D I E C I S I E T E

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—Alexer. —llamo, cruzando mis brazos. Él desvía y mantiene su mirada en dirección frente a la moto pero en segundos lo veo mirarme nuevamente.

Noto que tiene un semblante serio.

—Dime que pasa. —me acerco a él mirándolo, me encuentro a solo dos pasos de él, sigue apoyado en la moto, de un impulso se acerca un poco a mi para atraerme a él con una sola mano.

Quedo pegada a su cuerpo, su cabello aún húmedo cae sobre su frente y el viento mueve ligeramente mi cabello mojado.

—Solo... —parece buscar palabras adecuadas para decirme, o piensa si decirme o no. —Una mala noticia de un amigo.

¿Un amigo? Que le hizo al Alexer que conocí. Entiendo que tenga amigos, pero me sorprende.

Me limito a asentir con la cabeza, llevo mis manos a su cabello y observo sus preciosos iris, su sonrisa tan peculiar y perfecta.

Veo que su mirada se a oscurecido varios tonos, su cuerpo está tenso, el aire nos atraviesa, dejo un corto beso sobre sus labios y rodeo su cintura con mis brazos.

El momento dentro de la playa me hace calentar las mejillas.

—¿En donde te quedas a dormir, Alexer? —pregunto con suavidad en mis palabras, siento aún su aroma inundar mis fosas nasales.

Su respiración tranquila, su brazo alrededor de mi cintura sosteniendome contra su cuerpo duro y bien formado.

Siento a mis mejillas calentarse al instante en que Alexer captura mi labio inferior y lo muerde a su antojo antes de besarme con una intensidad descolocada, su mano libre llega a parar en mi nuca poniendo presión.

Su brazo en mi cintura me aprieta más contra él, jadeo en sus labios, nos falta el aire y me obligo a separarme.

—En un hotel. —responde por fin.

Desvío la mirada de él y llevo mi mano derecha a mi cabello

—¿Desde cuando? —sigo con mi preguntadera.

—Cuando cumplí los... Dieciocho.

—¿Sabías que estaría aquí? —continuo y él rueda los ojos.

—Vamos, niña, es tarde. —abro la boca para replicar por evadir mi pregunta, pero no logro decir nada de ello. —¿En donde te quedarás?

—No lo sé. No puedo ir con mi madre, se enojaría. Y Nath... Creo que es tarde para llegar a su casa, ni siquiera sé si está sola.

—Bien. —deja un corto beso sobre mis labios. —Dormiremos juntos. De nuevo.

——————★——————

Salimos del ascensor del enorme edificio, hay dos pasillos que llevan a varias puertas. Vamos por la fila uno, hay ventanas que permiten apreciar los autos transitando por la otra calle.

—¿Esto es un hotel? —pregunto siguiendo sus pasos al mismo ritmo que él, sostiene mi mano y es por eso que no siento frío.

—Es el edificio donde está el departamento de mi padre. —me detengo cuando él se detiene. —Un hotel no es un lugar para ti, calabacita.

Abro la boca, pero no logro decir nada. Lo veo introducir una llave a la puerta, al abrirla me permite pasar primero, entro mirando el lugar, él enciende la luz y puedo apreciar todo el interior del departamento.

Mi mirada cae sobre el espacio de cocina, una isla muy bonita, los estantes enormes empotrados a la pared, todo reluciente, hay dos enormes ventanales frente a mi, unos sillones negros con cojines, una mesa de cristal frente a ellos y un cenicero.

ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora