paga la casa. —una tercera voz se hace presente, otra voz femenina cargada de molestia disimulada. Es más pequeña en estatura a lado de Perla.
—¿Mi... madre? —la mente se me quema. ¿Que demonios? ¿Les paga la casa? ¿Qué?
Perla le da una mirada que no sé descifrar, a la otra chica y vuelve a mi sonriente.
—Ella es Pamela. —forma una sonrisa, la chica de cabello negro me mira, puedo jurar que no le caigo bien. Sus ojos del mismo color que los de Perla me observan fijamente.
—¿Mi madre les paga la casa? ¿Por qué? —inquiero ahora más desconfiada, creí que saliendo de Frelighsburg se acabaría el quemar mi pobre cerebro pensando y ahora estoy peor.
—Creo que no entendiste bien y Pamela no se expresó bien. —mueve las manos cada que habla. —Nuestros padres nos dejaron una herencia y bueno... tú madre la cuida por nosotras y nos ha pagado esta casa.
—Si, tú madre es muy buena. —comenta Pamela y puedo notar la ironía en su respuesta.
—¿Por qué mi madre? —sigo preguntando, ¿Que herencia? ¿Por qué mi madre hace cosas a mis espaldas? Debió contarme para estar preparada. Pero ella nunca me dice nada, siempre hace las cosas a su modo y me tengo que acoplar sin rechistar.
—Creo que se conocían.. —juega con sus dedos. —Ven, podemos pintar algo, así nos conocemos.
—Si claro, antes... ¿Puedo ir al baño?
—¡Claro! Al fondo del pasillo en la derecha. —asiento con una pequeña sonrisa y me dirijo al lugar cargada de enojo.
Ellas son raras. Una vez más, me siento extraña en un lugar como este. Llego al final del pasillo y entro al que debe ser el baño en la derecha. Al entrar me fijo en si es un cuarto de baño. Cierro detrás de mi y saco rápidamente mi celular.
Vamos, contesta.
—¿Nath? —pregunto aliviada luego de los dos tonos, escucho silencio del otro lado. —¿Nathalie? Soy yo, Sage.
—Estoy ocupada, te veo después. —es lo único que dice antes de cortarme.
—No, no... ¡Espera! —pero corta.
Ugh, Nath. ¿Que te sucede? ¿¡Que les sucede a todos?!
Mojo mis manos y las paso por mi rostro, coloco un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y salgo del baño.
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ALEXER. CORRIGIENDO
Mystery / Thriller1| La realeza maldita. COPYRIGHT © 2020 Evadne Reed. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio o procedimiento, tampoco se acepta copiar palabras o frases de este libro, sé original y creativo...