N U E V E

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De un impulso me siento en la cama, tengo la respiración acelerada y sudor frío en mi frente. Mi cuerpo tiembla sin control.

Busco a mi lado algún cuerpo y no lo veo.

Alexer no esta por ningún lado. ¿Fue un sueño? De inmediato bajo la mirada a mi ropa y compruebo si fue un sueño.. O si tengo sangre en mi.

Me veo con el mismo vestido de anoche, la luz se filtra por la ventana con las cortinas corridas. No hay sangre, ni él, estoy sola.

—Se fue... —suelto un suspiro de frustración, llevo mis manos a mi cabeza y detengo mis dedos índice en mi sien, masajeo suavemente por unos segundos por sentir un terrible mareo, quizá se debe a qué me levanté muy rápido.

De un tirón quito las cobijas sobre mi cuerpo. Llevo mis piernas fuera de la cama, observo los raspones que llevo en ellas por la caída de anoche mientras corría como una loca. Salgo de mi cama y retiro las tiras del vestido, me lo quito dejándolo caer mientras observo la hora.

—Oh no... —mamá ya está despierta, se supone que debería estar corriendo. —¡Agh!

Frunzo el ceño, tiro el vestido al cesto de mi ropa sucia. Busco ropa deportiva en mi armario; Un legging negro, top deportivo y una chaqueta. Veo la hora y me apresuro como nunca antes en ponerme mis prendas.

Al finalizar me pongo mis vans de nuevo. Me observo en el espejo, las lentillas color café ocultan perfectamente mis ojos diferentes. Mamá dice que las personas atentan contra lo desconocido. Y mis ojos, no son como la heterocromía más común, eso es lo que ella dice, desde que tengo memoria los he usado, aunque me incomodan, solo algunas veces me los saqué para que Alexer vea el color natural.

Me dirijo a la ventana luego de echar las gotas de siempre que se encargan de humectar mis ojos, utilizo mis manos y junto todo mi cabello en una coleta alta.

Salgo por la ventana antes de que mi madre note que aún estoy aquí, cierro la ventana asegurándome de ponerle llave, me guardo la pequeña llave en el sujetador, en medio de mis senos. Rápidamente subo las escaleras de incendios. Recuerdos de anoche inundan mi mente y la terrible pesadilla que tuve, realmente esto está cada vez peor.

Me convertí en una paranoica y una traumada por lo que he vivido en Frelighsburg.

En ese pueblo, no se cansaban de señalarme como si fuese un monstruo, uno horrible y feo, el cual no soy.

O eso creo.

Llego a la terraza, corro al ascensor con el tiempo en mi contra, espero no encontrarme con mamá abajo. El ascensor está ocupado, veo las cortas y pequeñas escaleras de emergencia, son de bajada y los escalones son tubos pegados a la pared, es esto o la escalera roja. No puedo bajar por las escaleras de incendios, no sabiendo que puedo aterrizar como Nathalie anoche.

Me agarro con fuerza de los metales pegados a la pared, bajo rápido pero este solo llega al tercer piso, este edificio es un poco viejo y extraño, quien lo haya hecho así debe estar mal de la cabeza.

—No, no la hallé. —escucho una voz femenina. Me acerco rápidamente al ascensor pensando que podría entrar en él y veo que este se va cerrando, solo llego a ver a una mujer, al parecer de mi edad o un poco más. Sus ojos son de un café oscuro, me mira. Trae lentes rectangulares de medida y un collar dorado que al parecer, tiene su nombre.

June.

Nunca antes la he visto en el edificio. Lleno de aire mis pulmones y espero mirando el piso en el que va el ascensor.

Piso 3.

2...

...1

Me toma solo segundos para presionar el botón, escucho un sonido raro desde el ascensor antes de abrirse. Entro y me fijo en los botones presiono el botón del primer piso.

Las puertas se cierran con una lentitud que agota mi paciencia, una sombra se sitúa frente a mi pero no puedo identificar quien de los vecinos puede ser. Aquello solo me deja un poco desconcertada.

——————★——————

Paso mucho tiempo trotando por la plaza más cercana, corro hasta que mis pulmones parecen querer reventarse por dentro.

La sola idea de pensar en que Alexer solo quiere jugar conmigo por aburrimiento no abandona mi mente, simplemente siento la necesidad de verlo y gritarle a la cara toda la rabia que guardo por dentro.

El recuerdo de la pesadilla cruza mi mente provocando que formule una oleada de distintas preguntas. ¿Yo pude haberlos asesinado?

¿Yo realmente lo hice? Estoy empezando a creer que si y eso me asusta. Mamá dice que los sueños tienen un significado, quizá lo hice e intento creer que no, tal vez si soy capaz de asesinarlos a sangre fría, golpearlos y terminar con sus vidas.

No... Yo no podría...

Claro que si, cualquiera puede acabar con la vida de alguien. Mi mente me quiere dar señales, quiero creer que no, pero con tantas acusaciones, las pesadillas... Ya no sé que más creer.

Quiero creer que se le presentó un problema y por eso se fue, quizá solo un percance. Si, seguro fue eso.

Levanto la mirada y me percato de estar frente al campus, mi mirada no tarda en caer sobre el chico que se encuentra hablando con otros chicos más del campus pero no esta solo, él esta en perfecta compañía.

Alexer.

Parece feliz de la vida. Realmente lo parece, que ingenua he sido.

Prometí que haría algo y aunque sienta mis piernas flaquear al tenerlo cerca, lo haré.

Siento un fuerte impulso, no sé de dónde saco las fuerzas necesarias para conducirme al círculo de chicos. Me aparezco por detrás, toco su hombro esperando a que me mire. No tarda en girarse y ¡Puf! mi mano impacta contra su mejilla, su rostro se desvía por la fuerza de mi bofetada, aguanto el ardor en los ojos por pegarle por segunda vez.

Nunca, ni siquiera en el pasado le había pegado como ahora. Pero se lo merece. Los chicos que lo acompañan se alejan sin darse cuenta de lo que sucede.

—Si no estás dispuesto a todo, no te acerques a mi. —hablo, remarcando las últimas 5 palabras. Su mirada conecta con la mía cuando regresa lentamente su rostro a su postura inicial, evito el contacto con él. —Y gracias, por no responderme los mensajes y llamadas. Me probé que sé vivir sin ti.

Sin más, dejo que el brazalete se deslice por mi muñeca hasta retirarla con ayuda de mi otra mano y se la tiro. La cual atrapa al vuelo. Giro sobre mis talones y empiezo a caminar, puedo sentir miradas clavadas en mi, pero poco me importa ahora.

No puede aparecer de pronto, fingir que le importo, besarme.. Y luego irse como si nada hubiera sucedido.

—Sage... —me llama, seguro espera que regrese a él, me plante y deje que haga conmigo lo que quiera, no Alexer. —¡Sage!

Quizás en otras circunstancias lo hubiera hecho, pero no ahora.

A lo lejos visualizo la silueta de Nath, debe estar enfadada conmigo y debo contarle lo sucedido. Estoy por cruzar la calle mientras le hago señas a Nath de que me espere ahí, mi paso se detiene cuando siento una mano tomarme de la muñeca con cierta fuerza, intento soltarme bruscamente.

Quien sea que haya tomado mi muñeca tira de mi logrando alejarme de la pista, es donde me doy cuenta del porqué tiró de mi brazo.

Una camioneta negra y polarizada, pasa a una increíble velocidad frente a mi, el viento me hace cerrar los ojos y moverme el cabello, quedo totalmente impactada con lo que acabo de ver, un sentimiento de temor nace en mi.

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ALEXER. CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora