V E I N T I N U E V E

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Me quedé muy confundida con lo que dijo sobre mi mamá. La moto se detiene frente al edificio, Alexer baja primero y me ayuda a bajar.

Me guía al ascensor, el portero me mira nuevamente pero con una expresión de diversión en su rostro, lo cual me confunde aún más.

Subimos al ascensor y me atrevo a hablar.

—Alexer, ¿Por qué dices eso de mi madre?

Se queda en silencio un momento. —Es mejor que no vivas con ella.

—Pero ¿Por qué? —se acerca a mi y me toma de las mejillas, sus ojos se clavan en los míos, solo en mi.

—Confías en mi, ¿Cierto? —asiento. Si confío en él. —Entonces, créeme, ella no es lo que quiero cerca de ti.

Me quedo en absoluto silencio, hipnotizada por sus hermosos ojos oceánicos con tonos más oscuros.

El ascensor se abre, salgo detrás de él hasta mi departamento, abro la puerta rápidamente y me adentro con Alexer detrás de mi.

—Sage, necesito que me respondas algo. —camino a mi habitación pero me detengo por sus palabras.

Me giro y regreso a él.

—¿Que cosa?

—Si te pido algo, ¿Lo harías?

—Cualquier cosa, Alexer. —aseguro, sin dudarlo.

—¿Vendrías conmigo?

—Si.

—¿A donde sea?

—Si.

—Entonces, vámonos.

—¿De verdad?

—Si.

Él sonríe satisfecho y me besa, un beso posesivo de esos que son todo lo contrario a lo suave y dulce. Un beso de esos que te deja queriendo ir más allá, algo digno de él, sabe que me tiene a su merced.

Me separo y su pulgar acaricia mi labio inferior, sus ojos siguen fijos en los míos. Me toma de los muslos logrando levantarme en peso, sus labios atacan los míos, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello.

Me recarga sobre la pared más cercana a nosotros, sus labios bajan por mi cuello y sus manos se deslizan por mis muslos hasta mis glúteos.

Rápidamente siento como el ambiente se pone cada vez más intenso, los nervios me atacan y siento como él, con cada beso, cada toque, con sus caricias en mis muslos me dice que me desea y me necesita.

Pero no tengo en mente hacerlo en el living del departamento, mi madre puede aparecer en cualquier momento. Aunque no quiero detenerme, no quiero que él se detenga.

Quiero volver a caer en su efecto.

—¿Lo sabes? —su voz sale en un susurro, con su tono seductor.

—¿El que? —devuelvo el susurro mirando sus labios.

—Que eres mía. —sus exquisitos labios vuelven a atacar los míos, me vuelve a sostener con sus fuertes brazos para dejarme sobre el sofá, con el sobre mi.

El encanto se termina cuando caigo en la realidad que mi madre esta forcejeando la puerta con la llave para entrar.

Rápidamente alejo a Alexer y me levanto con el rostro rojo, avergonzada y de los nervios.

—¡Alexer! —llamo en un susurro. —Tienes que irte, tienes que...

La puerta se abre mostrando a mi madre aparentemente enojada con la llave en la mano y su ceño fruncido.

ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora